Científicos descubren una carretera de hielo que unía Rusia con Norteamérica hace 20.000 años

Científicos descubren una carretera de hielo que unía Rusia con Norteamérica hace 20.000 años
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Según el reciente hallazgo de un grupo de científicos estadounidenses, una antigua “autopista de hielo marino” de miles de kilómetros podría haber permitido que los primeros colonizadores del ‘Nuevo Mundo’ cruzasen sanos y salvos desde Siberia a América 10.000 años antes de lo que se creía hasta ahora.

Este sorprendente descubrimiento no sólo desafía las creencias hasta ahora aceptadas sobre la llegada de las primeras civilizaciones a América, sino que sugiere que las inmensas extensiones de hielo invernal podrían haber desempeñado un papel crítico en los viajes de nuestros ancestros cuando otras formas de desplazarse habrían sido demasiado peligrosas o inviables.

Una inmensa “autopista de hielo”

Según datos basados en los sedimentos y la vida marina fosilizada analizados por varios investigadores del Servicio Geológico de los Estados Unidos, la Institución Oceanográfica de Woods Hole y la Universidad Estatal de Oregón, las migraciones tempranas habrían sido mucho más fáciles gracias a la formación del hielo marino entre placas en los meses más fríos.

Esta investigación, presentada el pasado mes de diciembre por la geóloga Summer Praetorius en la Reunión Anual de la Unión Geofísica Americana (AGU23), rompe con anteriores hipótesis sobre cómo se movían los primeros viajeros, pues sugiere que, además de a pie, estos podrían haberse desplazado en una suerte de trineos rudimentarios a través de senderos en lugar de enfrentarse navegando al estrecho de Bering.

Debido a distintos hallazgos como restos óseos y evolucionadas herramientas de piedra, que se cree que servían para cazar mamuts, durante décadas los arqueólogos han tenido la tesis de que la civilización más antigua de todo el continente americano (ubicada temporalmente hace entre 13.250 y 12.600 años, en la última edad de hielo) eran “los Clovis”.

Hielo

Esta cultura pionera y fascinante, con armas de una precisión sorprendente para la prehistoria, recibió su nombre en honor a uno de los primeros yacimientos explorados en la década de 1990 en Clovis, Nuevo México, aunque también se les ubica en el sur de los EEUU.

Concretamente, en Dakota del Sur, Pensilvania, Colorado, Ohio, Virginia, Montana, Oklahoma o Wyoming. No obstante, en los últimos años nuevos descubrimientos han cuestionado esta hipótesis, sugiriendo que los primeros humanos llegaron a las Américas hace más de 25.000 años.

Ahora, el estudio de Praetorius y su equipo vuelve a viajar en el tiempo a través del hielo a una época 10.000 años antes del “Último Máximo Glacial” con la idea de que las vastas extensiones de hielo formadas en el invierno, en parte gracias a las algas, podrían haber desempeñado un papel crucial para estos viajeros pre-Clovis.

Por otra parte, el análisis de los modelos climáticos de los investigadores confirma que los vientos fuertes y los niveles más bajos del mar habrían ayudado a que las corrientes oceánicas fueran el doble de fuertes hace 20.000 años que hoy, aumentando las dificultades de los posibles marineros. Los registros también sugieren que extensiones amplias de hielo marino invernal habrían estado presentes hasta hace unos 15.000 años.

“Identificamos dos periodos específicos, hace 24.5-22 mil años y hace 16.4-14.8 mil años, como los más probables para la migración temprana a lo largo de la costa de Alaska, posiblemente ayudada por el movimiento y la subsistencia en una ‘Autopista de hielo marino’ ofreciendo a los migrantes una ruta segura y accesible”, dice el informe.

En conclusión, este descubrimiento no solo desafía las concepciones previas sobre la migración temprana a América, sino que también resalta la importancia de las conexiones terrestres en el desarrollo de las civilizaciones a lo largo de la historia.

Desde tiempos antiguos, las carreteras, ya sean de hielo o tierra, han sido esenciales para la expansión y el desarrollo de las sociedades humanas. Este hallazgo abre una ventana intrigante a nuestro pasado y nos recuerda que, incluso en la prehistoria, la búsqueda de nuevas rutas ha sido fundamental para el avance de la humanidad. Un legado que perdura hoy.

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