La presentación de la MINI Challenge España reunió en el circuito de El Jarama a muchas caras conocidas tanto del mundo del automovilismo como del “famoseo” en general. Allí pudimos ver a l@s pilotos Javi Villa, María de Villota y Antonio Albacete, que dieron unas cuantas vueltas en el MINI Challenge a l@s “vips” Paloma Lago, Manu Carreño y a la impresionante Vanesa Romero.
El detalle más curioso es que los MINI Challenge no venían equipados con asiento de acompañante para poder dar estas vueltas de exhibición, por lo que los famosos tuvieron que dar las vueltas sentados sobre la chapa de suelo del coche y agarrados a las barras antivuelco.
Por eso el ritmo no fue muy alto, pero eso sí, en cuanto los famosos se bajaron, nos deleitaron con unas cuantas vueltas “ligeritos” de ritmo, demostrando que la MINI Challenge no es una copa para diseñada precisamente para principantes.
Delante de la fantástica carpa instalada por Last Lap en “El Siete” (que se usó para las Martini Legends, ésta presentación y el siguiente fin de semana como zona vip del rallye Shalimar) había aparcados nada más y nada menos que 11 MINI Cooper S John Cooper Works, tanto en carrocería normal como la versión Clubman.
En total 2.321 caballos deseando salir a pista y demostrar como se traduce la herencia de John Cooper en el modelo actual.
Después de la presentación, y tras ver las vueltas de exhibición de los MINI Challenge, llegaba el momento de ponerse a los mandos de los Works y salir a darles un poco. Por delante de mi grupo hubo tres tandas, y lo cierto es que el ritmo iba aumentando a medida que pasaban los grupos.
Mi grupo era el cuarto, y delante de mi solo llevaba dos coches, uno el del director de la escuela de conducción del RACE y otro el de Jaime Sornosa, veterano periodista del motor y una de las personas que más vueltas ha dado al circuito del Jarama.
Jaime, más conocido como “Correca” en el mundillo del motor, comenzó entonces a “picar” al piloto del coche guía. La cosa prometía, a pesar de que nos habían indicado que el coche guía iba a marcar un ritmo alto pero nunca de carreras, que se trataba de disfrutar.
Me puse entonces a los mandos de mi coche con una extraña sonrisa en la cara, ya que algo me decía que me lo iba a pasar bien de verdad. Me tocó un MINI Clubman Cooper S John Cooper Works, la versión larga del pequeño deportivo.
Volante de piel vuelta, piezas interiores en carbono, unos asientos deportivos de sensacional aspecto y muchos otros detalles que no me dio tiempo a ver con calma porque en nada estábamos rodando. Solo me dio tiempo a pulsar el botón “sport”.
La salida se hacía desde la pequeña recta que separa “el siete” de la rampa Pegaso. Salimos con calma, para poder rodar más o menos agrupados, pero el coche guía pronto empieza a acelerar marcando un ritmo bastante alto que “Correca” sigue sin problemas y yo detrás de él.
El Clubman John Cooper Works se muestra firme de suspensiones, y el motor me sorprende por lo mucho que corre. Ya en la rampa Pegaso se nota que cuando el turbo sopla, el coche corre de lo lindo. Pronto llegamos los tres primeros coches de la tanda a Bugatti, sin duda una de las curvas más espectaculares del circuito, y una de las que marca las diferencias en muchas carreras.
Bugatti es una rápida de izquierdas ciega, que se traza a gran velocidad, pero que no es fácil pasar con el pie derecho a fondo. Conozco bien el Jarama, y hacía tres días había estado rodando allí con BMW Driver Training, así que me dije a mi mismo “¿por qué no?” y me atreví a trazarla en quinta a fondo. Para no tener problemas, hilé fino con el volante, tirándome al vértice en el momento justo y rezando para que todo fuese bien.
El motor del Works no dejaba de empujar, y aunque el coche tendió a irse hacia fuera por el enorme empuje de las ruedas delanteras, lo cierto es que todo salió bien y me pegué “al culo” del Works normal de “Correca”. Sin darnos casi cuenta, estábamos encima de Pergio, y tocaba hacer trabajar a los frenos… y con ganas.
Piso con fuerza el pedal de freno, al mismo tiempo que con el pie izquierdo hago punta-tacón para reducir marchas y aprovechar el freno motor. De quinta a tercera en un tiempo mínimo, y los enormes discos del Works de 316 milímetros de diámetro en el tren delantero y 280 milímetros en el trasero permiten detener el MINI con contundencia, al mismo tiempo que el coche se balancea un poco de lado a lado.
El ABS casi no es intrusivo, algo que se agradece rodando al límite como estábamos rodando ¡Qué divertido!
La estabilidad en las curvas que te da el MINI Works poco tiene que envidiar a la de coches superdeportivos que he probado anteriormente en circuito, y así podemos pasar por ellas a un ritmo muy alto, independientemente de que la curva sea rápida o lenta.
Llegamos rápido a la recta de meta, y “Correca” y el coche guía se me habían escapado unos cuantos metros, pero nada grave.
Miro por el espejo retrovisor y los que me seguían han desaparecido literalmente del mapa, y solo aparecen por la curva del túnel cuando nosotros estamos casi a mitad de recta. Ahí ya se sabe, pedal a fondo y agachado (ah no, esto es en Moto22). Nos pegamos al muro a medida que el velocímetro marca 180 km/h y llegamos al final del muro a más de 200 kilómetros por hora.
Es alucinante lo que corre el motor del John Cooper Works, parece no tener fin. Pronto nos vamos acercando al cartel de Hyundai de final de recta, y decido retrasar al máximo la frenada para intentar reducir esos metros que me habían sacado los coches de delante. ¡Pero si vamos de carreras!
Apuro mucho la frenada, mucho más de lo que la había apurado con el BMW 335i solo unos días antes, y el MINI hace gala de su agilidad a la hora de meterse en la curva. Ya estamos de nuevo los tres juntos dando gas hacia la rápida de derechas de Varzi, que también se toma a fondo a un ritmo muy alto, tanto que no me dio tiempo a ver a cuánto la tomábamos.
Llegamos al “siete”, y como siempre cada uno hace su trazada. Yo personalmente soy de los de trazar la entrada de la curva por el exterior y luego cerrarnos al pico interior, aunque un piloto de la Copa Clio me dijo el otro dia que ellos la hacen de forma distinta. No a todos nos puede gustar la misma chica. Salimos del siete muy juntos, mientras volvemos a pasar por el punto de salida.
La rampa pegaso se planta delante de nosotros, y piso el pedal del acelerador como si debajo se encontrase mi peor enemigo. El sistema Overboost que da 20 Nm más de par a los 260 Nm “normales” del coche hicieron que la rampa Pegaso fuese como una pequeña pendiente, y así la tomamos apoyando mucho el morro del coche y aprovechando todo el ancho de la pista.
Vuelta tras vuelta el ritmo iba subiendo y el MINI John Cooper Works demostró durante las cuatro vueltas que nos dejaron dar, que puede dar muchos buenos momentos a sus pilotos. El comportamiento del coche es increíble, con un chasis y unas suspensiones que permiten ritmos de paso por curva atroces y unos frenos con los que podemos retrasar el pisotón hasta el último momento.
Cuando acabaron las cuatro vueltas, y tras haber tenido un pequeño susto a la salida de Varzi con paseito por la tierra con las ruedas de la izquierda, paramos de nuevo en el punto de salida, y dejamos el coche sin el freno de mano puesto, ya que los discos estaban realmente calientes y así lo demostraba su olor.
Si el MINI Cooper S Clubman John Cooper Works (vaya nombre más mini) es así de divertido, no quiero ni imaginarme las dosis de adrenalina y diversión que puede llegar a darnos el MINI Challenge, con ese aspecto tan imponente que parece decir “¿Te atreves a jugar conmigo?” Quién tuviese dinero para este tipo de hobbies…
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