La correcta elección del lubricante es una de las decisiones cruciales para conciliar el cuidado del propulsor y, al mismo tiempo, exprimir al máximo su rendimiento. ¿Cómo la afrontan los profesionales?
Aunque la gran mayoría de competiciones nacionales "descansen", sus protagonistas no hacen lo propio. Se trata de una época idónea para actualizar componentes y poner todo a punto, adecuándolo a las exigencias de cada competición. Hay que mirar muy bien cuál es el líquido perfecto para cuidar de nuestro motor en cada caso y que dé lo mejor de sí en las mejores condiciones.
En este sentido, la renovada gama 300V de Motul presenta la última evolución de una formulación pensada para triunfar en la pista de carreras y que el corazón del vehículo ruja con toda la potencia desde las primeras citas de este año.
Listos para la primera cita
No en vano, a finales de diciembre la Real Federación Española de Automovilismo aprobó el calendario de la temporada 2022 para las diferentes categorías que engloba, como el Supercampeonato de España de Rallyes (SCER) o el Campeonato nacional de Rallyes Todo Terreno (CERTT).
Con la mirada puesta en el Rally Dakar 2022, es el momento de concentrar la atención en lo que depararán los primeros meses. Los referentes del automovilismo nacional preparan sus modelos para afrontar con las máximas garantías convocatorias como el Rallye Tierras Altas de Lorca, que este año dará el pistoletazo de salida el 4 de marzo; para a continuación, pocas semanas después, recalar en Sierra Morena.
Antes incluso, se podrán poner a prueba en tandas de circuito o citas autonómicas como el Rally del Sol Ponent. Por su parte, el Campeonato de España de Superturismos, más conocido por TCR Spain, se iniciará el 23 de abril en el Circuito del Jarama-RACE.
¿Por qué es relevante elegir un aceite adecuado?
Contar con una lubricación óptima es una cuestión vital para cualquier motor de combustión. El aceite juega un papel protagonista en la contención de emisiones contaminantes, la protección del hábitat integrado en el bloque del motor y, sobre todo, en la entrega de energía y potencia.
Si bien lo más recomendable en un coche convencional es seguir las instrucciones del fabricante para ajustar la lubricación a las especificaciones originales, la competición exige analizar con detenimiento el margen de mejora que otorga cada aditivo.
De ahí que en estos casos la balanza se incline hacia el uso de soluciones sintéticas, en lugar de minerales (con excepciones, si hablamos de modelos clásicos o muy antiguos), con los requisitos que demandan los motores de competición.
Hay que tener en cuenta que este producto resulta una pieza clave para mantener un nivel alto de lubricación y una viscosidad acorde a las circunstancias de cada prueba. De este modo, se incrementa la eficiencia energética del combustible, lo que deriva en mayor fuerza y par motor.
300V: un largo y competitivo camino
Tras la elaboración de lubricantes, hay décadas de investigación. Uno de los grandes hitos en la historia de la competición se produjo en 1971, fecha en la que se introdujo el primer lubricante 100 % sintético. Se trataba del aceite Motul 300V y no perseguía otra meta que implementar la respuesta de las motorizaciones en competición. Motul dio en el clavo y la competición abrazó una nueva era de aceites sintéticos.
En la actualidad, los aditivos han evolucionado sobremanera. Sin embargo, los objetivos se mantienen. Prueba de ello es que en Motul sigue apoyándose en su tecnología Ester Core evolucionada.
La labor de I+D que esconde la gama Ester Core no es, ni mucho menos, sencilla. Y es que se persigue exprimir la máxima potencia de salida y, al mismo tiempo, que ello no pase factura mecánica. Por pedir que no quede.
Esta complicada relación presenta números concretos. Motul señala que el lubricante 300V consigue un 5 % de incremento en la potencia y un 3 % del par motor. A la vez, se ha elevado la estabilidad al cizallamiento, la protección contra el picado de bielas de los bloques compactos y el nivel de compatibilidad con otros combustibles, sobre todo con el etanol.
La cuadratura del círculo se completa con el trabajo para lograr un mayor grado de adhesión polar al metal, que incide en una menor fricción, junto a la elaboración a base de materias primas orgánicas, que reduce la huella de carbono. Este apartado responde a las últimas tendencias de no recurrir a materiales de origen fósil.
Por una viscosidad a la carta
En la práctica, Motul ha divido sus lubricantes en tres series que comparten las propiedades mencionadas, pero que se adaptan al tipo de competición. Es aquí donde el profesional puede jugar más con los inescrutables caminos de la viscosidad.
Antes de continuar, conviene saber que no todo lubricante encaja en el molde de cada propulsor. Solo el fabricante sabrá informarnos sobre los rangos térmicos adecuados. Al igual que una buena elección aumentará el rendimiento, errar en la misma podría acarrear un mayor desgaste, penalizar la arrancada y el consumo.
Motul ha introducido tres tipos de series según la viscosidad del lubricante, elucubradas para cubrir las situaciones que se pueden dar en función de la clase competición. De una menor a una mayor viscosidad encontramos:
- Serie Power. La componen cinco lubricantes de baja viscosidad, desde OW-8 a 5W-30. El fabricante lo recomienda para entonar al máximo la musculatura en un régimen de revoluciones alto, como se requiere en competiciones con un recorrido escueto o carreras de clasificación.
- Serie Competición. Va desde el OW-40 al 15W-50, lo que viene a ser un grado medio de viscosidad. Está especialmente elaborada para paliar el desgaste y las caídas de presión del aceite. Se antoja una buena solución para Rally o GT.
- Serie Le Mans. En el otro extremo, nos topamos con dos aditivos diseñados para sacar el máximo rendimiento a las competiciones de resistencia. Presenta el rango más amplio de viscosidad, de 10W-60 y 20W-60, lo que favorece el trabajo prolongado del motor en condiciones más adversas, atacando el desgaste.
Consejos básicos para la lubricación del motor
El rango de viscosidad, es decir, su resistencia al flujo en función de la temperatura, constituye la piedra angular en la asistencia al rendimiento. A la hora de optar por una solución u otra, convendría seguir ciertas recomendaciones:
- Conocer de primera mano el tipo de propulsor y sus necesidades de lubricación. Deberíamos obtener esta información en el mismo manual del vehículo o del fabricante, no de terceros "entendidos".
- Establecer unos periodos fijos de revisión del nivel de aceite.
- Compensar los posibles defectos o excesos en la cantidad para controlar la falta de suministro o una excesiva presión.
- No te olvides de pasar los mantenimientos preceptivos. Puede que hayas elegido un aceite top y adecuado, pero será inútil si, por ejemplo, los filtros se encuentran congestionados.
- No conviene tomarse a la ligera o saltarse a las bravas los niveles aconsejados de viscosidad, incluso en situaciones de frío o calor extremos.
- Para obtener las máximas prestaciones de un lubricante, es recomendable vigilar los límites térmicos de la motorización.
- Elige adecuadamente el producto, sin escatimar, en función de las demandas competitivas y siempre respetando el punto anterior. Pondera el tipo de carreras, sus adversidades en contraste a los rangos de viscosidad.
Las tres series de Motul 300V no tienen otro sentido que contribuir a realizar una elección más precisa. Dentro de una buena planificación no puede faltar un estudio concienciado de la naturaleza del lubricante del que echar mano en los diferentes momentos de la temporada. De esta manera, preservaremos la mecánica, obtendremos mejores resultados y evitaremos imprevistos.