Parece que hay buenas noticias para Saab. El lunes recibieron un encargo de 582 coches por 13 millones de euros (a 22.336,77 euros de media), y con esa calderilla podrán pagar nóminas y a proveedores, dos de sus necesidades más acuciantes. Pero necesitan aún más pasta, y para eso hay que recurrir a las joyas de la abuela.
Se ha llegado a un acuerdo con un grupo de inversores inmobiliarios, que se quedarían con el 51% de Saab Property (la división inmobiliaria) por 28 millones de euros, con opción a quedarse con una participación superior de hasta 33 millones de euros en los siguientes 30 días. Traducción: que venden la fábrica.
Ahora bien, eso no es el fin, porque pasarían a ser arrendatarios de Trollhätan durante 15 años, lo cual les permitiría fabricar y obtener circulación de dinero, y subsistir. Esto no se puede ejecutar inmediatamente, hace falta que las autoridades colaboren, si no… el culebrón irá a peor.
Para poder completar la operación, necesitan el beneplácito del Gobierno de Suecia, pues ellos son la garantía del préstamo del Banco Europeo de Inversiones. De los 400 millones de euros que se asignaron para Saab, ya han hecho uso de 216,9 millones. Si pasan por el aro, pasarán a garantizar una cantidad inferior: 280 millones de euros.
Dicho en un lenguaje más sencillo: el Banco Europeo de Inversiones puede aportar para Saab hasta 400 millones, y el Gobierno de Suecia es la garantía si Saab no puede devolver el dinero. Es una especie de rescate. Saab pide autorización para ese acuerdo a cambio de reducir la exposición sueca ante ese banco.
Esto significa que si se produce el pinchazo, solo habría que palmar 280 millones de euros. En cambio, de producirse la autorización, el préstamo máximo que puede disponer Saab es de 280 millones, no 400. Eso se traduciría en que Saab tendría un cartucho de hasta 63,1 millones para refinanciarse, llegado el caso.
Si alguien no lo ha comprendido, se lo puedo explicar en los comentarios.
Vía | Expansión