Nuevo bandazo en el caso Saab. Voy a intentar poner en antecedentes al personal para que nadie se pierda. La empresa está en una situación jodida complicada porque no tienen financiación a corto plazo. Esto ha hecho que desde abril apenas hayan salido coches nuevos de Trollhättan.
Si no hay coches, se interrumpe el ciclo de ventas, por lo cual no entra más dinero, y la empresa se queda paralizada. El Gobierno de Suecia respalda a Saab ante el Banco Europeo de Inversión, haciendo de avalista. La aparente salvación viene de los chinos de Youngman y Pang Da, que hacen un enorme pedido de coches.
¿Problema? Que el dinero no viene rápidamente, y mientras tanto, hay nóminas que pagar, acreedores nerviosos y los sindicatos cabreados. Varias empresas han pedido la quiebra, es decir, que se disuelva Saab y se repartan los despojos para cobrar algo. Pero Saab pidió la suspensión de pagos.
Esto vino a ser un “Eh, espérense a que sanee mi negocio, y podré ganar dinero, así podré pagarles, mientras tanto no me agobien”. Sé que no suena muy riguroso desde el punto de vista económico, pero nos hace a la idea. Para llegar a esa situación, la justicia lo tiene que autorizar, y en primera instancia lo denegó.
Esta semana, Saab ha logrado apelar esa decisión judicial, lo que permite estar más cerca de blindarse ante los acreedores hasta que llegue el milagroso dinero chino, que estará antes de final de año por temas burocráticos. Saab insiste en que es solvente, pero que necesita un poco más de tiempo.
Ahora la empresa se tiene que poner las pilas, optimizando su modelo de negocio. Saab ya ha anunciado que va a hacerlo siguiendo una filosofía parecida a la japonesa, que tanto le funciona a un conocido y gran fabricante (entre otros) desde hace años. Hacer más con menos, desde dinero hasta tiempo, pasando por material.
Por lo tanto, estamos en un momento más favorable, gracias a las ayudas de papá Estado. De no ser por eso, Saab se encontraría en una situación muy difícil. Han tenido hasta que vender la fábrica a unos inversores inmobiliarios, pasando a ser arrendatarios en vez de propietarios. En castellano, que se la alquilan a sus nuevos dueños.
A medio y largo plazo, Saab se meterá en el mercado de gran volumen con un utilitario que se debería llamar Saab 9-2, con motores BMW. Además toca renovar la gama del 9-3 y hacer despegar al 9-5 y 9-4X. Es importante volver a ganar la confianza del consumidor, pero no es fácil.
Aunque Saab tiene muchos fans, no es una marca de vender mucho, especialmente en los últimos tiempos. Muchos clientes tienen miedo de quedarse tirados si la empresa cae, y últimamente es una historia tipo montaña rusa: subidones y bajones. Esperemos que 2012 sea un mejor año para los suecos.