Según una consultora de Estados Unidos, para 2020 el 7% de las ventas de coches en China serán de eléctricos. Eso en términos absolutos es una barbaridad de coches, un caramelo demasiado goloso como para desperdiciarlo. A los europeos y americanos no les convencen demasiado, pero a los chinos sí, mucho.
El Gobierno chino está dando grandes subsidios a los coches eléctricos (60.000 yuanes = 7.000 euros), y restringiendo el coche convencional allí donde es insostenible. La nación más contaminante del mundo está haciendo los deberes, y atrayendo el capital de los grandes fabricantes. Y claro, también atraen su saber-hacer, porque muchos tendrán que fabricar allí.
Hoy hemos sabido que Daimler AG y BYD lanzarán su eléctrico en 2013, y que PSA y Changan harán lo propio con eléctricos e híbridos enchufables en meses. El nuevo Dorado automovilístico permite a los grandes fabricantes contrarrestar el enfriamiento de los mercados de toda la vida. PSA despedirá gente en Francia y piensa en fabricar en China, no es una ONG.
A largo plazo se conocerán las consecuencias de la milenaria previsión de los asiáticos, atrayendo el capital metálico y tecnológico de los grandes. Por el momento parece que todos salen ganando, esa es la impresión. Yo no lo tengo tan claro. ¿Hasta cuándo durará esta bonanza china? ¿Vale todo con tal de explotar la gallina de los huevos de oro?
Fotografía | Poeloq (Flickr)
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