Sólo hace tres años que el gigante de coches de alquiler Hertz salió de la quiebra en EEUU y apostó tan fuerte por el coche eléctrico como para electrificar parte de su flota y comprar 100.000 Tesla. Incluso llegó a obligar a sus clientes a alquilar coches eléctricos en lugar de combustión, pero ahora da marcha atrás y pone a la venta 20.000 de sus coches eléctricos.
Con este nuevo giro de guion radical hacia los coches de gasolina, Hertz quiere evitar otra fuerte caída en uno de sus mercados más potentes, ya que en EEUU la demanda de vehículos eléctricos está en plena desaceleración. Además, a la compañía no le salen las cuentas por los “elevados gastos relacionados con las colisiones y daños de su flota eléctrica”.
A las alquiladoras en EEUU no les salen las cuentas con los coches eléctricos
Hertz, que inicialmente tenía como objetivo electrificar el 25 % de su flota para finales de 2024, se ha topado con dos realidades muy distintas del coche eléctrico: mientras que en Europa la electrificación impuesta por Bruselas tiene un calendario muy ajustado, en EEUU el ritmo es diferente. Así, aunque a largo plazo mantenga sus planes, de momento ha optado por volver (en parte) a los vehículos de gasolina.
El CEO de la compañía, Stephen Scherr, ya dijo en una entrevista a la CNBC que “no hay ningún cambio tecnológico, incluidos los vehículos eléctricos, que funcione en línea recta sin algunos contratiempos ni desafíos”. Para Hertz, las piedras más importantes en su camino a la electrificación han sido la pérdida de valor de sus Teslas por las bajadas de precio en 2023, y los costes relacionados con la reparación y el mantenimiento de estos coches.
Sobre todo en el último año, Hertz ha comprobado que su flota de coches eléctricos en EEUU es más cara de lo que esperaba. Por un lado, es fácil que el precio de sus reparaciones sea mayor del esperado porque las aseguradoras no reparan su batería cuando se daña, sino que la cambian por una nueva, con el coste que eso conlleva. En el caso de los Tesla en concreto, las reparaciones las ha de realizar la marca, y cobra mucho más que los talleres independientes.
Por otra parte, se esperaba que el valor de mercado de estos coches no bajase tanto como el de un coche convencional, pero eso era antes de que Tesla desatase una guerra de precios que ha influido en el valor de los coches eléctricos en el mercado de ocasión. Y en EEUU se espera que esta tendencia continúe en los próximos meses, con pronósticos de que “los precios de los coches eléctricos usados caerán más que los de los coches usados de combustión”.
Para aplacar el golpe, evitar pérdidas astronómicas y reducir los gastos relacionados con los incidentes de sus clientes, en los últimos meses Hertz incluso ha implementado medidas como limitar el par y la velocidad de sus Tesla, Polestar y resto de vehículos eléctricos y ofrecerlos “sólo a usuarios experimentados en la plataforma”, con el objetivo de facilitar su adaptación después de varios incidentes de colisiones frontales.
Pero quizá la medida más drástica sea la de reducir más de 20.000 coches eléctricos de su flota en favor de volver a tener más coches de gasolina, cuando los eléctricos representan alrededor del 11 % de la flota de Hertz (de los cuales el 80 % son Tesla).
Esta decisión refleja el complicado momento que enfrentan los eléctricos en EEUU a medida que sus ventas caen, los que ha llevado a fabricantes como General Motors y Ford a ajustar sus planes de producción.
En consecuencia, Hertz ha ajustado sus planes de electrificación “a la baja”, y si antes esperaba sumar a su flota muchas más unidades electrificadas tanto de Tesla como de GM o Polestar, ahora tiene como prioridad “mejorar la rentabilidad del resto de su flota de vehículos eléctricos”.
No obstante, su CEO asegura que “todavía planea ofrecer una amplia gama de vehículos electrificados” y “el objetivo de electrificar el 70-90 % de la flota de alquiler en Europa se mantiene para 2030”. Otras compañías alquiladoras como Sixt, también están siguiendo su ejemplo en EEUU, en este caso en favor de un acuerdo con Stellantis.
Estos movimientos no sólo pueden afectar a un mercado de vehículos eléctricos ya tocado en EEUU, sino que también ponen sobre la mesa la necesidad de abordar los desafíos asociados con la propiedad y el alquiler de los coches eléctricos, no solo en términos de precio inicial, sino también en los gastos que generan a lo largo del tiempo.
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