SEAT y CUPRA ya están experimentado las consecuencias de la guerra en Ucrania. Algunos fabricantes en Alemania, como BMW y el grupo Volkswagen están teniendo dificultades por la falta de cableado, SEAT y CUPRA están teniendo problemas por la falta de motores eléctricos.
Según ha explicadoel presidente de SEAT, Wayne Griffiths, es posible que la planta de Martorell tenga que “parar la producción o reducir turnos”. Y es que faltan motores para los modelos híbridos enchufables de la marca, como los SEAT Leon e-Hybrid y CUPRA Leon híbrido enchufable y el CUPRA Formentor.
El Formentor, justamente, es un modelo que está gozando de muy buena acogida en Alemania. Recordemos que Alemania es el primer mercado de CUPRA y SEAT.
La falta de componentes que provenían de Ucrania para la producción de motores eléctricos hace que el grupo Volkswagen tuvo que parar temporalmente la fabricación de esos motores. Y de rebote, afecta también al CUPRA Born, cuya producción está paralizada.
El Born “se fabrica en Zwickau, en Alemania, una de las plantas que han parado por falta de suministros de Ucrania”, explica Griffiths. Y añade: “Hay piezas que no se pueden replicar en otro proveedor de un día para otro”.
La globalización tiene sus límites
La fábrica de Martorell, sin embargo, no se ha visto tan afectada por la falta de cableado. Es verdad que SEAT y CUPRA tienen proveedores en Ucrania, pero también tienen proveedores alternativos en el Magreb, “como para los mazos de cable”. Y esto podría ser una oportunidad para Martorell, pues podría recuperar los microchips de otras fábricas del grupo que están paralizadas.
Coincidiendo con la falta de suministros, Griffiths reconoce que “estamos aprendiendo los límites de la globalización”. Considera que no se puede prescindir de fabricar algunos elementos en Europa solo por motivos de costes, sin valorar aspectos como la estabilidad política y económica.
“No tiene sentido que por ahorrar 5 euros en una pieza luego tengas que parar la fábrica y pierdas la venta de un coche que te da una facturación de 30.000”, resume de forma muy gráfica. “Que Europa sea tan dependiente de Asia con los semiconductores es una locura”. Dicho esto, también reconoce que han de ser flexibles, es decir, esta situación no va a cambiar realmente si los costes siguen siendo tan elevados.
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