Iberdrola y BP acaban de anunciar una alianza estratégica que, entre otras operaciones, prevé destinar 1.000 millones de euros a la instalación de 11.000 puntos de carga rápida para vehículos eléctricos que estarán repartidos por España y Portugal.
Para tratar de alcanzar este objetivo, ambas compañías formarán una 'joint venture' que incluirá también los puntos que ya posee Iberdrola (aproximadamente unos 2.500) así como los que BP tiene pensado integrar en algunas de sus estaciones de servicio.
Eso sí, para poder utilizarlas en un viaje con nuestro coche eléctrico tendremos que esperar todavía varios años: según su comunicado conjunto, los primeros 5.000 cargadores deberían entrar en servicio para 2025, y de ahí seguirían el resto hasta tener los 11.000 operativos en 2030. Previsiones que sólo el tiempo dirá si se cumplen.
Un parche, además, a largo plazo
En todo caso, estos planes tan ambiciosos sobre el papel sólo aportan un pequeño grano de arena en la gran brecha que existe todavía entre la red de recarga española y las de otros países de la Unión Europea.
Tal y como recogía a principios de julio el Barómetro de electromovilidad de Anfac nuestro país dispone actualmente de 14.244 puntos de recarga públicos, lo que significa que existen 245 cargadores por cada millón de habitantes. Cifras que están todavía muy lejos de Holanda, el actual referente europeo con 4.670.
Evidentemente la adición de los 11.000 puntos de Iberdrola y BP contribuiría a aliviar esas diferencias. Pero dado el plan a largo plazo de su 'joint venture', no llegarían a tiempo para formar parte de los 45.000 puntos que Anfac considera necesario instalar antes de que termine este año si queremos cumplir con los objetivos de la UE.
Y es que para Bruselas la intención es lograr que las principales rutas del continente dispongan de un cargador cada 60 km, algo que en España apenas llega a cumplirse en un 5% de las carreteras.
Luego otro punto importante es el de la velocidad de recarga. Según detallan ambas energéticas, los puntos que piensan instalar conjuntamente serán de carga rápida y ultrarrápida con potencias iguales o superiores a los 150 kW.
Esto último, de cumplirse, tendría un efecto muy positivo en una red pública en la cual siguen predominando los cargadores 'lentos' (menos de 22 kW de potencia) con un 85% de presencia. Pero de nuevo, habrá que esperar hasta el final de la década para calibrarlo con exactitud.