Las distracciones al volante siguen siendo una de las principales causas de accidente, y no solo en España. Según la NHTSA, en EEUU cada año hasta 3.000 personas pierden la vida a consecuencia de una distracción, lo que supone aproximadamente una media de ocho personas al día.
Además de fortalecer la normativa que disuada a los conductores, ahora un estudio del organismo Insurance Institute for Highway Safety (IIHS) señala que “las relaciones personales podrían ayudar a acabar con las distracciones al volante”. También recoge varias apps que compensan a los usuarios por apagar el teléfono mientras conducen.
Recibir recompensas por apagar el teléfono al volante
El estudio del IIHS, con un enfoque multidisciplinar, contempla entre otras cosas el endurecimiento de las leyes de seguridad vial (con restricciones y multas más severas), la necesidad de concienciar a los conductores de las consecuencias que acarrean las distracciones al volante y más soluciones tecnológicas que ayuden a acabar con el problema.
Pero también señala que iniciativas como la de Drive Smart, un programa desarrollado por el Instituto de Investigación del Transporte de la Universidad de Michigan, EEUU, “es un gran ejemplo de cómo aprovechar las relaciones personales de los conductores para evitar distracciones”. Sobre todo en el caso de los más jóvenes.
Y es que el programa además de incluir un curso de concienciación y un simulador, también anima a los padres “a firmar un contrato con sus hijos en el que se estos se comprometen a bloquear el teléfono mientras van conduciendo” en el que se contemplan recompensas por hacerlo y se recogen las posibles consecuencias por no cumplir con los términos establecidos.
Además, hay más iniciativas en marcha para evitar distracciones como la de “OnMyWay”, que directamente paga a sus usuarios por apagar el teléfono cuando se está conduciendo. En esta línea también se encuentra TASL, que otorga puntos por dejar a un lado el teléfono mientras se conduce, y que luego pueden canjearse en determinadas tiendas.
Aunque la NHTSA define las distracciones al volante como cualquier actividad que desvía la atención de la carretera, “incluyendo comer o beber, hablar con el resto de ocupantes del vehículo, cambiar la música o usar el navegador”, señala que la más peligrosa, y al mismo tiempo la más común, es la de consultar el teléfono móvil mientras se está conduciendo.
Según el organismo, cada mensaje desvía la atención del conductor durante un promedio de cinco segundos consecutivos. Así, “a una velocidad media de unos 85 km/h, un conductor podría recorrer la longitud de un campo de fútbol sin mirar a la carretera”.
Aunque aquí hemos de señalar que esta comparación dependerá del tamaño del campo en cuestión, pues por ejemplo la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) establece en su reglamento que “el largo mínimo debe ser 90 m y un máximo de 120 m, aunque por norma general hablamos de 105 m. Sea como fuere, es mucha distancia (y tiempo) sin fijar la vista en la carretera.
El IIHS recuerda que, además de para los propios ocupantes del vehículo, las distracciones son extremadamente peligrosas para el resto de usuarios de la vía. Y como apunta la NHTSA, “la conducción distraída está involucrada en uno de cada diez accidentes mortales en los EEUU”.
En España, según datos de la DGT las cifras también son alarmantes, pues las distracciones “son la causa de más del 30 % de los accidentes”.
Tecnología que podría ayudar a salvar vidas
Con su estudio, el IIHS quiso llegar a los motivos principales por los que algunos conductores son más propensos a usar sus teléfonos que otros, y así, poder determinar “qué podría convencerlos para dejar de repetir este peligroso comportamiento”, dice la investigadora responsable del estudio, Aimee Cox.
Para ello, realizaron hasta 60 preguntas a más de 2.013 conductores sobre varias categorías asociadas con las distracciones al volante, incluyendo: cómo percibían la amenaza de utilizar un dispositivo móvil al conducir, qué beneficios creían que podían obtener dejando a un lado los teléfonos cuando se suben al coche, las barreras que les impiden cambiar su comportamiento al volante y qué llamadas a la acción que podrían incitarles a hacerlo.
Al responder a estas preguntas, la mayoría de los conductores estaban de acuerdo en que las distracciones “aumentan el riesgo de colisión, de sufrir lesiones graves en caso de accidente o de ocasionar daños en el vehículo”, según Cox.
La mayoría también estuvo de acuerdo en que estarían motivados para reducir su comportamiento “si alguien que les importara les recordara a menudo que podrían herir o matar a otra persona al ir conduciendo distraídos”.
Así, los programas que aprovechan las relaciones interpersonales de los conductores para evitar distracciones de un modo u otro, podrían ser muy eficaces.
Por su parte, los fabricantes de vehículos están apostando en los últimos años cada vez más por el uso de inteligencia artificial activada por voz y controles integrados (como Apple CarPlay o Android Auto) para mantener la atención de los conductores alejada de sus dispositivos.
Sin embargo, investigaciones anteriores del IIHS han demostrado que incluso los sistemas controlados por voz no eliminan los riesgos asociados a la conducción distraída. Tampoco los sistemas multimedia que obligan al conductor a manejar varios menús para manejar el navegador o el sistema de climatización.