La IndyCar salía de Norteamérica para visitar de nuevo el circuito de Motegi, que tras el terremoto, el tsunami y el peligro de radioactividad posterior acogía a la categoría en su trazado rutero debido a que el ovalo todavía se encontraba dañado. En este recorrido Dixon se mostraba intratable y conseguía una victoria después de salir desde la pole y aguantar estoicamente los ataques de Will Power.
El australiano por su parte solo podía terminar segundo, pero de una tacada conseguía situarse como nuevo líder, por delante de Dario Franchitti, y lograr el Trofeo Mario Andretti que se entrega desde el año pasado al mejor piloto de circuito ruteros. Franchitti tan solo podía ser octavo tras verse envuelto en numerosos incidentes durante el transcurso de la prueba.
En cuanto a la actuación nacional, Oriol Servià protagonizó de nuevo una muy buena remontada desde la decimosexta posición de la parrilla para llegar hasta una más que notable quinta posición.
Vía | GPA