Es una de las historias que más se ha repetido durante las últimas horas en Hungaroring. Se ha hecho “público” que durante el pasado Gran Premio de Canadá, un mecánico de Red Bull fue cazado, herramienta en mano, cuando los Red Bull RB8 de Sebastian Vettel y Mark Webber estaban en el parque cerrado.
El problema se produjo cuando los monoplazas se encontraban en estado de parque cerrado durante la noche del sábado. Hay que aclarar que el reglamento estipula que entre la clasificación y la carrera, las escuderías no pueden realizar ningún cambio en el set-up del monoplaza. De hacerlo, se verían forzados a partir la carrera desde el pit-lane. En ese parque cerrado de Canadá, un comisario observó que los mecánicos de Red Bull limpiaban a conciencia la parte posterior del monoplaza. Al acercarse para ver que hacían concretamente, vio en la mano de uno de ellos una herramienta.
La FIA no pudo sancionar de ninguna forma a la escudería ya que, aunque el comisario vio al mecánico con la herramienta en la mano, en ningún momento vio que utilizaba la para “ajustar” el monoplaza. Por ello, en la jornada de ayer se pudo ver como un comisario de la FIA, y curiosamente las imágenes se vieron en el box de Red Bull, colocaba una serie de adhesivos a modo de precintos en los agujeros de ajuste existente en la carrocería del monoplaza para evitar cualquier tipo de picardía.
Cuestionado en la jornada de ayer por esa historia, el team-principal de la escudería británica, Christian Horner, negó que desde su escudería hayan modificado la altura del monoplaza de cara a la carrera durante un parque cerrado. Seguro que para la próxima, en Red Bull se andan con más cuidado. De momento, la FIA ya está al tanto y a partir de ahora los precintos adhesivos van a ser habituales a lo largo de todo el monoplaza. Hecha la trampa, hecha la ley. Así funciona la Fórmula 1.