Scott Speed, a quien sacaron casi a patadas de su Toro Rosso para darle el asiento a Sebastian Vettel, parece tener su futuro lejos de la Fórmula 1. Y tan lejos como en Estados Unidos, para ser más exactos. Pese a que su relación con la escudería B de Red Bull finalizó de una manera no muy amistosa, el piloto estadounidense sigue vinculado a la firma de bebidas energéticas, y su dueño, Dietrich Mateschitz, parece haberle encontrado asiento a su pupilo en uno de sus coches de la Nascar.
Según Mateschitz: "Su nombre es el sueño de cualquier creativo de 'marketing'. Sería una gran ayuda para nosotros en la Nascar". Yo lo siento por Scott, del que admiro todos los problemas que ha superado para llegar donde ha llegado, pero que me den un asiento porque mi nombre es bueno para un creativo de "marketing", debe ser la ofensa más grande que puede recibir alguién que se considere piloto de carreras. Ser un piloto anuncio no debe ser muy del agrado de nadie. Y es que eso de estar conduciendo el coche como si fueras una pegatina más del mismo... En fin, si a los americanos les va este rollo, ellos sabrán.
Vía | Marca