El otro día leía en el blog F1Fanatic.uk que según se publicaba en exclusiva en el sitio francés Toilef1, Sebastien Bourdais firmaría esta misma semana su nuevo contrato con Toro Rosso, logrando de este modo su deseada segunda oportunidad. Y personalmente, de ser así, me alegro por la decisión final de la única escudería que aún tenía un asiento libre para 2009.
Creo muy seriamente que Bourdais puede hacerlo realmente bien en 2009 a poco que el nuevo monoplaza que le ponga en sus manos Toro Rosso sea decente (del motor Ferrari no dudo). Si el francés se ha encontrado con dos problemas de peso en este su año de debut en la Fórmula 1, esos son con toda seguridad las caprichosas gomas estriadas y la increíble dependencia aerodinámica del monoplaza, factores que en este 2009 desaparecen de una tacada.
Está claro que si Sebastien Bourdais ha ganando cuatro títulos consecutivos de la Champ Car en Estados Unidos, algo tiene que tener. Este primer año no ha sido para tirar cohetes, cierto, pero tampoco podemos olvidarnos que la suerte no le acompañó en ninguna de las varias ocasiones que estuvo en disposición de hacer algo importante. Pero 2009 puede ser un punto de inflexión, porque los F1 de 2009 se parecerán mucho más a los Champ Car que los de 2008.
De entrada, la vuelta a los slick será todo un alivio para el francés, y para muchos otros, que no acaban de encontrarle el punto a unas gomas estriadas muy caprichosas en su comportamiento y que requieren de una precisión en la temperatura de trabajo exagerada. Y por otra parte, eso de pilotar un coche que se aguanta más por la downforce que genera la aerodinámica que por el apoyo mecánico también pasará a la historia. Ahora el grip mecánico cuenta mucho, y de eso Bourdais viene bien aprendido.
Puede que me equivoque, pero creo que Bourdais se merece esta oportunidad.