El actual contexto de crisis mundial está causando estragos en todos los ámbitos. Pocos se libran de la hecatombe. Toyota ha sido uno de los fabricantes afectados y ha sufrido pérdidas millonarias este año. Por lo que parece, para ellos mantener el Gran Premio de Japón allí es algo en principio prescindible. Ahora bien, preguntados acerca de ello desmintieron dicha información. El rumor ha saltado en la prensa japonesa, que esperemos no sea como la española, tan dada a vendernos la moto con tal de que compremos periódicos.
Después de su retorno al calendario en 2007, el trazado podría volver a dejar la Fórmula 1. En estos momentos se alterna con Suzuka en el calendario. La repartición a contar desde esta temporada es años impares Fuji Suzuka, años pares Suzuka Fuji. Por lo tanto, en octubre de 2010 tocaría volver a visitar las faldas del monte más alto de Japón. Si son ciertas las especulaciones, sería la última vez (hasta nuevo aviso).
Es de tal magnitud la crisis que Toyota ha registrado sus peores resultados en toda su historia. Tal y como están las cosas, dejar de organizar el Gran Premio de Japón en su circuito significaría una importante reducción de gastos.
La empresa nipona se hizo cargo del trazado en 2002 e invirtió casi 150 millones de euros en ponerlo a punto para la Fórmula 1. En Marca y en varios otros medios indican que fueron 146.870 millones de euros, pero claro, digo yo que serían algunos menos (el PIB de España ronda los 1.000.000 millones de euros, esto es, 1 billón). La realidad es que se les olvidó cambiar el punto por la coma (traducción del anglosajón mediante). Por cierto, Hermann Tilke contribuyó en el proceso de remodelación, ¿qué raro no?
Esta mañana ha saltado el caso de Hockehenheim, que se las está viendo tiesas para permanecer en la competición. Incluso es posible que Bernie Ecclestone tenga que tirar de chequera para conservarlo en el calendario. Las exigencias del inglés están causando estragos para los tiempos que corren.
Quizá Ecclestone debería replantearse su política monetaria para atraer más circuitos a la Fórmula 1. O mejor aún, que no se produzca una fuga masiva de trazados históricos. Hay unos cuantos que aunque aporten euros y más euros dinero, sobran para el espectáculo. Maravillosamente bonitos e increíblemente glamourosos, pero a la hora de facilitar adelantamientos dejan mucho que desear. Y los espectadores al fin y al cabo quieren eso, disfrutar con los adelantamientos y los momentos mágicos que nos deparan. Unos momentos que últimamente nos están regalando a cuentagotas. ¿Es ésta la Fórmula 1 que queremos?
Sería una pena que un circuito, que, aunque no es una maravilla, le da ese punto exótico a la competición. Con su recta de 1,3km de longitud y la cambiante climatología que deparan las faldas del monte Fuji, en mi opinión le dan un toque especial al trazado. No es el súmmum del diseño de trazados, pero en la variedad está el encanto. Una variedad que podría ir perdiéndose con el paso de los años gracias al ansia recaudatoria de Bernie.
Vía | Marca