El piloto inglés, desde que debutó en el automovilismo profesional, jamás ha sido campeón de ninguna categoría y lo más resaltante de su trayectoria son dos victorias en la GP2 Series. Pero su lugar en la Fórmula 1 está asegurado, por lo menos en Marussia, como quedó demostrado el pasado fin de semana, igual situación aplica a Markus Ericksson en el equipo Caterham. El dinero que aportan es suficiente aval para ocupar un asiento en la Fórmula 1, más allá que, por ejemplo, campeones de la GP2 permanezcan deambulando por allí, buscando en cuál palo ahorcarse, porque no hay vacantes para ellos.
La modalidad del pay driver es tan vieja como la Fórmula 1, pero anteriormente el mismo entorno se encargaba de realizar una especie de profilaxis que prácticamente los hacia abandonar la categoría. Igual sucedía con los pilotos impuestos por los motoristas, apenas duraban una temporada y eran sustituidos por otros. Esa alternabilidad permitía observar una buena cantidad de pilotos, unos con más talento que otros, pero al menos existía la oportunidad. Ahora, se advierte que un piloto como Chilton está atornillado a su asiento, sin hacer mayor cosa que pasearse por los circuitos, pero cerrándole la puerta a otros aspirantes.
Aclaro que no es nada personal contra Chilton, simplemente lo que sucedió el reciente fin de semana en Bélgica, cuando anunciaron que Alexander Rossi estaría debutando con Marussia, para luego bajarlo del monoplaza y dárselo a Chilton, es una situación para reflexionar. Tanto John Booth, jefe de Marussia, como Graeme Lowdon, director deportivo del equipo, no encontraban dónde esconderse pues tal bochorno demostró que el auténtico gran jefe de la escudería es el padre de Max Chilton.
Ciertamente Marussia necesita con urgencia dinero y para ello optaron por contratar a Chilton, a pesar de sus escasos logros, pero de allí a tener que retractarse de una decisión tomada por la gerencia, porque llegó otra remesa de billetes para que Chilton prosiguiera, evidencia que la escudería rusa carece de solidez y seriedad.
No se olvida que, a inicios de 2013, ni siquiera dejaron subir al monoplaza al brasileño Luiz Razia para que participara en unos test, luego de haberlo confirmado como piloto titular para esa temporada, porque no había cancelado el dinero que ofreció al equipo. Horas más tarde se informó que el francés Jules Bianchi sería el sustituto de Razia.
Se entiende que por pilotar un Marussia existe una tarifa, y ese dinero debe salir de algún bolsillo, pero lo que me cuesta asimilar es que un piloto de pago y sus fiadores cercenen la oportunidad de otros pilotos, con la complicidad de una escudería que padece la dificultad de avanzar con un piloto no acostumbrado a ser competidor. ¿Era necesario hacer ese "papelón" con Rossi y mostrarnos esa parte de la Fórmula 1 que no se quiere ver?
No me preocupa que el padre de Max Chilton quiera ver a su hijo correr hasta que el mar se seque, lo preocupante del asunto es que otros millonarios, con hijos caprichosos, metan la mano en la Fórmula 1 y tengamos que observar a varios "Chiltons" perpetuándose en sus butacas.