La teoría no es nueva, yo hace tiempo que la había oído de manos de un piloto, aunque quizás haya pasado algo desapercibida. Varios pilotos son los que han dejado caer que los problemas de los neumáticos Pirelli, y sus caídas de rendimiento repentina, podría tener como razón la diferencia de calidad en la fabricación de los mismos. En resumen, que un neumático A de un compuesto X fabricado hoy no tiene porque dar el mismo rendimiento que un neumático B, también del compuesto X, fabricado en otro momento. En resumen, que la calidad del neumático no es siempre la misma.
Está claro que Pirelli ha negado esta “acusación” y así lo ha hecho saber en voz de su director deportivo, Paul Hembery. El británico recurre a la estadística para afirmar que las posibilidades de que cuatro neumáticos “malos” se junten en un mismo juego son demasiado bajas. Y no olvida que las gomas son asignadas a las escuderías por sorteo en cada gran premio, algo que reduce aún más la probabilidad de que un hecho así ocurra. Incluso califica de improbable la posibilidad que un compuesto sea de inferior calidad que el resto del juego. Pirelli dice no saber de este tipo quejas e incluso reconoce que las escuderías, y sus técnicos, les han felicidado.
Es muy difícil, la posibilidad es muy baja debido a los controles de calidad establecidos. Se puede rastrear en cada neumático hasta el día y el momento en que se fabricó, el proceso, los ingredientes, la mezcla, hasta el suministrador… Quizás tengamos, en términos de consistencia, los sistemas de control más avanzados del mundo
Entonces, si todo es correcto, por qué ni equipos ni pilotos son capaces de atisbar el rendimiento de los neumáticos. Las caídas en las prestaciones, el famoso cliff son una total incógnita para las escuderías. De otra forma no se puede entender como con monoplazas teoricamente iguales, y más allá del estilo de conducción de cada uno, un juego de neumáticos dure más o menos sin razón aparente.
Vía | El Confidencial