Pues sí. Parecía que Jenson Button sería Campeón del Mundo a falta de 5 o 6 carreras, pero la cosa se alargó mucho más de lo previsto, aunque mucho menos de lo que podría haberse alargado sin un campeonato tan irregular y extraño como el vivido esta temporada.
Pese al título que ya atesora Jenson Button en su palmarés, sigo teniendo la misma impresión que siempre he tenido de Jenson: es un muy buen piloto con coches buenos, capaz de luchar por victorias, pero acostumbra a venirse abajo cuando el coche o las circunstancias no acompañan. Y sigo teniendo esa impresión no sólo porque este año he tenido la prueba más evidente a mis sensaciones, sino porque el entorno de este mundillo ha pasado también de compararle con el mismísimo Michael Schumacher a no dar ningún crédito a su título. Ni tanto, ni tan calvo.
Jenson ha ganado el título porque ha sido el piloto que mejor ha sabido aprovechar el pepino que tenía entre manos, especialmente a principio de temporada. Los campeonatos de regularidad tienen la particularidad de que todo el mundo emite juicios al final de los mismos con el recuerdo más vivo de lo acontecido en su última parte, pero el Mundial empezó hace ya muchos meses, y hay que recordar que Jenson dominaba por aquel entonces con mano de hierro todas las clasificaciones y carreras. Otros pilotos han tenido en alguna fase del campeonato el mejor coche de la parrilla (que ha sido el Red Bull en muchos momentos) y no han sabido trasladar ese poderío en un dominio parecido al de Jenson.
Es cierto que aparte de mi comentario anterior, este ha sido un año que no ha favorecido en absoluto a los perseguidores que venían recortando puntos, porque en algunas carreras han aparecido los McLaren por arriba (perdón, el McLaren de Hamilton), en otras los Ferrari (perdón, el Ferrari de Raikkonen), e incluso otros no esperados como Force India también han robado puntos preciosos. Aunque al final, esos puntos también se los ha robado al propio Jenson, aunque fuera el menos necesitado.
En cualquier caso, me parece lógico y hasta diría que justo que Jenson Button pase a formar parte de esa lista de campeones de clase B que han logrado el título sin convencer del todo de su teórica condición de mejor piloto del campeonato. Y digo que sería justo, porque además de haberse demostrado demasiado escondido desde Turquía, no es de recibo que un campeón del mundo haya logrado la ridícula cifra de 28 puntos en las últimas 9 carreras, y en buena parte gracias a su único podium del periplo, el 2º puesto en Monza por detrás de su compañero Barrichello. Y a mí no me vale la teoría de controlar el campeonato con la calculadora en mano, porque eso lo hicieron otros pilotos, como Alonso en 2005, pero aguantando en este caso el empuje del rapidísimo McLaren de Raikkonen a base de ir sumando podium tras podium. Button no ha controlado nada voluntariamente, simplemente no daba para más, por lo que fuera.
Pero no quiero quedarme con esa imagen final del Jenson Button campeón. Quiero quedarme con el magnífico piloto que se mostró en las primeras 7 carreras del año, en las que, sí, tenía un cochazo, pero pasó por situaciones complicadas en carrera que supo gestionar a la perfección, ejecutando siempre en el momento preciso el adelantamiento o la serie de vueltas rápidas que le llevarían a la victoria. Eso, aunque pueda parecer lo contrario, no es tan fácil de hacer, y todavía recuerdo unas dos o tres carreras seguidas que Vettel perdió por quedarse estancado tras un coche lento en alguno de sus stints, o algún que otro intento desastroso de remontada de Barrichello. Por eso Ross Brawn le comparó por aquel entonces con la manera de leer y ejecutar del mismísimo Michael Schumacher. Salvando las distancias en muchos otros aspectos esenciales para cualquier gran piloto, creo que lo que demostró Jenson en esos momentos críticos sí estuvo cerca del saber hacer de Schumi.
En definitiva, este año Jenson se ha llevado el premio a la regularidad, curiosamente con una temporada que es el claro ejemplo de la irregularidad: al principio arrasando, y al final casi sudando para coger puntos. De todos modos, ¡Felicidades Jenson!