El antiguo circuito alemán estuvo signado por sucesos históricos relevantes, Jim Clark, tal vez el mejor piloto de la historia, siempre va a estar asociado a Hockenheim, uno de los trazados más emblemáticos de la Fórmula Uno. Su pista original, de casi 7 kilómetros, fue diseñada pensando en la velocidad máxima. Allí, en medio de un frondoso bosque, se escenificaron emocionantes pruebas puesto que se sometía tanto a los pilotos como a sus máquinas a esfuerzos extraordinarios.
Alcanzar los 350 Km/h en las rectas para frenar violentamente en las chicanas durante más de 60 vueltas eran un constante desafío, sobre todo si había que correr a un ritmo ganador. Eran muy pocos los pilotos que en aquellos tiempos llegaban hasta la meta puesto que motores, ruedas, frenos, toda la mecánica y el desgaste humano sucumbian ante el extenuante requerimiento. Hockenheim estaba en la élite de los circuitos, no solamente por su prueba sino porque sobre su asfalto se sucedieron carreras y eventos que quedaron grabados en la memoria colectiva y en el acervo histórico de la categoría.
Recordar al gran Jim Clark perdiendo la vida en 1968. A Jochen Rindt logrando su última victoria antes de morir en Monza. A Patrick Depalier quien murió probando un Alfa Romeo. A Didier Pironí sufriendo el pavoroso accidente que lo alejó de las pistas. A Patrick Tambay, quien llegó a Ferrari en 1982 para sustituir al malogrado Gilles Villeneuve, heredando la victoria después que el líder de la prueba, el brasileño Nelson Piquet chocara contra el chileno Eliseo Salazar y luego se liara a golpes con él, ante el asombro de los espectadores.
El viejo Hockenheim (ni hablar de lo que hizo Tilke con él) está lleno de historias interesantes. En lo personal recuerdo que en 1986 Alain Prost, el Campeón reinante de aquel entonces, tuvo que bajarse a empujar su McLaren TAG porque se quedó sin combustible faltando 100 metros para la meta, era una época donde alcanzar un punto era la gloria.
Para ese entonces sólo puntuaban los 6 primeros lugares, en las carreras se inscribían 25 o más pilotos y existía el sistema de descarte el cual eliminaba de la sumatoria los dos peores resultados de la temporada.
El francés también ganaría por última vez en la pista alemana, antes de retirarse de la competición, (en 1993) con un Williams Renault. También Hockenheim significó la última victoria para el austríaco Gerhard Berger (en 1997) quien se impuso manejando un Benetton Renault. Otro hecho destacable es la primera victoria en la Fórmula Uno (tras 128 participaciones) de Rubens Barrichello en el año 2000, aquel día logró remontar desde el lugar 18º en la grilla de largada.
Aunque de todos los eventos mencionados,Hockenheim siempre será recordado por el accidente mortal de Jim Clark, sin duda alguna uno de más impactantes del automovilismo pues, en ese momento, el escocés de 32 años era considerado el mejor piloto del mundo y uno de los más grandes de la historia. Su trayectoria, todavía en esta época, resulta impresionante: 2 Campeonatos, (1963 y 1965), 48 Poles (todavía es un record sus 4 en Hockenheim) y 25 victorias en 72 carreras disputadas en Fórmula Uno son cifras impactantes y resultan más grandiosas cuando se cae en cuenta de que paralelamente participaba en otras categorías automovilísticas.
Se tituló en Turismo británico y participó en carreras de resistencia con un Ford Lotus Cortina, compitió en Nascar con un Ford Fairlane, se dio el lujo de ganar las 500 millas de Indianápolis con un Indy Lotus Ford, cuando esa carrera ya no contaba para el campeonato de Fórmula Uno y la muerte lo alcanzó a los mandos de un Fórmula 2. Increible. Jim Clark era un piloto de verdad, de esos mitos irrepetibles, porque además era su responsabilidad conducir los autos experimentales que creaba Colin Chapman, prototipos que muchos pilotos se negaban a conducir, el miedo a morir era la respuesta.
Hockenheim (el viejo) vivió muchas aventuras y deventuras del automovilismo, en su asfalto se escribieron páginas de gloria pero también de angustia y amargura. El domingo se correrá en Hockenheim…pero ahora convertido en un desabrido circuito, irrespetuoso de su legado. Del viejo, excitante y caprichoso trazado que le arrebató la vida a uno de los más grande, sólo el nombre, sólo eso.