Entró con mal pie en la Fórmula 1, con una carrera inaugural para el olvido en el Gran Premio de Australia. Y su jefe, Flavio Briatore, en lugar de protegerlo, rajó más que nadie de la actuación del finlandés. Pero poco a poco ha ido cogiéndole el tacto a su Renault R27, sobretodo a medida que iba entendiendo los nuevos neumáticos Bridgestone, de comportamiento muy diferente a los Michelin con los que tantos kilómetros había rodado en las jornadas de test. Y este fin de semana, por fin recibió su premio: un sensacional podium, aguantando además a Kimi Rikkonen en las últimas vueltas.
Heikki Kovalainen ya se había convertido en un asiduo en los puntos, luchando siempre por ser el mejor del resto (entiendo por el resto a todo aquel que no lleva ni un McLaren, ni un Ferrari, ni un BMW), y su segunda plaza lograda en Fuji ha sido un merecido premio a la dura temporada que ha tenido este rápido finlandés en su debut. Recordemos que incluso se llegó a cuestionar que finalizara la temporada. Y vamos, que desde entonces está barriendo a Fisichella carrera tras carrera. Las declaraciones de Kovalainen tras la carrera fueron las siguientes: "Ha sido un año de altibajos para mi, y ha sido un poco así este in de semana. Tomamos muchos riesgos en el set-up del coche el sábado, esperando mejores condiciones, y cuando esta mañana vimos la lluvia, no esperábamos tener una buena carrera. No obstante, la estrategia funcionó a la perfección, y el equipo se merecía por lo menos un podium hoy! Todo el mundo me ha pregutado sobre las ultimas con Kimi detrás, pero mis espejos estaban completamente empañados y no lo pude ver. Miraba la pizarra cada vuelta, y las diferencias bajaban constantemente, así que sabía que podía intentar algo. Es una sensación fantástica conseguir i primer podium. Ahora tenemos que intentar mantener la racha en Shanghai".
Hasta Flavio Briatore ha cambiado el discurso cuando habla de Heikki: "nuestro rookie pilotó como un hombre con mucha más experiencia". Es que en esto de la Fórmula 1 no se puede ser impaciente. Las prisas nunca son buenas.
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