La gran noticia del ya pasado Gran Premio de Bahrain, por mucho que se intente desviar la atención desde la siempre particular prensa inglesa, es el retorno a lo más alto del que para muchos es el mejor piloto del momento, Fernando Alonso. Y Alonso ha vuelto para quedarse. Podrá ganar más o menos carreras, pero que estará en las quinielas como vencedor en cada una de las 18 que nos quedan, es algo que está fuera de toda duda. De hecho, es algo lógico cuando se hace coincidir al mejor piloto con uno de los mejores monoplazas. La ecuación no acostumbra a fallar.
Pero nada, para qué perder el tiempo en este tipo de apreciaciones, cuando el titular del Gran Premio se puede desviar hábilmente a lo aburrida que ha sido esta primera carrera de la que tenía que ser la mejor temporada de la historia, por lo menos. ¡Una carrera sin apenas adelantamientos! ¡Hay que cambiar las normas! O al menos esa es la máxima preocupación a día de hoy en Inglaterra, que parece que no asume que su particular racha triunfal de pilotos británicos en equipos ingleses puede dar el relevo este año a un renovado Fernando Alonso (al que no le tienen demasiada simpatía desde que puso a Button, la joven promesa por aquel entonces, de patitas en la calle en Benetton-Renault hace ya unos cuantos años) a lomos de un monoplaza italiano.
Pero no, no pienso caer en la tentación de perderme en este tipo de provocaciones y malgastar mis líneas en un debate que, si tocara hacerlo (que no digo que no), lo han sacado en un momento muy oportuno, desde luego. Quiero seguir hablando de Fernando Alonso. ¡Es que hacía tanto que no lo veíamos luchando allí arriba sabiendo que no era un espejismo de una o dos carreras!
Se había hablado mucho de los cuatro grandes favoritos para esta temporada, y de hecho, los resultados del fin de semana son clarísimos: sus 8 pilotos entraron en la Q3 y calificaron los 8 primeros, y sus 8 pilotos cogieron los 8 primeros puestos de puntos en la carrera del domingo. Pero las distancias no fueron tan estrechas como se esperaba. Eso sí, parece que de estos cuatro, habrá dos parejas de baile: Ferrari-Red Bull, que parecen estar en condiciones de luchar el uno con el otro, aunque con diferentes armas, y McLaren-Mercedes, pese a que tengo la sensación que McLaren estará tarde o temprano con la pareja inicial.
Ver durante un buen tramo de carrera a los tres primeros clasificados separados entre ellos por una distancia visual, es algo positivo que dice mucho de lo apretadas que están las cosas hoy por hoy, y por qué no decirlo, de lo complicado que puede ser ver adelantamientos este año en pista, salvo desfallecimientos de neumáticos (o averías).
Hablando de adelantamientos, destacar la genial (y atrevida) maniobra de Fernando Alonso en la salida. Fernando sabía que para ganar la carrera tenía que empezar por ganarle la salida a Massa, y no dudó ni un instante en frenar por el exterior en la primera curva con su depósito lleno hasta a los topes para después tenerle ganado el interior a su compañero de equipo. El “concepto” de la maniobra me recordó mucho a la salida en el GP de España de 2007 que protagonizaron los dos mismos pilotos, aunque con distinto desenlace. Esta vez, Massa dejó espacio al monoplaza que venía por fuera de la primera curva (el de Alonso, que en 2007 era plateado, y este año rojo, como el suyo). ¿Qué lectura podemos hacer de este detalle? Cada cual es libre de hacer su propia lectura entre líneas.
Como ya esperábamos muchos, esta temporada se acabó eso de quien entre más tarde a boxes gana la posición. Todo lo contrario. El primero en parar, y por lo tanto, montar gomas nuevas, ganará tiempo respecto a su rival si alarga mucho su parada. Pero como decía esa conocida frase en “El precio justo”: ojo, sin pasarse. A las diferentes lecturas de las estrategias le dedicaré un post especial, así que no me extenderé más en este punto.
Sin olvidarme de la mala pata de Sebastian Vettel (¿qué sería del Red Bull si montara un motor de los buenos?), que le dejó sin opciones a una victoria que tenía al alcance (ojo, no estaba ni mucho menos hecha, y eso lo comentaré en el post de estrategias que he prometido anteriormente; el gran papel de Nico Rosberg, que superó a Michael Schumacher en todo sin hacer demasiado ruido; o el pobre debut de Jenson Button con McLaren; quiero centrarme en la que, para mí, fue la gran sorpresa del Gran Premio: el buen rendimiento de Renault.
Force India fue uno de los equipos que se mostró más consistente en el grupo medio, pero de algún modo, se les podía esperar después de lo demostrado el año pasado, pero por Renault nadie daba un duro (y me incluyo en este grupo), y sorprendieron a propios y extraños, no sólo con el buen papel de un piloto como la copa de un pino, como es Robert Kubica (¡qué pena de su incidente en la salida!), sino también en manos de un debutante que demostró grandes maneras mientras estuvo en pista: Vitaly Petrov. Si el coche es tan bueno como lo pareció en Bahrain, los veremos a menudo en la zona de puntos.
Y bien, no me quiero extender mucho más, aunque podría estar escribiendo sin parar de la cantidad de cosas que sé que dejo en el tintero. A ver si con unos breves finales intento solucionar un poco la papeleta: carrera muy seria y consistente de Jaime Alguersuari, que se creció tras una mala clasificación (o muy mala, porque sólo un piloto iba a acompañar a los 6 nuevos equipos en la criba de la Q1, y le tocó a él); Lotus se mostró como el mejor equipo debutante, gracias a su fiabilidad, y sus luchas en pista con los más rápidos, pero menos fiables, Virgin fueron realmente bonitas; una pena el abandono de Pedro De La Rosa, aunque quedó claro que el Sauber no parece estar donde todos señalaban, o al menos en Bahrain no lo estuvo. Y para terminar: el debut de Marc Gené en La Sexta me pareció realmente bueno, dando una precisa lectura de la carrera y demostrando que cuando un piloto habla, el resto sólo podemos callar, escuchar y aprender.
Fotos | The Cahier Arcive (Grand Prix)