Pocos lugares le quedan por visitar a Red Bull y a su larga estrategia de promoción. La escudería de los toros rojos ha rodado en el circuito sin terminar de Austin y por el túnel de New Jersey entre otros. Pero ahí no termina la cosa, porque en un afán de continua superación (y de continua estrategia de Marketing) Daniel Ricciardo ha rodado con el RB7 sobre las casi infinitas salinas argentinas.
El australiano ha puesto a prueba la integridad del antiguo monoplaza de la escudería para rodar en otro de los lugares más inhóspitos de la tierra. Estoy seguro que después de esto habrán tenido que hacer una buena labor de reparación ya que los coches no suelen ser muy amigos de la sal. Pero lo que más me preocupa será el siguiente reto de Red Bull. ¿Tal vez Bonneville? ¿El desierto de Egipto? ¿La Luna? Quién sabe, parece que para estos tíos no hay límites.