Andrea de Cesaris. El Maestro del desastre (1era parte)

Andrea de Cesaris. El Maestro del desastre (1era parte)
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En el acervo histórico de la Fórmula Uno figuran episodios y personajes cuya significación, aunque no se refieran a victorias, campeonatos o hazañas, siempre serán relevantes, sobre todo cuando se habla de la época romántica del automovilismo. Aunque el protagonista de este artículo jamás llegó a ganar una carrera, inclusive manejando para escuderías míticas como Alfa Romeo y McLaren, su trayectoria será recordada por sus recurrentes y aparatosos accidentes durante cada uno de los catorce años que se mantuvo participando en la máxima categoría.

Andrea de Cesaris, piloto italiano nacido el 31 de mayo de 1959, innegablemente es todo un personaje dentro de la Fórmula Uno. Su pasantía luce muy interesante considerando que participó en 214 Grandes Premios ( inició 208), conduciendo los monoplazas de diez diferentes escuderías, de las cuales muchas son de las históricas, así Alfa Romeo, McLaren, Ligier, Tyrrel y Brabham son nombres respetables, en tanto también Minardi, Rial, Dallara, Jordan y Sauber poseen cierta significación.

Hace dos años, el compañero Igor Zamorano publicó un artículo que refería a la pasantía que Andrea de Cesaris realizó por la Fórmula Uno . En efecto, en su larga trayectoria por el Circo Continental dejó varios récords que todavía mantienen vigencia. Ha sido el piloto que más Grandes Premios ha disputado sin conseguir una victoria (208), también es el piloto con más número de abandonos (148) y además no terminó ninguna de las carreras del campeonato de 1987. Con seguridad también posee la marca de más colisiones, por algo le nombraban, desde las categorías inferiores, Andrea de “Crasheris”.

Entre lo grandioso y lo infame

En 1973 se inició en el automovilismo deportivo, lo hizo como la mayoría de los jóvenes, a bordo de un karting. En cinco años fue tres veces Campeón Italiano, una vez Campeón Europeo y una vez Campeón Mundial de la especialidad. Su ascenso hasta la Fórmula Ford inglesa y el torneo mundial de Fórmula Tres fue meteórico. De Cesaris logró alzarse con el subcampeonato del mundial de Fórmula Tres de 1979, tal hazaña tiene su grandeza pues se batía en pista con noveles pilotos como Alain Prost, Nelson Piquet, Elio De Angelis, Nigel Mansell, Derek Warwick, Thierry Boutsen, Mike Thackwell y Bobby Rahal. Ante tal logro, de inmediato fue promovido a la Fórmula Dos.

En seis años había escalado todas las categorías previas, de aquel entonces. En este punto hay que mencionar que el piloto italiano siempre fue apadrinado por la tabacalera Marlboro, y es que tanto de Cesaris senior como Alleardo Buzzi, su socio comercial, eran los distribuidores de la marca en todo el continente europeo. Así que por patrocinio no había ningún problema.

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de Cesaris pilotando un March Toyota 793B de 1979

También hay que mencionar que, aunque Andrea de Cesaris exhibía rapidez, era proclive a protagonizar los más escalofriantes accidentes. Se recuerda uno muy famoso donde se vio involucrado Nigel Mansell, en el año 1976, en Brand Hatch, donde el piloto inglés se rompió el cuello y casi quedó tetrapléjico.

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de Cesaris dejando su huella, destruyendo al March

Sin embargo, la carrera de Andrea de Cesaris siguió en ascenso pues sus resultados, a pesar de los abandonos y las colisiones, eran promocionables. Es así como, con su palmarés, y con muchas expectativas, arribó al equipo Project 4 de Fórmula Dos, team dirigido por Ron Dennis, quien para aquel entonces también estaba involucrado con la escudería McLaren de Fórmula Uno.

Para 1980, Marlboro era el principal promotor tanto de Alfa Romeo como de McLaren, es por ello que, ese mismo año, Andrea de Cesaris, con apenas 21 años, recibe el llamado de la escudería Alfa Romeo para sustituir a Vittorio Bambrilla, tanto en Cánada como en Estados Unidos que serían los últiomos Grandes Premios de aquella temporada.

Con el patrocinio de Marlboro asegurado hasta 1982, Alfa Romeo tenía muchos planes estipulados, incluyendo un proyecto turbo para motores 12 cilindros y una buena cantidad de desarrollos aerodinámicos, pero la trágica desaparición de su piloto estelar Patrick Depailler, en la clasificación de Hockenheim, dejó a la escudería sin horizontes claros. Aunque de Cesaris se mostró competitivo durante los entrenamientos, en Canadá sólo estuvo 8 vueltas en carrera y se retiró por rotura del motor, en tanto en USA chocó apenas en el segundo giro.

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En su debut con el Alfa Romeo 179 de 1980

A pesar de tan pobres exhibiciones, su patrocinio personal resultó determinante para ubicarlo, en la temporada de 1981, en la escudería McLaren, equipo competitivo que además intentaba posicionarse entre las mejores del campeonato aplicando un plan que involucraba cambios radicales en todos los niveles. Ron Dennis tuvo que aceptar a regañadientes el ingreso del piloto italiano en el equipo grande, lo cual representó una eventualidad nada afortunada.

En el proyecto de Ron Dennis figuraban los diseños de John Barnard basados en un inédito chasis en fibra de carbono, cuya construcción representó un suplicio por las dificultades del momento. Nadie en Inglaterra se interesó por lo tanto Dennis tuvo que moverse hacia Estados Unidos, hasta Hercules Aerospace, quienes osaron atreverse a tal aventura. El costo no era nada barato por la fabricación de cada chasis de fibra de carbono. Además Dennis quería convencer al multimillonario saudí Mansour Ojjeh, quien para el entonces patrocinaba a Williams y a Brabham, para que se involucrara en el atrevido proyecto, pero a nivel de socio.

En el plan maestro de Ron Dennis no estaba contemplado Andrea de Cesaris, sin embargo el piloto italiano llegó a McLaren y los resultados, en 15 participaciones, fueron: un sexto puesto en el Gran Premio de San Marino, 17 despistes, 16 autos inservibles y 10 motores reventados. Durante toda la temporada fueron constantes los enfrentamientos entre el equipo y el piloto, inclusive ya estaba lista la contratación del suizo Marc Surer para sustituir a de Cesaris pero Alleardo Buzzi amenazó a Dennis con retirarle el patrocinio si Andrea no continuaba como piloto titular.

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DeCesaris estampando su McLaren en Zandvoort

Los ánimos explotaron y de Cesaris no pudo disputar el Gran Premio de Holanda porque los mecánicos de McLaren se negaron a reparar el auto que había destrozado en las prácticas. En descargo de Andrea de Cesaris hay que decir que no conocía los circuitos y además era mucha la presión para un novato que estaba en un equipo grande.

Para 1982, de Cesaris retornó a la escudería Alfa Romeo, superada su traumática pasantía en McLaren, así se aprovechaba del último año de Marlboro como patrocinador del equipo italiano. El retorno al equipo Alfa Romeo resultó positivo para Andrea pues pudo exhibir las credenciales de buen piloto que traía desde las categorías inferiores. En su momento, De Cesaris fue el piloto más joven (con 23 años) en lograr una Pole, la consiguió ese año en el circuito de Long Beach.

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Partiendo desde la pole en Long Beach

Fiel a su filosofía de conductor rápido pero con extrañas ráfagas de imprudencia, inclusive luciendo como un inexperto en las lides de la competición, su desempeño en Long Beach concluyó con otro incidente. Liderando la competencia tuvo inconvenientes para doblar al piloto Raúl Boesel (inclusive le hizo un gesto obceno con el dedo medio), lo que aprovechó Niki Lauda para hacerse con el liderato. Intentando acercarse a Lauda, de manera desesperada, de Cesaris sufrió un desperfecto mecánico que le hizo estamparse contra un muro de concreto. Otro incidente que iba acrecentando sus estadísticas personales.

De Cesaris Long Beach 1982
Culminando la carrera a su manera

Otro suceso anecdótico de esa temporada ocurrió en el Gran Premio de Mónaco. El final de ese Gran Premio es de antología. A tres vueltas para concluir, Alain Prost quedó fuera por accidente. Ricardo Patrese heredó la punta pero hizo un trompo y regresó a la pista en tercera posición, fue adelantado tanto por Didier Pironí como por Andrea de Cesaris. Todo parecía sentenciado a falta de una vuelta pero, de manera increíble, Pironí y de Cesaris se quedaron sin gasolina. El único piloto que estaba en la misma vuelta de los punteros era Patrese quien aprovechó tal eventualidad, retomó la punta y se hizo con la bandera a cuadros. de Cesaris ha podido ganar la carrera mas la suerte le siguió negando las mieles de la victoria. Sin embargo, el piloto italiano, a pesar de no concluir la carrera, subió al podio en tercer lugar. Tras esa meritoria actuación se pensaba que el aún joven de Cesaris se centraría en terminar los Grandes Premios que restaban. Pero esa temporada de 1982, además de ese tercer lugar, solo pudo sumar otro punto al llegar sexto en Canadá. Culminó el año con cinco puntos en su casillero y diez retiros en sus diesciseis participaciones. Aunque los números parecen malos, resultó ser el mejor piloto oficial de la escudería Alfa Romeo pues su compañero Bruno Giacomelli solo pudo conseguir 2 puntos en toda la temporada. También se debe añadir que esa temporada resultó la última del motor 3L V12 aspirado Alfa Romeo pues los italianos venían trabajando en un motor V8 1.5 Turbo para ser utilizado en la temporada de 1983.

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Patrese, Pironí y De Cesaris en Mónaco 1982

Aunque el patrocinio de Marlboro expiraba en 1982, la tabacalera decidió aupar por una temporada más al equipo Alfa Romeo pues esperaban que el nuevo motor impulsaría al auto rojiblanco a los lugares de vanguardia. El detalle estaba que, en la misma acera, el equipo McLaren, que también era patrocinado por Marlboro, copaba todas las miradas con sus pilotos Alain Prost y Niki Lauda. Entonces, por asociación y descarte, existían unos “blanquirojos” buenos y unos “blanquirojos” malos y en la marca habían prioridades, de allí que se exigían ciertos niveles de competitividad en Alfa Romeo. Por supuesto que el patrocinio garantizó otra temporada para Andrea de Cesaris en Alfa Romeo, de quien todavía se esperaban los destellos de gran corredor que mostró en sus inicios.

En la segunda parte de este artículo se abordarán los puntos: el famoso tic nervioso del piloto, el cual le hacía mover sus ojos hasta dejarlos en blanco; y su aparatoso accidente en Austria 1985, donde se comprobó que Andrea de Cesaris era un piloto con mucha suerte.

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