Si algo estamos viendo en este comienzo de temporada es la clara demostración que en la Fórmula 1 hay dos tipos de escuderías. Por delante, las que luchan por las victorias, los podios y los puntos, y por detrás las que tratan de sacar provecho a los restos que dejan las primeras. Si bien, este hecho siempre ha sido habitual, durante la actual temporada es cada vez más acusado.
Los actuales dos grupos, contrastan con los tres que disfrutábamos durante años anteriores. Además de los "grandes", teníamos una clase media protagonista de grandes luchas y por último, a las "nuevas". Si nos fijamos en lo que está ocurriendo esta temporada, podríamos decir que la clase media casi ha desaparecido por completo. De los dos grupos, tenemos a Red Bull, Ferrari, Mercedes-AMG, Force India y Lotus por un lado y a Toro Rosso, Sauber, Williams, Caterham y Marussia por el otro.
La antigua clase media nos deleitaba con importantes gestas de esas que convierten cada punto cosechado en una auténtica victoria. Formada por Lotus (hasta la pasada temporada), Force India, Toro Rosso, Sauber y Williams, esa clase media estaba lo suficientemente cerca de los de arriba como para pescar en días revueltos pero también estaba demasiado lejos de las nuevas escuderías como para permitir una sorpresa mayúscula.
Pero con Lotus instalada entre las mejores y Force India un paso por delante de sus, otrora, rivales, Toro Rosso, Sauber y Williams se han quedado en tierra de nadie. Y quizás con el problema de que están más cerca de los que vienen por detrás, Caterham y Marussia, que de las escuderías que en este comienzo de temporada se han repartido casi todos los puntos en liza.
El adiós del pelotón intermedio hace que las carreras pierdan intensidad en momentos en los que en años anteriores vivíamos grandes luchas. Quizás la lucha por la victoria estaba decidida, pero ni de lejos eso significaba una carrera sin buenos momentos ya que por detrás la batalla tenía nombres y apellidos menos habituales en los grandes titulares.