A nadie se le escapa que se están poniendo las cosas muy complicadas para aquellos conductores que, contra viento y marea, conservan sus viejos coches. Viejos por fecha de matriculación, ya que por funcionamiento es posible que vayan perfectos y esa edad no sea más que una cuestión numérica. Vamos camino de no volver a ver coches de más de 15 años usándose diariamente, directos a un cambio sumamente importante pues, aunque en perfecto estado, esos ‘coches viejos’ tienen mayores emisiones que cualquier modelo actual y, entre otras cosas, no están bien vistos. Europa aprieta mucho con las nuevas y super restrictivas normativas, poniendo un cerco casi insalvable a todo lo que contamine en exceso.
Para muchos aficionados puede suponer una situación muy molesta, al verse muy limitados en el uso y disfrute de su máquina por el hecho de acumular muchos años. También habrá usuarios que se vean perjudicados, bien por unas condiciones económicas que complican la adquisición de un vehículo nuevo o por el simple hecho de no querer cambiar. Sin embargo, no queda otra solución que aceptar la situación y comprender que hemos llegado a un punto delicado, que requiere capacidad de adaptación y el apoyo de todos. Los fabricantes ya han comenzado con su parte del trabajo. Unos apuestan por el ‘downsizing’ o por la limpieza de los motores diésel (catalizadores, filtros de partículas, inyección de AdBlue…), mientras que otros prefieren ir un paso más allá.
La única fórmula que evita las emisiones en los desplazamientos, o al menos, la más popular actualmente, es la electrificación. Los motores eléctricos no generan ningún tipo de emisiones durante su funcionamiento, su eficiencia energética es elevadísima y el potencial de desarrollo futuro es muy grande. Habría que solucionar pequeños inconvenientes, como la obtención de electricidad o el desecho de las baterías al final de su vida útil, pero son apartados que ya se están estudiando para garantizar el respeto por el medio ambiente en cualquier etapa de un vehículo.
Objetivo: el vehículo ecológico definitivo
El objetivo es lograr desarrollar el vehículo ecológico definitivo, es decir, aquel vehículo que no contamine durante su fabricación, no contamine durante su uso y, por supuesto, no contamine al final de su vida útil. Por eso, Toyota desarrolló el Prius hace ya más de 20 años, el primer automóvil híbrido de producción cuya tecnología ha ido extendiéndose al resto de la gama a lo largo del tiempo. Vehículos capaces de circular el 80% del tiempo empleando únicamente electricidad como energía y que actualmente suponen el pilar central de las ventas de la marca. una muestra de lo acertado de la estrategia llevada a cabo por Toyota y que, además, ha sido copiada por otros fabricantes.
Cuando una idea es buena, hay que reconocerlo, pero la hibridación no es la solución definitiva. Toyota lleva más de 20 años fabricando coches electrificados, es algo que nadie puede poner en duda, pero al mismo tiempo se ha trabajado en otras soluciones futuras como la pila de combustible. una tecnología para vehículos eléctricos en la que Toyota lleva invirtiendo desde hace muchos años. Es el final del camino en pos de un futuro libre de emisiones,pero sin que por ello se pierdan prestaciones, comodidad o facilidad de uso.
La primera entrega de esta tecnología fue el Toyota FCV, un ‘coche concepto’ que se dio a conocer en 2014 como antesala a lo que estaba por venir: el Toyota Mirai de producción. Un vehículo caracterizado por un diseño que buscaba la máxima eficiencia en todos los sentidos. La siguiente iteración de la pila de hidrógeno fue el Toyota FCV Plus, mostrado al público en 2015 y que según la propia marca, podría tener una versión de producción en un futuro no muy lejano. Destacaba por tener dos pilas de combustible (una sobre cada eje) y cuatro motores eléctricos, uno en cada rueda.
El Toyota Mirai (literalmente, futuro en japonés) representa el futuro según la marca. Es uno de los primeros automóviles animados por una pila de hidrógeno de comercialización global que sigue los mismos pasos del Toyota Prius, pero con una tecnología todavía más revolucionaria. Por ello, además de ser un pionero, muestra un diseño totalmente fuera de lo normal que, o te gusta o lo odias, pero no deja a nadie indiferente. Es cierto que Toyota no ha sido el primer fabricante en poner un coche con esta motorización en circulación, pero lleva trabajando con esta tecnología desde el año 2002, lo que dice mucho sobre su empeño en el desarrollo de una movilidad limpia y sostenible.
Más de 20 años de experiencia
Toyota lleva muchos años investigando y desarrollando motores eléctricos, más concretamente, Toyota lleva más de 20 años fabricando motores eléctricos para sus vehículos híbridos y eso es una ventaja que ahora, con la creación de una división para desarrollar de manera específica vehículos eléctricos, tomará muchísima importancia. El objetivo es acelerar la llegada de vehículos eléctricos al mercado, aunque Toyota tiene mucha experiencia en este ámbito. Mientras se ponía en marcha la vida comercial del Toyota Prius en 1997, la marca mostraba en el Salón del Automóvil de Tokio el Toyota eCom, un pequeño modelo con motor eléctrico que estaba pensado para ser empleado en pequeñas comunidades como un campus universitario o una urbanización residencial.
Una de las muchas aplicaciones que ofrece la tecnología eléctrica, aunque en paralelo a esto, Toyota ponía en marcha un proyecto iniciando la venta, para flotas y sólo en Estados Unidos, del Toyota RAV4 EV. Una versión del popular SUV animado por un motor eléctrico de 50 KW, alimentado por una batería de níquel metal hidruro capaz de otorgar 156 kilómetros de autonomía. Se comercializó a pequeña escala hasta 2003 y sirvió como fuente de información para el desarrollo de la tecnología, que tuvo una segunda entrega entre 2012 y 2015, ya con baterías de iones de litio y 166 kilómetros de alcance (se vendió principalmente en California, Estados Unidos).
Toyota, mientras llenaba las calles de coches híbridos, seguía su apuesta por los eléctricos por otro lado. Se quería ofrecer buena autonomía y recargas rápidas, teniendo como resultado el Toyota iQ EV. El pequeño urbano japonés disponía de un motor eléctrico de 47 KW que lo lanzaba hasta los 125 km/h. Su batería de iones de litio podía ofrecer una autonomía de 85 kilómetros que, además, se podía cargar al completo en sólo 15 minutos. Luego, en 2012, apareció el llamativo Toyota i-ROAD. Un vehículo a medio camino entre una moto y un coche (90 centímetros de ancho), que tenía dos motores eléctricos de 2 KW cada uno en las ruedas delanteras y una autonomía de 50 kilómetros. Eminentemente urbano, desplazaba a sus dos ocupantes en tándem y se cargaba en una toma doméstica en tres horas. Se ofreció en la modalidad de ‘coche compartido’ en Japón y Francia.
El desarrollo eléctrico más reciente de los nipones es el Toyota i-TRIL, presentado en el Salón de Ginebra de 2017 y que destacaba, además de un sistema de conducción autónoma, por su forma de tomar las curvas gracias a un sistema de inclinación activa. Animado por un motor eléctrico, su autonomía llegaba a los 300 kilómetros y tenía el objetivo de combinar el respeto por el medio ambiente y una conducción divertida, aunque este no ha llegado a producción.
Una completa gama de vehículos eléctricos a partir de 2020
Todo este trabajo tendrá como resultado una completa gama de modelos con motor totalmente eléctrico que llegará a partir de 2020. Una estrategia que contempla el lanzamiento de un total de 10 modelos totalmente eléctricos en el mercado, seis de ellos de alcance global. Este ‘ataque’ finalizará en 2025 y la compañía espera vender, en 2030, alrededor de 4,5 millones de vehículos híbridos (tanto convencionales como enchufables) y un millón de coches eléctricos (a baterías y de pila de combustible). Para lograrlo, se darán los primeros pasos con la puesta en escena del Toyota C-HR EV o Toyota IZOA EV (en China el C-HR se llama IZOA), modelo que sólo se venderá en China. A Europa no llegarán antes de 2021.
Los seis modelos globales se articularán sobre la plataforma e-TNGA y abarcarán casi todos los segmentos. Primero se pondrá en circulación un modelo de pequeño tamaño, desarrollado en conjunto con Suzuki; luego le llegará el turno a los SUV, uno de ellos en colaboración con Subaru. También habrá un sedán con motor eléctrico y lo que denominan como ‘minivan’, un monovolumen de siete plazas. Igualmente, se tiene previsto automóviles un poco más pequeños, como los famosos ‘kei-car’ japoneses. Todos estos modelos se verán beneficiados por los acuerdos firmados con empresas como CATL, BYD, Panasonic, Toshiba y GS Yuasa. Además, Toyota podría ser una de las primeras marcas del mundo en comenzar la producción de las baterías de estado sólido.
“No hemos cambiado nuestra política hacia los coches eléctricos a batería. No estamos priorizándolos, ni estamos abandonando nuestra estrategia respecto a la pila de combustible de hidrógeno. Hay mucho trabajo por delante para lograr la popularización de los coches eléctricos. Específicamente, nos centraremos en el desarrollo de los vehículos y su suministro estable, en una durabilidad mejorada y en la reutilización de las baterías.
Nos consideramos fabricantes de baterías para vehículos eléctricos, y volveremos a cuando desarrollamos las baterías para el Prius. Pero puede haber una brecha entre la cantidad de baterías que podemos producir y la cantidad de baterías que podemos necesitar. Estamos preparando un marco para responder a fondo al desafío, poniendo todas las piezas en su lugar, incluida la creación de nuevos modelos de negocio. Trabajando de una manera amplia y abierta, estamos colaborando con socios en nuestro esfuerzo por contribuir a una mejor sociedad”.
Imágenes | Toyota
