La caja de cambios es uno de los elementos más complejos de un vehículo. Es un conjunto de ruedas dentadas o piñones (un engranaje) que permite convertir el funcionamiento del motor, en movimiento de las ruedas. Requiere de diversos cálculos para su diseño y además, de piezas super resistentes y bien lubricadas.
Por lo general una caja de cambios no suele presentar problemas, aunque muchos usuarios no hagan uso de ella como corresponde y se maltrate más de la cuenta. Pero, por su complicación a la hora de diseñarla y fabricarla, más las horas que se requieren para su desmontaje y reparación, una avería puede llegar a ser muy cara.
Detectarla puede resultar clave para la vida útil del automóvil o el bienestar de nuestra cuenta corriente, por ello es importante seguir una serie de pautas que permitan llegar a reconocer qué está fallando en la transmisión del vehículo.
Es posible que la avería no venga de la propia caja de cambios, sino de alguno de los componentes que dan forma al sistema de transmisión como el embrague, los palieres, las juntas, etc. Si alguna de las citadas piezas falla o se encuentra en mal estado es probable que tengamos problemas.
Si notas algo de esto, acude a tu taller y procura no mover el coche
Todos los vehículos se encuentran equipados con un sistema de transmisión lo que diferencia a unos de otros es la caja de cambios que lleven instalada: manual o automática. En cualquiera de los casos, si te encuentras con estos síntomas es conveniente que acudas cuanto antes al taller para revisar tu coche y solucionar la posible avería.
Olor a aceite quemado: Si percibes un olor a aceite quemado es probable que la transmisión se esté sobrecalentando. Cuando ocurre esto podría ser porque los niveles del líquido están bajos o porque no es el aceite correcto para esa transmisión.
Ruido en punto muerto: Este comportamiento puede ser debido a un bajo nivel del líquido de la transmisión o porque sea necesario cambiarlo. También puede ser debido a un problema mecánico, en cuyo caso deberías acudir al taller para su reparación.
Los cambios no entran: Esto suele darse en las transmisiones con cambios manuales cuando accionamos el pedal del embrague. La causa puede deberse a un desajuste en los cables de los cambios o en la conexión del embrague o bien porque le falte líquido a la transmisión o no tiene la viscosidad correcta.
El embrague se engancha: Cuando accionas el pedal del embrague para accionar el cambio y notas que se queda enganchado puede ser que exista algún fallo en los cables de conexión o en los discos.
El sistema de transmisión no suele averiarse, siempre y cuando se lleve a cambio un mantenimiento adecuado
Brusquedades en los automáticos: Esto suele ocurrir en maniobras de aparcamiento y se debe a un fallo de la unidad electrónica de la gestión de la caja.
La caja de cambios automática patina en todas las marchas o le cuesta acelerar: Puede deberse a que el nivel de aceite se encuentre por debajo del mínimo y habría que reponerlo para ver si se soluciona ese problema.
Los cambios ‘se salen’: Si nos ocurre que al insertar una marcha esta ‘salta’ y se sale regresando a punto muerto es una señal más que evidente que hay un problema en la caja de cambios. Pueden ser los elementos de guía, las horquillas, que haya tornillos sueltos o incluso un nivel bajo del aceite.
Derrame de líquido: Si observas pérdidas de líquido en el suelo estas pueden ser del aceite de la transmisión. Quizá no sea una avería problemática y sólo haya que cambiar las juntas porque están viejas, pero no lo dejes pasar por si acaso (podría ser aceite del motor y no de la caja de cambios…).
El coche tiembla o chirría: Si tu coche chirría a la hora de realizar un cambio o tiembla cada vez que se cambia de velocidad, son indicativos evidentes de que algo no va bien. Los motivos pueden ser muchos, desde falta de lubricación hasta desajuste del montaje o piezas rotas.
A pesar de todos estos síntomas, el sistema de transmisión suele ser un sistema fuerte y robusto que no suele averiarse, siempre y cuando se realice un mantenimiento adecuado para que las condiciones de funcionamiento sean óptimas. Los problemas en la transmisión pueden venir antes de los palieres que de la caja de cambios, o de las rótulas y juntas. No obstante, el paso del tiempo y la cantidad de kilómetros originan un desgaste especialmente notable en las piezas móviles.
El mantenimiento es clave para un buen funcionamiento
Con el objeto de alargar su vida útil, te recomendamos una serie de consejos a tener en cuenta:
Cambia el aceite de la transmisión según las indicaciones del libro de mantenimiento que dicta el fabricante. Aproximadamente, suele ser cada 50.000 kilómetros.
Nunca cargues en exceso el vehículo y mantén en buen estado los neumáticos utilizando ruedas similares y bien calibradas.
Procura ser cauteloso ante un posible patinaje en barro o ante un caso de aquaplaning, si tu transmisión es automática, ya que en estos casos se produce un recalentamiento peligroso del sistema. También debes procurar no estar mucho tiempo detenido con el vehículo en marcha para que no suba la temperatura del aceite.
No abuses del embrague – caso de la transmisión manual –, para así evitar un desgaste en exceso de los rodamientos, aunque cuando lo utilices pisa siempre hasta el fondo el pedal del embrague para evitar forzar el sistema.
Comprueba siempre el estado del aceite de la caja de cambios reemplazándolo cada 25.000 kilómetros.
Mantén a punto el sistema de refrigeración con el fin de prevenir el recalentamiento de la transmisión.
Ten siempre en cuenta que tanto la información ofrecida sobre las averías del sistema de la transmisión como estos consejos a tener en cuenta, no pretenden reemplazar la labor de un profesional, sino acercarte a conocer mejor tu vehículo.
Cambio e-CVT e de Toyota, más que un variador continuo
Aprovechar al máximo la potencia para minimizar el consumo es una de las ventajas que ofrecen los cambios e-CVT de Toyota
En el mercado existen cambios manuales y automáticos, tal y como hemos visto, y dentro de estos últimos cuentan con varias modalidades: de convertidor de par, de doble embrague, caja manual pilotada y cambio por variador continuo o CVT. Precisamente ésta última, denominada por la marca japonesa e-CVT (transmisión variable continua controlada electrónicamente) es la que montan los distintos modelos híbridos de Toyota.
En realidad el e-CVT de Toyota no es un cambio de variador continuo de velocidad sino que cuenta con un sofisticado sistema que carece de correa de transmisión. Ambos motores se encuentran unidos directamente a las ruedas. Así tenemos una corona conectada por un extremo al motor térmico y por el otro al mecanismo reductor final que es quien recibe la mayor parte de la fuerza del motor. El sistema de transmisión se complementa con un planetario conectado al motor/generador eléctrico encargado de hacer las veces tanto de generador de electricidad como de motor de empuje. Mientras que una unidad de control es la encargada de recibir la información de giro de las ruedas, de la posición del pedal del acelerador y de la resistencia al avance.
Esta transmisión permite gestionar el flujo de energía entre el motor gasolina y eléctrico, además de lograr una aceleración suave, progresiva y sin brusquedades. También es muy eficiente, dado que suministra la cantidad de energía justa de par y potencia en cada situación, asegurando la máxima eficiencia de combustible.
Por último, el e-CVT de Toyota no requiere de mantenimiento en un uso convencional, pues carece de piezas que se acoplen y desacoplen, aparte de no tener movimientos bruscos.
Imágenes | Flickr: Iñigo García; Pxhere; Toyota