Como pudísteis comprobar ayer, esta semana hemos abierto una interesante discusión sobre deportivos diésel. ¿Sí o no? Esa es la cuestión. A mí me toca defender la idea de que no hay por dónde cogerlos. Vamos, que deportividad y gasóleo no van unidos, por muchos títulos de Le Mans que pongamos sobre la mesa.
Por supuesto, es una cuestión de gustos, y habrá quien esté encantado con un potente modelo turbodiesel, que sus ventajas tiene, claro, pero los más puristas nunca darán su brazo a torcer a la hora de elegir un deportivo. Por las venas de las leyendas con las que muchos crecimos corría gasolina, y de muchos octanos, pero no gasoil.
Si bien es cierto que se está perdiendo gran parte de la esencia de los deportivos, tendiendo a modelos turboalimentados y con cajas de cambio automáticas, la gasolina sigue siendo un elemento indispensable en ese cóctel que da como resultado una enorme sonrisa de oreja a oreja cuando conducimos. ¿Se puede disfrutar tanto en un díesel? Seguramente, pero no hay nada comparable a tener un impetuoso V12 latiendo frente a tí o diez cilindros respirándote en el cogote. Las cosas como son.
Antes de nada hay que aclarar que nada tiene que ver el combustible de un motor con lo deportivo de un buen chasis, pero aquí no hablamos de lo bien que se pueda afrontar una curva o de ser el más rápido o el más eficiente, sino de la combinación perfecta para disfrutar. Y eso, señores, necesita de un ingrediente tan fundamental como la ginebra en un gin-tonic. Gasolina.
Los fabricantes tienen bastante clara su receta. Hay modelos de corte deportivo susceptibles de equipar un enérgico propulsor diésel, pero los realmente pasionales, concebidos para hacer feliz a su conductor, llevan bujías. No hay nada como un motor atmosférico de giro rápido. Y eso, amigos, es incompatible con el combustible de los camiones, por mucho espectáculo que den en el Jarama.
Para quienes hacen más kilómetros o miran más el bolsillo, hay opciones muy buenas en el mundo del diésel, como el Volkswagen Golf GTD, el Audi SQ5 TDI o modelos más burgueses como un BMW M550d xDrive, y desde luego no podemos perder de vista el Audi RS 5 TDI Concept, que promete prestaciones de infarto y menos visitas a la gasolinera que el modelo convencional.
Aún así, por mucho esfuerzo que se ponga en mejorar su sonido, que es uno de los "puntos negros" de los diésel, nunca será lo mismo. Y todo a pesar de ejemplos como el SQ5 TDI, cuyo ronroneo podría hacer pensar a sus ocupantes que son ocho cilindros en uve los que se esconden bajo el capó.
Aunque cada día hay más modelos diésel prestacionales, lo cierto es que no hay fabricantes que ofrezcan superdeportivos movidos por este combustible. Hace años nos llevamos un pequeño susto cuando se presentó el Audi R8 V12 TDI Concept, y también pusimos el grito en el cielo cuando Porsche sacó el Cayenne Diesel. Los tiempos cambian, pero las preferencias de los llamados "quemados" no tienen pinta de cambiar.
En Estados Unidos, donde ya empiezan a verse modelos diésel con más frecuencia, no han tenido nunca un dilema en este aspecto. Y es que es bien sabido que donde se ponga un gigantesco motor V8 y un tremento compresor volumétrico, que se quiten los dragster de gasoil, aunque también les gustan. Hasta para trabajar en el campo prefieren la gasolina. Gente seria. Y gasolina barata, también (cada vez menos, eso sí).
En Europa, no obstante, y más concretamente en España, el triunfo del diésel en el día a día es claro y aplastante, pero no es que tengamos precisamente una trabajada cultura del motor. Aquí la pela es la pela, y lo del cóctel de conducción lo dejamos para quien lo quiera. Y el que lo quiera, lo tiene claro: un poquito de VTEC por aquí, FSI por allá y una pizca de HEMI para rematar.
A estas alturas, cuando más de un conductor de diésel está calculando la ración exacta de cianuro para acabar conmigo sin gastar un céntimo de euro más de lo necesario, he de decir que yo también conduzco uno y estoy muy contento con sus cualidades de "mechero" y su puesta a punto deportiva, aunque nunca me seducirá del todo mientras conserve su sonoro tono agrícola y tenga tan pocos números en el tacómetro. De nuevo, las cosas como son.
En Motorpasión | ¿Deportivos diésel? Oye, pues tienen su punto