Mi coche es el Skoda Octavia Combi diésel de la anterior generación, antes del restyling bifaro. Y me encanta. Era la versión de gasóleo menos potente, pero acompañada con el cambio automático DSG de doble embrague.
En la generación actual del Octavia ya no existe esa variante: el diésel más barato (de 116 CV) sólo está disponible con caja manual. Para que equipe el DSG hay que pasar al de 150 CV, que es 3.200 euros más caro. Pero aunque tuviera que pagar más, escogería esta variante.
El DSG marca la diferencia en un familiar tan cómodo como capaz
El Octavia Combi fue mi primer coche nuevo: el anterior era heredado, también de carrocería familiar. Me convenció en todo: relación calidad-precio, diseño, espacio, comodidad y comportamiento. De hecho, casi nueve años después me sigue sorprendiendo que vaya tan bien teniendo poco más de 100 CV. La clave, el DSG.
Para comprarme el Octavia pedí consejo a mis compañeros. Todos coincidían: pilla el diésel con DSG, no hay color con el manual. Probé ambos en el concesionario y tenían razón. Respondía mucho mejor con el automático. E insisto, no parece que tenga 105 CV: sube pendientes en autovía a más de 100 km/h que da gusto y en viajes largos es un auténtico martillo pilón.
Esta transmisión me hizo cambiar de parecer con los automáticos. Aunque claro, es un cambio mecánico con embragues. Y levas.
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1.6 TDI 105 CV DSG (2013) |
2.0 TDI 116 CV MT6 (2020) |
2.0 TDI 150 CV DSG (2020) |
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motor |
4 cilindros turbo |
4 cilindros turbo |
4 cilindros turbo |
potencia @rpm |
105 CV @ 3.000 - 4.000 rpm |
116 CV @ 2.750 - 4.250 rpm |
150 CV @ 3.000 - 4.200 rpm |
par máximo @rpm |
259 Nm @ 1.500 - 2.750 rpm |
300 Nm @ 1.600 - 2.500 rpm |
360 Nm @ 1.600 - 2.750 rpm |
cambio |
DSG 7 automático |
Manual 6 velocidades |
DSG 7 automático |
velocidad máxima |
191 km/h |
208 km/h |
225 km/h |
aceleración |
11,1 s |
10,3 s |
8,8 s |
consumo ( l/100 k) |
4,0 |
4,3 |
4,5 |
etiqueta dgt |
B |
C |
C |
Los modos de conducción marcan la diferencia en el Octavia automático frente al manual por como gestionan el motor. También las levas. Y es que para atar en corto consumo y emisiones, al Octavia le cuesta responder a bajas revoluciones: le pasa al mío, pero también al de 150 CV que ya tuve ocasión de probar.
Pero si bajamos de marcha a toque de leva o bien seleccionamos el modo Sport, lo neutraliza por completo al estirar las revoluciones. Me parece un factor fundamental en el comportamiento en la conducción diaria en ciudad, con tanta rotonda y ceda el paso.
Además con el modo Sport mejora mucho su hacer en carreteras reviradas o por ejemplo en lluvia. Y las levas son perfectas para adelantar o para conseguir rápidamente empuje en determinadas situaciones.
Más de 800 km sin pasar por la gasolinera. El Skoda Octavia Combi diésel es un auténtico mechero para su tamaño y peso: hablamos de un coche de casi 4,7 m de largo y de casi 1.500 kg (eso el actual, el mío supera los 1.700 kg). Pero a pesar de ello su consumo medio no llega a los 5,0 l/100km. Esto en el anterior de 105 CV y en los actuales de 116 CV y 150 CV.
Cierto es que en modo Sport se dispara el consumo, pero gestionándolo con cabeza mantienes una media cercana a los 5,5 l/100 km. Además, estos modelos diésel superan los 800 km de autonomía lo que supone un ahorro aunque hoy el gasóleo esté bastante más caro que cuando me compré mi Octavia allá por 2015.
Un maletero enorme. Más allá del motor y dinámica, el Skoda Octavia me gusta por lo cómodo y espacioso que es: tiene base de compacto, pero aprovecha muy bien el espacio. Lo hace tanto en la berlina como en el familiar. De hecho calcan dimensiones y batalla (casi 2,7 m): la única diferencia es el maletero algo más grande del Combi. Esto pasaba en el anterior modelo y pasa en el actual.
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largo |
ancho |
alto |
batalla |
maletero |
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skoda Octavia Combi 2020 |
4.689 mm |
1.829 mm |
1.468 mm |
2.686 mm |
640 - 1.700 litros |
skoda octavia combi 2013 |
4.659 mm |
1.814 mm |
1.465 mm |
2.686 mm |
610 - 1.740 litros |
Para mí el maletero es fundamental porque cada verano voy con la casa a cuestas: hago camping a la vieja usanza con dos tiendas, muebles varios, dos futones enormes, etc. Pero sus más de 600 litros se agradecen siempre: por ejemplo jamás me he preocupado del espacio incluso yendo a Ikea (todo dentro de un límite, no es una furgoneta). Y eso con el nuevo es aún mejor, que cubica 30 litros más.
Aunque en ciudad a veces te las ves y deseas para aparcar, o en algún párking ratonero, seguiría optando por el Skoda Octavia. Y en concreto por el Combi que tiene más maletero y la línea me gusta mucho más. Cuestión de gustos, está claro.
Merece la pena pagar 35.950 euros en vez de 32.750 euros
El Skoda Octavia Combi diésel de 116 CV con caja manual arranca en los 32.750 euros (en Ambition Plus y Selection), mientras que el Octavia Combi de 150 CV con DSG hace lo propio en 35.950 euros en idénticos acabados. Pero esos 3.200 euros de diferencia me parecen poco entre ambos por disfrutar del cambio automático. Además de más potencia y mejores prestaciones.
Respecto a mi coche son casi 10.000 euros más, fruto de la tecnología y la inflación. En esta nueva entrega el Octavia equivalente al mío es más tecnológica y moderna. De hecho al conducir el actual y luego volver a coger mi tercera generación recuerdo lamentarme: "Ya se me ha quedado viejo".
Tiene dos pantallas, la instrumentación digital y un display multimedia de 10 pulgadas con radio DAB y conexión Apple Carplay y Android Auto sin cables. Además cuenta con sensores de aparcamiento delante y detrás (en un coche largo se agradece), arranque y acceso sin llave, retrovisores eléctricos automáticos con calefacción, control de crucero, frenada automática de emergencia, asistente de mantenimiento de carril, detector de fatiga...
¿Y de verdad un diésel ahora? Pues en el caso del Skoda Octavia creo que le sienta como un guante. Además, el actual tiene etiqueta C que tardará en sufrir restricciones. Y aún quedan 25 años para el veto total a los térmicos en 2050: será casi un clásico en ese momento. En definitiva, este coche con motor diésel sigue teniendo sentido hoy incluso si no haces más de 20.000 y 30.000 km al año.