2014 fue el año que supimos que dos tecnologías de motorización alternativas estaban condenadas a colisionar para convivir en un futuro no tan lejano. El coche a hidrógeno, auspiciado por un puñado de fabricantes y también un puñado de gobiernos, ha adelantado su llegada con el Toyota Mirai a la cabeza.
Pues bien, el CES 2015 de Las Vegas ha servido además a Toyota para anunciar lo mismo que Tesla Motors hacía el pasado junio, que permitirá la utilización de las patentes relacionadas con su nuevo coche con pila de combustible de hidrógeno. Con esto los japoneses no pretenden otra cosa que acelerar el desarrollo y la introducción de esta tecnología en la segunda parte de esta década, segunda parte que acabamos de comenzar y que promete ser muy emocionante.
Según ha anunciado Toyota, las patentes de la pila de combustible de hidrógeno se pondrán a disposición de los fabricantes que van a producir y vender vehículos de esta tecnología, así como de proveedores de componentes de pilas de combustible y de las compañías energéticas que implantarán y explotarán las estaciones de repostaje, durante el periodo inicial de comercialización, cuya duración está prevista hasta 2020.
Este conjunto también incluye a otras compañías que trabajan en, por ejemplo, autobuses de pila de combustible. De hecho, ya está mañana conocíamos que algún que otro pequeño fabricante estadounidense anunciaba sus planes con el hidrógeno.
Las patentes propiedad de Toyota (solo se podrán utilizar aquellas que sean del fabricante y no de sus proveedores) son en total 5.680. Estas se dividen en número a su vez: 1.970 patentes asociadas a la pila de combustible, 290 que tienen que ver con el almacenamiento a alta presión del hidrógeno (algo sumamente importante, pues de esto dependen en buena medida la autonomía del vehículo), un grueso de 3.350 en relación con el software del Mirai, y 70 que se refieren a la producción y distribución de hidrógeno.
Estas últimas 70 permanecerán abiertas para su uso por tiempo ilimitado, mientras que para el resto se ha establecido el periodo mencionado de hasta 2020. Quizá este el punto donde más se podría criticar las intenciones de Toyota (o no), por poner fecha de caducidad a la cesión de sus patentes. En el fondo, acotar en el tiempo es una estrategia para, como dicen, acelerar el desarrollo de la tecnología. Lo dicho, nos esperan meses muy interesantes.
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