Según un artículo publicado en The New York Times, podría haber una sobre-oferta de baterías para vehículos eléctricos. Tal afirmación es planteada por la consultora de ingeniería norteamericana Lux Research.
Y es que ya hay muchos fabricantes de baterías para automóviles (algunos muy fuertes, otros no tanto), y cada vez hay más factorías donde se fabrican, por lo que la capacidad y velocidad de fabricación de baterías es algo mayor que la capacidad de fabricar coches. Así que parece que está empezando a descompensarse la fabricación de baterías frente a la de coches.
Pero esa no deja de ser una razón conyuntural, además de esto hay un problema mayor, y es que no se están vendiendo tantos vehículos eléctricos (y en particular coches) como se había estimado. La capacidad de producción de baterías se había previsto para una cifra de ventas de coches muy optimista, bastante mayor que la que se está dando realmente.
Pensemos por ejemplo, sin ir más lejos en España, donde las ventas de coches eléctricos son mínimas. Os lo conté ya en otro artículo, a principios de este mes repasé las cifras de ventas de ANFAC, y los coches eléctricos matriculados en los primeros seis meses del año fueron solo 120 (puede haber alguno más oculto en las estadísticas por tener el mismo nombre que las versiones de motor térmico y no aparecer desglosado). Eso y nada es casi lo mismo.
¿Cuáles podrían ser las consecuencias de esta sobre-oferta? Es difícil de predecir, las leyes del mercado indican que si hay más oferta que demanda de baterías, los fabricantes podrían reducir algo sus márgenes, y vender las baterías más baratas, para así intentar vender más. Pero claro, esto significaría que los fabricantes entrarían en una “guerra” por captar clientes (en este caso, fabricantes de automóviles eléctricos).
Así que cabría pensar que podría bajar algo el precio de las baterías un poco antes (y quizás con suerte el precio de los coches eléctricos) pero no se puede asegurar. Sobre todo porque si se recupera la demanda en el corto plazo (es decir, si no tardaran en subir las ventas de vehículos eléctricos y se pusieran en funcionamiento las nuevas plantas previstas) quizás se absorbieran los excedentes, sin apenas tener que ajustar los precios.
A largo plazo, todo apunta a que lo más probable es que bajará el precio de las baterías, a medida que la tecnología se vaya asentando, se amorticen los costes de inversión, investigación y desarrollo y se vayan abaratando los costes de fabricación.
El otro riesgo que existe, si no se recupera la demanda a corto plazo (es decir, si lo de venderse pocos coches eléctricos va para más largo) entonces los fabricantes de baterías menos fuertes podrían tener serios problemas de viabilidad económica, o incluso tendrían que cerrar. En este caso lo más probable es que no viéramos ningún descenso del precio de las baterías hasta dentro de más tiempo).
Desde mi punto de vista, lo que parece es que ha podido producirse, o estamos cerca de que se produzca, una pequeña burbuja relacionada con los vehículos eléctricos (en particular con las baterías), sin tener muy claro cuántos se iban a vender. El ser humano no aprende, las burbujas no traen nada bueno, y solo sirven para que se enriquezcan rápidamente cuatro, a costa de que más tarde se empobrezcan mil.
Mi humilde sugerencia: invirtamos y creemos tejidos industriales sostenibles en el tiempo, realistas, y que vayan creciendo poco a poco según las necesidades. Tan malo es dejar pasar el tren, como tener tres trenes en la estación parados, cuando solo necesitamos uno.
Vía | Autoblog Green
Más información | The New York Time, Lux Research
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