Con el auge de la electromovilidad se habla casi a diario de los ingredientes que componen las baterías de iones de litio (las más comunes por el momento): cobalto, litio, manganeso... pero hay otros minerales que, precisamente por este 'boom', están cayendo en desuso. Se trata del platino, un metal cuya demanda proviene sobre todo el mercado automovilístico, que lo usa -junto al paladio y el rodio- para fabricar los catalizadores de coches diésel y gasolina.
El lento crecimiento de la tecnología de celdas de combustible de platino no está siendo suficiente para compensar la caída de la demanda; de hecho Bosch ha anunciado recientemente que reducirá la cantidad de platino en sus nuevas pilas de combustible para coches de hidrógeno. Y no es el único.
Bosch, Hyundai y Toyota ya están reduciendo el uso de este mineral
Bosch, que fracasó en su intento de desarrollar y fabricar sus propias baterías para coches híbridos y eléctricos ante la hegemonía asiática, firmó el mes pasado un acuerdo con Powercell Sweden para producir celdas de combustible en masa.
Las celdas de combustible generan electricidad a través de una reacción química que utiliza hidrógeno como combustible y platino como catalizador, pero comprenden solo una fracción del mercado de vehículos eléctricos, aunque permiten que los vehículos recorran distancias mucho más largas entre cargas que los vehículos que funcionan con baterías.
Aunque el diseño no está terminado, se espera que Powercell reduzca la cantidad de platino para fabricarlas, que suele ser de 30 a 60 gramos por celda. En comparación, el catalizador de un coche diésel utiliza de 3 a 7 gramos, y uno de gasolina, alrededor de 3,2 gramos. El objetivo de la compañía es usar estas cantidades reducidas.
También se espera que el coche de pila de combustible más vendido, el Toyota Mirai, reduzca el platino en dos tercios, alrededor de 10 gramos por vehículo en su próxima versión, en comparación con los 30 gramos del modelo actual.
Hyundai también ha reducido la cantidad de platino necesaria para la pila de celdas de combustible en la última edición del Hyundai Nexo, lanzada el año pasado, a 56 gramos de los 78 gramos que tenía anteriormente.
Y es que se trata de un metal que se produce en pequeñas cantidades ya que no se encuentra fácilmente en la corteza terrestre: se halla en minas de rocas ígneas en gránulos muy pequeños. Actualmente Sudáfrica cuenta con las reservas de platino más grandes del mundo (más del 70 % del total mundial), por lo que se ha convertido en su mayor productor y exportador junto a Rusia.
Es decir, la 'única' esperanza que tienen los metales del grupo platino de resurgir en el sector del transporte ante la decadencia de los combustibles fósiles es el coche de hidrógeno, así como el uso de pila de combustible en barcos y trenes.
Los expertos consideran que, teniendo en cuenta que el 40 % de todo el platino y el 75 % de todo el paladio y el rodio se utilizan actualmente en los catalizadores diésel, las células de combustible de hidrógeno no podrán compensar esta cantidad, con el consiguiente impacto en la industria de metales.
Lo cierto es que una parte de esta demanda se convierte luego en suministro, debido al reciclaje de los catalizadores antiguos que permiten reducir levemente la demanda futura de las compañías. Gracias al reciclaje, se cree que el suministro de platino y paladio se incrementará entre un 5 % y un 10 % para el año 2040.
Por el contrario, se espera que otros metales como el aluminio y el cobre vayan ganando terreno o cuota de mercado en lo que se refiere a la demanda mundial de metales. Estas materias primas junto a las tierras raras son fundamentales para la fabricación de los componentes que impulsan el coche eléctrico.
