Desde el inicio del pasado verano, el precio del barril de Brent ha caído en un 40%, fruto tanto de cambios en el sector como de intereses políticos superiores, que una compañía de coches eléctricos no tiene que dejar de tener en cuenta. Y es que, pocos podrán permitirse el lujo de decir que no les afecta el precio del petróleo.
La movilidad eléctrica no viaja ni mucho menos ajena, y que se abaraten los combustibles fósiles no hace sino restar potencia a una de sus ventajas más determinantes: el ahorro económico para los conductores. En cuanto a esto, se puede decir que Tesla Motors ha comenzado a verse afectada, con pérdidas en el valor de sus acciones de un 14% en la última semana.
Es un tema que hemos de tener muy en cuenta, pues de la fortaleza de Tesla depende en buena medida el que se cumplan las expectativas para el coche eléctrico relacionadas con la compañía para los próximos años, expectativas muy ambiciosas.
¿Qué ocurre con las ventas de Tesla?
En cualquier caso, no es que Tesla esté viviendo una situación de pesimismo en el parqué. Lo que sí inquieta, junto a cómo afectarán los precios de los combustibles a los coches eléctricos, son sus cifras de ventas. Como sabemos, Tesla sólo ofrece datos trimestrales, y sus matriculaciones por meses suelen ser cantidades estimadas.
Pues bien, para la última parte del año, se observan irregularidades en las ventas. Es complejo desentrañar el motivo en sí, hay quien apunta a que Tesla está falseando sus datos de ventas; o quien, por otra parte, justifica la diferencia entre lo que Tesla dice que vende y las ventas reales debido a los tiempos entre el encargo y las entregas. Esta rumorología se dice que también puede estar afectando a sus intereses financieros.
Volviendo a la compleja situación del petróleo, nos resulta complicado que llegados a este punto consiga llevarse por delante los logros de la movilidad eléctrica en algunos puntos del globo. El panorama es incierto teniendo en cuenta que por una parte puede depender de factores externos a la industria.
Los expertos sí coinciden en que en estos momentos existe una sobreabundancia en la oferta. Si miramos al futuro, la cantidad de zumo de dinosaurio accesible que nos queda es imposible de definir, aunque reste bastante por exprimir. Otro asunto que no deja de ser relevante son los costes, no sólo económicos, sino medioambientales, que acarrea extraer el oro negro.
Vía | El Economista y RTVE
Imagen | Paul Sableman (CC) en Flickr
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