Cuando oímos hablar de caja negra, lo más habitual es que intuitivamente pensemos en aviones, y en accidentes de avión. En muy pocas palabras la caja negra es un dispositivo que graba las comunicaciones y diferentes valores de los instrumentos de navegación en un avión, o también en un tren, para que en caso de accidente se pueda analizar qué lo causó.
Pues bien, en los Estados Unidos de norteamérica se ha presentado un proyecto de Ley en el Congreso, para que todos los coches a partir del año 2015 lleven una caja negra que registre datos de conducción, que se puedan utilizar en caso de accidente, no solo para saber cómo se produjo, sino también para que las aseguradoras depuren responsabilidades.
La cuestión delicada de este sistema tiene que ver con la protección de la intimidad y privacidad de los ciudadanos y sobre la propiedad de los datos que queden registrados en la caja negra. Si finalmente el Congreso concluye que se respeta la privacidad y que el sistema ayuda a salvar vidas, seguirán adelante con él.
Registrar datos durante la conducción no es algo nuevo
Conviene aclarar que los dispositivos de registro de datos de conducción no serán, ni son, algo nuevo. Casi todos los coches que se venden, tanto en Estados Unidos como en Europa, llevan algún sistema de este estilo, entre otras cosas porque nuestros coches están repletos de electrónica.
Los protagonistas son los airbags y el control de estabilidad, pero tampoco son los únicos. Hace ya bastantes años que los fabricantes de automóviles incorporaron a los coches equipados con airbags un pequeño módulo electrónico llamado EDR que grababa varios datos sobre el momento en el que se disparaban estos.
Lo hicieron para conocer mejor cómo funcionaban, saber si eran eficaces, y por supuesto también para comprobar que el airbag había saltado cuando tenía que saltar y que no había habido ningún fallo, y así evitarse demandas de conductores que dijeran que el airbag no funcionó, o funcionó mal.
Así que este módulo ya registraba datos como la velocidad que llevaba el coche en el momento del disparo del airbag, la deceleración experimentada, la velocidad de inflado de este, si se llevaba puesto el cinturón, e incluso más datos según la marca, como si se estaba acelerando en ese instante, si se estaba frenando, etc.
Y como el control de estabilidad (ESP, VSC, o las siglas que cada marca prefiera) supervisa datos como el ángulo de giro del volante, la velocidad, el patinado de las ruedas, la deriva del coche, también suelen grabarse estos datos cuando el ESP entra en acción.
Además hay otro elemento más que también registra datos: la supervisión del mantenimiento. Muchos coches informan de cuándo toca la siguiente revisión o de que hay algún fallo que debe ser revisado en un taller. Allí disponen de un ordenador con un software de diágnóstico que conectar al coche a través de un conector OBD estándar, con el que leer los datos que se hayan registrado (del tipo temperaturas de funcionamiento del motor, régimen de giro, corte de inyección, fallo de algún fusible, etc).
Estas memorias que graban datos no lo hacen infinitamente, normalmente nuevos registros se graban encima de otros más antiguos, así que se graban solo unos segundos de información y normalmente de los incidentes más recientes, o según el caso solo del último (cuando se disparan los airbags).
Varias marcas de coches están incorporando también sistemas de llamada automática en caso de emergencia, sistemas a veces llamados e-call, que suelen grabar diferentes magnitudes en el momento del accidente. Es mucho menos habitual, pero la Unión Europea ya se ha planteado imponerlo como obligatorio en los coches nuevos a partir del 2015, así que se irán generalizando.
Y para terminar de repasarlos todos, no debemos olvidar que los coches de algunas flotas suelen llevar un registro muy detallado de casi todos los datos de conducción, incluida también la posición del mismo mediante GPS, y hasta el consumo de carburante que registra la computadora de abordo.
¿Y esto a quién beneficiaría?
La cuestión más importante que debemos plantearnos es ¿a quién beneficia utilizar la información registrada? ¿Va a hacer que conduzcamos más seguros y ayude a salvar vidas, o ayudará solo a las compañías aseguradoras a no pagar la indemnización que corresponda?
Porque claro, lo que podría suceder es que los conductores, sabiéndonos controlados por la caja negra, conduzcamos de manera mucho más responsable y prudente, sabiendo que se va a registrar nuestra velocidad, acelerones, frenazos, etcétera. Tendría un efecto positivo, pero ¿consideraríamos que esto coarta nuestra libertad?
Depurar la responsabilidad de un accidente también sería un efecto útil y positivo de este sistema, pero ¿y si se hace un mal uso del mismo? Supongamos que aún conduciendo de manera responsable, cometamos algún error. Cometer errores es humano, y nadie es un conductor perfecto e infalible, ni estamos al 100% de facultades las 24 horas del día. Así que igual en un accidente no frenamos todo lo bien que habría sido necesario, o no giramos el volante todo lo correctamente que se requería.
Podría suceder que con estos datos, una aseguradora buscara hasta el más mínimo detalle y resquicio legal para echarle la culpa al conductor y así no pagar los costes derivados del accidente, dejándole sin cobertura, cuando este se creía cubierto.
Por el momento en los Estados Unidos el anteproyecto de esta ley que ha pasado por el Senado, ha establecido que la propiedad de todos estos datos es del propietario del coche, no del fabricante del coche. Y del mismo modo para que agentes de tráfico o investigadores del accidente puedan acceder a ellos, debe ser con el consentimiento del propietario, o bien con una orden judicial.
El mismo anteproyecto establece que después de dos años de funcionamiento experimental de este sistema el Congreso debe comprobar si ha tenido un impacto positivo en la seguridad vial y si se ha respetado la privacidad de lo conductores. Si así fuera, se ratificaría y mantendría indefinidamente.
¿Qué opináis vosotros de todo esto?
Vía | The Economist
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