Por mucho que ciertos personajes de la industria automotriz nos hayan hecho creer que fabricar coches es un proceso mecánico e impersonal, aún quedan quienes sin renunciar a la ayuda de la tecnología siguen afrontando el montaje de sus máquinas con el cariño de un artesano.
Para celebrar como toca su 50 aniversario la división Motorsport de BMW ha querido romper sus propios moldes con el próximo M3 Touring, una carrocería familiar inédita hasta la fecha en el más pequeño de los M de siempre.
Y como muestra su último vídeo oficial en YouTube, el parto de esta novedad (desde la carrocería hasta el primer arranque) está siendo todo un trabajo coral realizado no sólo por máquinas, sino sobre todo por personas con cara, ojos y nombre.
La técnica (y el arte) detrás del M más práctico
El vídeo recorre la penúltima fase del desarrollo del M3 Touring, la cual comprende el ensamblaje de las primeras unidades preserie de este modelo. Una operación habitual con todos los coches nuevos que salen al mercado, donde ningún detalle se deja al azar.
Todo el metraje transcurre en la factoría de BMW en Múnich empezando por el taller que da forma a su singular carrocería familiar. El director del proyecto Robert Pilsl acompaña en todo el proceso a Alexander Stojnic, responsable de la preproducción de los nuevos lanzamientos de la marca bávara.
Mientras, 1.200 robots convierten las 400 piezas de la carrocería en un único monocasco con la aplicación de hasta 6.000 puntos de soldadura y 80 metros de uniones adhesivas.
Posteriormente un banco especial comprueba que todas las medidas son idénticas a las especificadas en el diseño original, incluyendo el generoso ensanche de las aletas que será lo que primero distinga al M3 de un Touring normal. Pero antes de pasar a pintura muchas manos acariciarán la chapa para, por ejemplo, comprobar que el metal no presenta imperfecciones.
Al igual que con la carrocería, el proceso de pintura tiene mucho de robotización. Pero aún es necesaria la mano del hombre para delimitar las zonas a pintar en cada una de las dos pasadas por los pulverizadores: primero el techo en contraste, luego el auténtico color.
Los asientos son un aspecto fundamental de la rigidez estructural, y por ello BMW instala a continuación los pertinentes backets del M3. La armadura en fibra de carbono recibe las piezas en cuero, Alcántara y tela que vienen ya cosidas a mano desde la fábrica de Dingolfing.
Los equipos humanos se multiplican en la fase más crítica, la cual implica unir la carrocería con el bastidor y la poderosa mecánica de seis cilindros, doble turbo y 480 CV. Cada tuerca, perno y tornillo se lleva de aquí el par de apriete preciso para terminar componiendo el primer ejemplar del nuevo M3 Touring.
No obstante, la fiesta no acaba todavía. El último paso de la cadena es el banco de pruebas, donde el coche recién finalizado se pone en marcha por primera vez y se comprueba que todo esté en orden. Un pequeño circuito en el interior del recinto de la planta permite revisar el comportamiento de la unidad en circunstancias típicas de la circulación como el paso por los baches.
Finalmente, y con la aprobación de los técnicos, el BMW M3 Touring está listo para vestirse de camuflaje y salir de la factoría muniquesa para emprender su próximo reto. El cual, como no podía ser de otra manera, le llevará a pelear por convertirse en la 'ranchera' más rápida del Nürburgring Nordschleife.