Murcia es muy bonita, pero tocaba volver a casa. Era media tarde y me disponía a pegarme una buena ración de kilómetros. Con medio depósito inicié el viaje de retorno, esperando superar los 800 kilómetros sin repostar. Hacía calor, pero podía soportarlo. Estaba aparcado al ladito de la A-30, de modo que apenas tiré gasolina por trazado urbano.
El viaje transcurrió más o menos tranquilo hasta pasada Cieza, donde tuve el primer “incidente”, mi encontronazo con el mayor speeder del trayecto, miento, con dos de ellos. Por el retrovisor vi llegar anabolizado un Renault Megane, pero pegado a él iba una pick-up con matrícula inglesa, como si fueran picados. A menos de 180 Km/h no iban, seguro.
De hecho, hasta la A-31 me adelantaron unos cuantos conductores que rebasaban los 150 Km/h, aunque eramos muy pocos en la carretera. Los que iban a menos de 120 Km/h eran menos todavía, sobre todo coches viejos. Seguía intentando mantener el ritmo de 120 Km/h, pero las pendientes ascendientes no me lo pusieron precisamente fácil a mi y a mis 75 ponys.
Me sentía un poco pesado e hice una parada en La Roda, donde descansé unos minutos. Hasta este momento, llevaba 607 kilómetros parciales (desde el primer llenado), habiendo gastado 37,9 litros, con una media de 6,2 a los 100, combustible para 263 kilómetros adicionales y una media de 93,9 Km/h. Según Mappy, de La Roda a Madrid centro hay 217 kilómetros. Desde Murcia conduje 1 hora y 3 cuartos.
Interrupción publicitaria: Esta foto va dedicada a los que utilizan las luces de posición circulando. Como puede apreciarse, no sirven prácticamente para ser vistos, y para ver mucho menos. Aunque el reglamento no exigía circular con las luces de cruce en ese tramo ni a esa hora, de haber hecho la foto con las luces de cruce puestas, se vería una notable diferencia. Las luces de posición son exclusivamente para estacionar en vías insuficientemente iluminadas.
Cuando me dispuse a salir, gocé de la mierda de pésima señalización para volver a la autopista, de modo que primero me vi en una carretera paralela a la autopista para tractores y vehículos lentos (donde el Logan se desenvuelve bien por su robusta concepción) y el resto por dentro del pueblo buscando la salida. Total, que al final encuentro la salida, esta vez sí. Casi 5 kilómetros de más en 10 minutos, 0,4 litros a la porra y vuelta a la autopista. Eran las 19:50.
Por la A-31 me siguieron adelantando casi todos excepto los camiones. Entiendo que cuesta más respetar el límite en una carretera tan larga y con tramos tan extensos de recta con una buena visibilidad, pero también daban que pensar algunos perros atropellados que circulando deprisa son algo más que un simple susto (cuando los vas a atropellar, se entiende). Al entrar en la A-3, la velocidad media de la gente disminuye, y la calidad del asfalto también.
En las proximidades de Madrid la monotonía se alteró un poco al aparecer una zona de obras. En el kilómetro 138 han abierto unos socavones que parecen tumbas para helicópteros en el carril derecho, pasando a haber sólo un carril útil. Perdí un poco de tiempo, casi todo el rato en 2ª y con alguna que otra parada total. Al menos un cartel luminoso avisó tiempo antes, en vez de un mensaje concienciador sin mayor utilidad en ese momento. En este tramo, el consumo subió un poco inevitablemente.
El nivel electrónico del depósito iba bajando rápidamente (por su imprecisión), a pesar de mantener la misma velocidad, ya que al principio baja poco, pero según pasa el medio depósito, ya coge carrerilla. Me empezaba a poner nervioso por que no saltaba la reserva, y tenía la seguridad de que el testigo funcionaba. Finalmente, a los 760 kilómetros desde el primer llenado, salta el testigo, el medidor de combustible empieza a marcar 0 y el de autonomía, poco antes de marcar ”—” ponía “89 Km”. ¡¡Horror!!
Estaba pendiente de las gasolineras y no las localizaba de vista, mientras seguía consumiendo gasolina y empezando a acojonarme pasarlo un poco mal. Aflojé un poco el gas en las pendientes, subiéndolas a 100 Km/h, y empezaba a temer que me iba a quedar tirado. Acabé encontrando una gasolinera pasados 26 kilómetros, y ahí ya si que paré. Estuvo cerca. El ordenador decía que había gastado 49,6 litros, y el total son 50. Está claro que el ordenador mide los litros gastados de más, por que de ser cierta su medida, la reserva no dura un suspiro y no aguanto ni 10 kilómetros más.
Por otra parte, anunciaba una media de 6,3 litros, que con 50 litros da para 794 kilómetros. Ese valor estaba ligerísimamente inflado, de otra manera las cuentas no salen. Los 800 kilómetros son superables, pero jugando a la ruleta rusa con la reserva.
Por la M-50 y la A-6 pude mantener el ritmo de 120 sin problemas pues apenas había tráfico y los desniveles de estas carreteras son leves y no afectaban considerablemente a la musculosa mecánica al propulsor Renault. Por fin, llego a casa, tras haber hecho 901,3 kilómetros, gastados 57,5 litros (según ordenador), 6,3 litros de media y combustible para 171 kilómetros más. La velocidad media real ha sido de 94,5 kilómetros por hora, incluyendo los imprevistos urbanos, paradas, retenciones, etc.
Considerando el combustible a depósito lleno, la cantidad repostada, kilometraje y autonomía restante, el consumo real del coche lo he estimado en 6,18 litros de gasolina cada 100 Km. lo que proporciona una autonomía de 809 kilómetros con el depósito lleno. El consumo de ida ha sido ligeramente inferior al de vuelta, y la velocidad media exactamente la misma.
Considerando los 50 litros de depósito y los presuntos 7 litros de reserva (en el manual de instrucciones no facilitan el dato), si pude recorrer 760 kilómetros hasta que saltó la reserva, sale una media de 5,66 litros. No me fio de este criterio, por que con 50 litros y ese consumo, se hacen 883 kilómetros. Seguramente la reserva sean 4 o 5 litros más que 7, pero eso ya es pura especulación personal.
El dato de 6,18 l/100 Km. me parece el más realista. No es una cifra de récord ni para plantearme un reto en plan “Voy a recorrerme media Europa con tantos euros de gasolina”, y si lo hiciera, sería en invierno en todo caso. De todos modos, considerando que es una berlina y no un C2 o un Polo, no está mal.
¿Podría haber circulado a velocidad libre? En llano y cuesta abajo, habría podido arañar unos minutos, según ficha alcanza 162 Km/h. Los radares están señalizados y las posibilidades de camuflados… ahí están, pero por poder, habría podido.
Pero el malgasto de gasolina, sonoridad adicional y menor confort no compensaban elevar la velocidad media con este coche. Cuesta arriba, no pude ir más deprisa, los límites legales de velocidad no son superables en autopista con el 1.4. En resumen, que no interesaba.
Además, el nivel de seguridad que ofrece a todos los niveles el Logan no es el más adecuado para correr, y de hecho a 120 Km/h ya asumía cierto riesgo. Naturalmente, no tiene ni como extras control de estabilidad o tracción alguno.
En la próxima entrega, un pequeño epílogo y conclusiones generales sobre el Logan, pero sin el detalle habitual, ya que esta prueba es diferente a las otras.