Con más de 3.000 empleos en riesgo, la incertidumbre sobre el futuro de la fábrica de Audi en Bruselas ha llevado a los trabajadores a tomar una medida drástica: se han apoderado de las llaves de unos 200 vehículos para exigir respuestas a Volkswagen, la empresa matriz. Los empleados han advertido que ningún coche abandonará la planta hasta entonces.
La dirección de la fábrica de Audi en Bruselas ha dicho que no cederá al chantaje y ha respondido a los trabajadores que se apoderaron de las llaves “que las devuelvan antes de la tarde de hoy si no quieren sufrir consecuencias”.
Máxima tensión entre los trabajadores de Audi Bruselas y la directiva de Volkswagen
El pasado miércoles la producción en Audi Bruselas debía reanudarse parcialmente tras el parón veraniego, pero no fue así. El conflicto surgió tras el anuncio reciente de que Volkswagen no asignará un nuevo modelo de la marca a la planta belga, lo que ha puesto en jaque el empleo de miles de trabajadores.
Ante la falta de información concluyente, los empleados decidieron tomar el control de las llaves de entre 200 y 300 vehículos fabricados y sin terminar, almacenándolas en un lugar seguro para impedir que la dirección los retire del sitio. Los sindicatos afirman que esta acción “es una forma de presionar a la empresa para que brinde claridad sobre el futuro de la planta”.
Jan Baetens, representante del sindicato ACV-Metea, expresó su pesar por la reacción de la dirección de la empresa, que ha calificado la medida como un "chantaje" y ha amenazado con emprender acciones legales si las llaves no se devuelven antes del mediodía de hoy. Baetens comentó: "Nos llevamos las llaves para mantener un diálogo social pacífico. Si la dirección quiere retirar los coches ahora, no podemos garantizar la seguridad ni la paz".
Por su parte, según una carta enviada a los sindicatos, la empresa afirma que puede identificar a los culpables gracias a las imágenes de las cámaras de la planta y amenaza con presentar una demanda contra ellos.
La planta de Audi en Forest, Bruselas, ha estado parada desde julio, cuando la empresa anunció una reestructuración debido a la caída en la demanda de los modelos eléctricos Q8 e-tron que se producen allí. Además de esta situación, los desafíos estructurales de la planta han exacerbado la crisis. Aunque se esperaba una reanudación parcial de la producción tras las vacaciones de verano, los trabajadores decidieron en bloque no regresar al trabajo hasta obtener más información sobre el futuro de sus empleos.
Si Volkswagen no asigna un nuevo modelo a la fábrica de Bruselas, y no se encuentra un comprador para la planta, el cierre podría ser inevitable. Este escenario pondría en riesgo más de 3.000 empleos, con una primera ola de despidos que podría afectar a 1.500 trabajadores ya en octubrede este año, además de 1.100 despidos adicionales el año que viene. Los despidos definitivos podrían producirse a finales de 2025.
El portavoz de Audi Bruselas, Peter D'hoore, declaró que la empresa está investigando la situación y pidió a los trabajadores que actúen con sentido común, reconociendo la preocupación que existe entre el personal. “Actualmente estamos investigando qué ocurrió exactamente”, dijo D'hoore. “Entendemos que la gente esté preocupada y reaccione emocionalmente, pero pedimos a todo el personal que actúe con sentido común”.
Por su parte, los sindicatos han organizado una jornada de protesta para el próximo 16 de septiembre, mientras las negociaciones continúan sin avances significativos.
Oliver Blume, director general del Grupo Volkswagen, calificó recientemente la situación de la empresa como "alarmante", citando la creciente competencia de fabricantes asiáticos y la disminución de las ventas de automóviles en Europa como factores clave que han puesto a la industria automotriz europea en una situación crítica.
Con el futuro de la planta de Audi en Bruselas en la cuerda floja, los trabajadores continúan en huelga, exigiendo respuestas claras y medidas concretas para evitar el cierre. La situación sigue siendo tensa, con miles de empleos en juego y una resolución que aún parece lejana. Cuando llegue, el desenlace de esta disputa podría tener un impacto significativo no sólo en el Grupo VAG, sino en el resto de marcas importantes para la industria automotriz europea.
