La gama Lexus es de esas que confunde, porque las siglas son parecidas. No os preocupéis, que os hago un miniresumen: IS (berlina), GS (berlina más lujosa), LS (berlina insultantemente lujosa), RX (todocamino) y SC (descapotable 2+2). En esta edición del Salón del Automóvil vemos por primera vez el Lexus IS-F, la versión más bestia y salvaje de la marca de lujo japonesa, pero sin perder las buenas formas.
Su motor V8 de 5 litros da 423 CV, así que rivaliza tranquilamente con el BMW M3 (420 CV), Mercedes-Benz C 63 AMG (457 CV) y Audi RS4 (420 CV, gama previa). Se sitúa en la cima de las berlinas de su tamaño de aspiraciones deportivas. Tiene tracción trasera y una revolucionaria transmisión automática SPDS de 8 velocidades, que realiza los cambios de marcha en tan sólo 0,1 segundos.
Acelerar de 0 a 100 km/h en 4,8 segundos y tiene una punta de más de 270 Km/h, superior a los tres alemanes, limitados a 250 Km/h electrónicamente. Está preparado para correr en circuito, por eso tiene una puesta a punto revisada de suspensión y frenos, que aguantan duros castigos sin desfallecer. Además, con su optimizada caja de cambios, tiene las emisiones de CO2 más bajas de sus competidores: 270 g/Km.
Es más caro que los alemanes, 84.000 euros, pero a cambio viene mucho mejor equipado y tiene un interior de gran calidad, se percibe en los pequeños detalles. Quien diga que el Lexus IS es un “Avensis tuneado”, le tiraré yo mismo a la hoguera bañado en gasolina de 120 octanos. No podía faltar el Lexus IS 220d, el modelo más vendido de la marca en nuestro país.
Haciendo compañía al IS-F estaba el Lexus SC 430 (única motorización disponible) junto a la gama híbrida por completo: Lexus RX400h, Lexus GS450h y Lexus LS600h. Estos tres coches de lujo utilizan el mismo principio que el Toyota Prius, pero adaptados a un uso más prestacional. Dentro de poco os haremos llegar nuestras impresiones sobre ellos, que pudimos probar recientemente. Todavía estoy babeando.