Italia, Roma, la Via Tomacelli, una Ferrari Store y como no, un servidor. Así es como podría definirse el súmmum de mis vacaciones por la ciudad de Nerón. Ya sé que pensaréis que me estoy pasando al lado oscuro, pero una oportunidad así no se puede despreciar.
Nuestro lector BiLoX ya estuvo allí y nos puso los dientes largos, así que tenía que comprobar en mis propias carnes como era aquello de sentirse como si estuviese en Maranello.
Aunque no seas ferrarista, una vez dentro se disfruta como si fueses un niño en un parque temático de Disney o similar, tus preferencias automovilísticas se olvidan en un momento cuando pasas por debajo del cartel de la entrada. Sobre todo si quien te recibe nada más entrar es un señor Ferrari F2007 (que por cierto, ya he visto dos en menos de un mes, esto parece que empieza a ser costumbre).
Una vez pasada esa primera impresión, alzas la vista y ves lo que para mí es lo mejor de la tienda, una reproducción de un Ferrari 250 GTO en alambre (rojo, por supuesto) colgando del techo, que una vez subes a la planta superior, te das cuenta de porqué no está marcado con ningún precio.
Y hablando de precios, hay cosas asequibles y otras que tienen precios desorbitados. El alerón de casi 10.000 euros ya lo habíamos visto, pero había más cosas en la tienda. Cigüeñales, pedales de frenos, pistones y bielas, reproducciones en metal o simplemente maquetas. Remarco lo de simplemente, porque la que véis del Ferrari F2001 es una edición limitada a 100 unidades que salía la unidad a nada menos que 6.400 euros. Lo suelto que acostumbra uno a llevar en la cartera.
Otra de las cosas que no estaba a la venta y que ya os mostramos en el anterior post era el motor Ferrari 049, el V10 con el que ganó la escuderia italiana el Campeonato de Constructores de 2001. Jamás me hubiese imaginado que una cosa de metal llegase a ser tan bonita. Se veía impoluta, con su fibra de carbono, su aluminio y esos colectores brillantes y enroscados.
Por lo demás, lo típico que se encuentra uno en una tienda, un Ferrari de los que competían en los Grand Prix para niños y a pedales, un capó de un Ferrari 360 Modena o un cavallino de acero que costaba 120 euros. Lo dicho, lo del colmado de la esquina.
Así que ante tanta pasión italiana, no me quedó más remedio que pasar por caja para poder decir que me he comprado un Ferrari 599 GTB Fiorano. A escala 1:18, pero un Ferrari a fin de cuentas. Y de una Ferrari Store, cosa que no sucede todos los días. Así que ya sabéis, si pasáis por Roma o por cualquiera de las ciudades con una tienda Ferrari, no lo dudéis y cargad la tarjeta de crédito, saldréis encantados aunque os hayan dado un sablazo de escándalo…
Fotos | SandMan
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