El otro día tuve la oportunidad de quedar con Felipe Blanco, uno de los dos pilotos que llevará el Volkswagen Lupo de la Eco Challenge hasta Ulan Bator, en Mongolia, y pudimos charlar durante un buen rato del viaje, del coche, de las dificultades que se van a encontrar, y de muchas cosas más.
Para empezar, después de pedir algo fresquito, empezamos hablando del equipo. Está formado por dos pilotos, Felipe Blanco y Adrián Vázquez. El primero es ingenero industrial, aunque dice que le queda poco, pero la mentalidad la tiene, y Adrián termina derecho. El resto del equipo está formado por Pablo Ferrari, el ideólogo del proyecto, que estudió cine en España y EEUU, y Ricardo Bravo, cámara.
La idea surge a partir del rally Mongol, un rally benéfico en el que coches de baja cilindrada y prestaciones ajustadas tienen como objetivo final Ulan Bator, en Mongolia. Por sus características, el Volkswagen Lupo no podría participar normalmente en el rally, ya que excede los 1000cc exigidos por la organización (es un 1.4 TDI de 75 CV), pero por ser un coche especial, se le permite la participación sin más que abonando la inscripción. Como sabéis, la parte especial del coche es que funciona perfectamente con aceite vegetal gracias a unas modificaciones menores que se le han realizado al motor diesel, y que detallamos a continuación.
Lo primero que hay que decir es que el Lupo, con su motor tal cual, podría funcionar perfectamente con aceite vegetal sin necesidad de hacerle ningún apaño a priori. Ocurre que debido a la gran variedad de aceites que utilizarán en el camino, y a que parte (gran parte) de dicho aceite será usado, es necesario tratarlo minimamente para evitar daños al motor, y que el coche llegue entero a su destino.
Aquí tengo que decir que cometí un error de apreciación en el anterior post, cuando afirmé que usarían biodiesel. Esto es falso, como me explicó Felipe, ya que el biodiesel es derivado del aceite vegetal, y ha sido tratado químicamente para su uso en motores. Lo que van a utilizar es aceite vegetal, al cual.
La modificación la han encargado a la empresa alemana Elsbett, pioneros en estas tecnologías como ellos mismos se definen. Es una empresa que lleva 30 años en estas lides, y hasta tienen una patente de motor que utiliza aceite vegetal para su funcionamiento cotidiano.
Como decíamos, un motor diesel usual podría funcionar con aceite vegetal, pero para garantizar una durabilidad y una eficiencia óptima, son necesarias las modificaciones. El principal problema es que el aceite vegetal es mucho más viscoso que el diesel. Este aumento de viscosidad hace que sea más difícil su inyección en los pistones. La menor presión de inyección resultante puede dañar los inyectores y además, la combustión defectuosa debida a una mala dispersión del combustible puede conducir a una acumulación de depósitos de carbono que podrían provocar un desgaste excesivo y el fallo del motor.
Hay una primera etapa de calentamiento que se produce en un nuevo filtro de combustible acoplado a una resistencia eléctrica. Posteriormente, antes de entrar en el sistema de inyección, se hace pasar al aceite por un intercambiador de calor en el que se aprovecha la alta temperatura del líquido refrigerante del coche. Este calentamiento, unido a pequeñas modificaciones del control electrónico de inyección y otros elementos conducen a que se pueda utilizar el coche con aceite vegetal con garantías y sin pérdida de rendimiento respecto al uso de diesel tradicional.
Además, algunos aceites vegetales pueden reaccionar con el aceite lubricante (mineral) del motor, produciendo residuos que dañarían a la larga el motor. La solución, utilizar aceites de baja oxidación y cambiarlo más a menudo. ellos tienen previsto cambialo cada 5000 kilómetros (aproximadamente tres veces en el recorrido).
Para poder quemar aceite usado hay que tener precauciones: primero, debe estar en estado líquido adecuado, y segundo, no debe contener agua (algo normal al cocinar). Para ambas cosas se puede obtener el aceite previamente calentado a 100ºC durante unos minutos, algo que asegurará la inesistencia de agua, y el aceite estará menos viscoso.
En el propio coche se desarrolla parte del tratamiento casero del aceite, ya que mediante un sistema formado por un depósito, una batería, una bomba eléctrica, filtros, y una placa solar se realiza el calentamiento del mismo en el mismo habitáculo. La bomba eléctrica alimentada por la batería bombea el aceite a través de los filtros, y de ahí pasa directamente al depósito del coche. La batería se recargará durante el viaje gracias a la placa solar.
Ahora bien, surgen una pregunta que Felipe respondió sin dudar: ¿Por qué aceite vegetal? Porque es lo más común en el camino hacia Mongolia. Es cierto que hay petróleo y sus derivados, gas, etc, pero no hay electricidad, o posibilidades de recargar un coche eléctrico, y el aceite vegetal es una garantía. La intención de la Eco challenge no es demostrar que el biocombustible puede ser el futuro, ni defenderlo a capa y espada frente a otras alternativas, sino demostrar que es una solución presente, y que funciona.
El coste, realmente asequible teniendo en cuenta el ahorro en combustible que a la larga nos podemos permitir: entre 1000 y 3000 euros, dependiendo siempre de las características del motor. Realmente, espero que esta iniciativa llegue a buen puerto, lleguen a Ulan Bator y además sean capaces de clasificarse bien. Qué mejor manera de demostrar que hay soluciónes ya.
Entrevista | Esteban Viso
Fotos | Eco Challenge