Que a todos (o casi todos) nos gustan las preparaciones extremas que hacen en los USA creo que es un hecho. Potencia a raudales, estética particular y un reluciente motor V8 asomando por el capó son las claves de esta tendencia.
Pero mezclar churras con merinas no siempre es buena idea. Un motor HEMI 592 V8 de más de 1.000 CV siempre es un plato de buen gusto. Un Rolls-Royce Silver Shadow, con todo su lujo, también lo es. Pero un batido de ambas cosas puede salirte con sabor agridulce.
Puede que el resultado no sea tan alarmante como parece, porque por lo menos, no le han metido los flamings en la carrocería, pero bueno, al fin y al cabo, lo han dejado más o menos discretito. Eso sí, esas llantas como que no cuadran con la flema británica.
Vía | Carscoop
En MotorPasion | 1971 Rolls Royce Silver Shadow 4x4