Imagina ir paseando por un zona residencial y encontrarte aviones aparcados frente a las casas o garajes que son tan grandes como un hangar. Parece algo muy loco, pero este tipo de barrios existe.
En estos distritos la aviación es un estilo de vida y sus calles están adaptadas para que puedan circular aviones por el asfalto. Un paraíso para los entusiastas de los aviones, con estupendas cuentas bancarias, donde muchos usan sus monturas aladas como coches para sus trayectos diarios.
Con pistas privadas de despegue y hasta torre de control
Cameron Airpark Estates y Spruce Creek son dos de los más conocidos, ambos en EEUU. En estos barrios los aviones son como los coches y las motos: un medio de transporte más. Tanto, que no pocos residentes van al trabajo surcando los cielos. En realidad en todo el planeta hay más de 600 barrios residenciales aéreos, pero estos dos se consideran de los más bonitos y llamativos. Especialmente Cameron Airpark.
Se trata un suburbio cercano a Sacramento (California), junto al aeropuerto de Cameron Park. De ahí su nombre. Nació en 1963 y consta de un total de 124 viviendas. Por su parte Spruce Creek se ubica en Florida, se fundó una década después, en 1974, y se extiende 486 hectáreas: allí residen unas 5.000 personas.
En ambos pequeñas avionetas, aviones clásicos, jets o incluso prototipos experimentales comparten espacio con automóviles y otros vehículos, ya sea dentro de enormes garajes o frente a las viviendas unifamiliares de amplios jardines. O de opulentas mansiones en Spruce Creek.
@uretskyaviation Would you live in an Airpark?
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Calles gigantescas y señales de tráfico enanas. En estos dos distritos se han adaptado las calles para permitir el paso de los aviones: son vías más anchas de lo habitual y por ejemplo las señales de tráfico son más bajas, para evitar que se las lleve por delante el ala de una aeronave. También los buzones de las casas.
Al menos así es en Cameron Airpark, donde además son los residentes los que costean el mantenimiento de sus anchas calles pagando un impuesto especial y que se va renovando. Esta comunidad tiene un aura más especial que la de Spruce Creek.
Sus calles tienen acceso directo a una pista privada del aeropuerto colindante, para que los aviones despeguen y aterricen allí. Por cierto que esta pista, de 800 metros de largo y 20 m de ancho, es más estrecha que las calles de este curioso barrio, ya que están pensadas para que pasen aviones en dos direcciones y no solo en una.
Spruce Creek igualmente tiene una pista privada de 1.220 m de longitud. Pero al no haber aeropuerto cercano como tal, disponen de una torre control para gestionar el tráfico. También hay un helipuerto. En total unos 25.000 vuelos por año se registran en este otro residencial, más ostentoso.
Asimismo tienen normativas especiales de contaminación acústica, para evitar afectar al descanso de los residentes. Al final hablamos de aviones que aterrizan y despegan junto a las casas, así que no pueden hacerlo a cualquier hora.
¿Quién vive en estos barrios con aviones por coche? En su mayoría, los residentes de estos barrios son gente relacionada con aviación o la aeronáutica, ya sea en activo o ya jubilados: pilotos, ingenieros, astronautas... Pero también conocidos actores que disponen de licencia para volar: John Travolta, Tom Cruise o Harrison Ford tienen, o han tenido, casa en propiedad en Spruce Creek.
Curioso es el caso de Travolta: se mudó de Spruce Creek debido a las continuas quejas de sus vecinos. Y es que uno de sus aviones es nada menos que un Boeing 707 de 1964: un avión comercial de más de 40 m de largo y que pesa 113 toneladas. No es precisamente silencioso y como el resto despegaba y aterrizaba en la pista privada, pero comunitaria, de este distrito. Ahora su nueva casa, también en Florida, tiene su propio aeropuerto.
Volviendo al vecindario en general, hay quien usa los aviones como si fuera un coche. Por ejemplo Burl Skaggs, un ingeniero mecánico de aviación y que reside en Cameron Airpark. Ahora está jubilado, pero durante siete años viajaba diariamente desde allí a Palo Alto, donde trabajaba. Este trayecto supone casi tres horas en coche, pero en avioneta entre 30 y 40 minutos. "Ya no viajo al trabajo, pero todavía tengo un avión con el que jugar", comenta a Business Insider.
Y es que además de trayectos más cortos, otra de las ventajas de viajar en su propio avión desde allí es que se ahorran uno de los aspectos más tediosos de los aeropuertos: pasar el control. "Aquí se abre la puerta del garaje, se enciende el avión, se baja a la pista y se despega", señala otro de los residentes que también lo usaba cual coche para sus trayectos diarios.
De todas formas, no sólo viven allí entusiastas de los aviones: debido a que las casas están equipadas con garajes del tamaño de un hangar, también coleccionistas de coches residen en estos distritos. Aunque los hay que combinan ambas pasiones. Sirve de ejemplo este vecino de Cameron Airpark: además de dos aviones tiene clásicos de cuatro ruedas como un Porsche 356, un Volkswagen Karmann Ghia descapotable y un Ford Mustang clásico, entre otros.
Casas que ni son baratas, ni fáciles de conseguir aunque puedas pagarlas. Teniendo en cuenta los residentes, vivir en estos exclusivos y tan peculiares barrios no es barato. Aunque las hay que parten de 200.000 dólares, la mayoría superan ese precio rondando el millón de dólares o lo superan con creces en Spruce Creek, donde hay auténticas mansiones.
Pero por otro lado, y aunque se tenga el dinero para pagar una casa con hangar, es complicado mudarse allí. Especialmente en Cameron Airpark, que es más pequeño. "Básicamente tienes que esperar a que alguien muera", señala Daniel Kurywchak, presidente de Friends of Cameron Park Airport.
El mismo, voló y nunca mejor dicho, cuando una de estas viviendas de inmenso garaje se puso a la venta hace varios años: formalizó la oferta ese mismo día.