¿Qué coche llevamos hoy a la fiesta, el Bentley o el Ferrari? ¿Dónde habré aparcado ayer el Rolls-Royce al salir de la discoteca? ¿Qué color de coche pega más con mi pajarita de esta noche? Esas podrían ser algunas de las preocupaciones de los Rich Kids Of Instagram, un perfil en la famosa red social dónde, como su propio nombre indica, los niños de papá se dedican a alardear de lo que tienen.
Los cachorros de la jet-set mundial utilizan Instagram y Twitter para mostrar a través de imágenes hasta que nivel llega su despilfarro. Megayates, mansiones, joyas, relojes, fiestas, mucho Don Perignon y algunos de los coches más impresionantes del mundo. Así son los excesos de caballos de los #RKOI.
Mientras yo escribo este post, hay un jóven que tiene dudas entre cual de los cinco Rolls-Royce Phantom que tiene en el garaje su padre usar para ir al centro de Londres de compras. Otro saca el Ferrari 458 Italia a pasear por los Hamptons.
Hay uno que llena de alcohol el maletero del Ferrari FF que su madre le regaló por suspender solo dos asignaturas el año pasado. Ah, y que no se me olvide ese grupo de quinceañeras que piden al chofer de papá que les lleve de compras en el Rolls-Royce Ghost.
Así es la vida de los jóvenes de #RKOI, un perfil que ya cuenta con más de 15.000 seguidores en Twitter y que cada día tiene más imitadores.
Viviendo al margen de la realidad
En tiempos de crisis como los que vivimos, alardear de lo que uno tiene cuando hay otros que lo están pasando tan mal, es de mal gusto, de falta de educación y en definitiva de gente con valores muy bajos. Últimamente con el auge de las redes sociales, tengo dudas de si un jóven que tiene la suerte de ser millonario será más feliz por comprarse un Ferrari o por contarlo en las redes sociales.
#RKOI es sólo un ejemplo más de hacia dónde avanza esta sociedad en la que la riqueza se reparte de forma desigual. No estoy criticando que el que pueda se compre uno, dos o tres superdeportivos. Yo haría lo mismo, pero en lugar de contarlo a todo el mundo, disfrutaría más exprimiéndolos en un circuito.
Me temo que los #RKOI no han entrado en un circuito más que para ver la Fórmula 1 desde algún palco VIP en el que no falta el caviar y el champagne francés. El problema viene cuando esa botella de Don Perignon magnum se mezcla con los caballos del Ferrari y un conductor poco experimentado. Nos quedan muchos días gloriosos de Dolorpasión gracias a los #RKOI. No os quepa duda.
