El Real Automóvil Club de España (RACE) y la asociación alemana ADAC han realizado una prueba de choque contra un jabalí simulado de 40 kilogramos a una velocidad de 80 km/h para poner sobre la mesa los atropellos a animales en España.
Según el estudio del RACE, en el año 2018 se produjeron 599 accidentes por atropello de animales en vías interurbanas, de los cuales 510 sucedieron en carretera convencional. Algo que el informe no tiene en cuenta es el crecimiento incontrolado de infraestructura en entornos naturales.
Mejor no tratar de esquivarlo
Dentro del informe, el RACE le ha preguntado a más de 1.000 conductores acerca de sus encuentros con animales en la carretera. Un 88 % de los encuestados ha encontrado un animal en mitad de la vía, en mayor medida animales salvajes.
Además se destaca el fuerte incremento de este tipo de accidentes en vías convencionales, ya que en el año 2015 sumaban 407 accidentes mientras que en 2018 ascendieron a casi 600.
Respecto al tipo de animal que resulta atropellado al irrumpir en la vía destaca el perro y el jabalí (ambos con un 25 %), seguidos por el corzo y, en menor medida, el vacuno y el ciervo.
El encuentro con un animal implica un frenazo (en el 73 % de los casos), un volantazo (50 %), la necesidad de invadir el carril contrario (24 %) e incluso la salida del vía (4 %), con todas las consecuencias que pueden tener estas maniobras.
Para minimizar el riesgo, el RACE recomienda frenar para llegar al impacto a la menor velocidad posible y mantenerse en el carril sin hacer movimientos bruscos, y no tratar de esquivarlo (precisamente para evitar un choque con otro vehículo u objeto).
Además, se debe ampliar la distancia de seguridad y moderar la velocidad:
"Yendo 80 km/h se dispone de tiempo suficiente para detenerse cuando un animal salvaje interrumpe en la carretera a 60 metros de distancia. Si la velocidad es de 100 km/h ya no se dispone de espacio suficiente para detenerse sin impactar contra el animal, alcanzando una velocidad de 61,1 km/h en el momento del impacto".
Tocar el claxon o encender la luces largas son dos de las cosas que tampoco se deben hacer: esto provoca que el animal se desoriente aún más y, o bien actúe de forma imprevisible o se quede paralizado en la carretera.
Cuando la acción del hombre se vuelve contra él
En este escenario debemos tener en cuenta dos variables en la que la acción del hombre es común: el abandono de animales (sobre todo perros) y el crecimiento incontrolado de infraestructura en entornos naturales.
Sin ir más lejos, la consejera de Fomento de la Junta de Andalucía, Marifrán Carazo, anunció hace unos días la licitación del proyecto de ampliación de la carretera A483 entre El Rocío y Matalascañas, atravesando el Parque de Doñana.
Una decisión que tanto la organización ecologista WWF y Ecologistas en Acción han tachado de "auténtico atentado ecológico".
El Parque de Doñana es un espacio protegido y donde sin embargo se producen con asiduidad atropellos a especies tan amenazadas como el Lince Ibérico (además de fragmentar las marismas). En solo una semana han muerto atropellados tres ejemplares de Lince en el tramo de Hinojos-Villamanrique.
Según datos del RACE, en el año 2015 se produjeron 407 accidentes de este tipo, con 1.000 heridos y 10 fallecidos. Un cifra que aumenta con los años. Resultado: destrucción de vidas humanas y destrucción de nuestro entorno.
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