El 13 es el número natural que sigue al 12

El 13 es el número natural que sigue al 12
13 comentarios

Y poco más. La triscaidecafobia mejor la dejamos para los maniáticos de la mala suerte, que también están en su derecho de serlo. Al fin y al cabo, ¿qué tiene el 13 que no tenga el… 17, por ejemplo? Mira, en Italia la manía se la profesan a este otro número primo, el 17, y tampoco veo claro el porqué.

Sí, se me puede hablar de trece a la mesa en la Última Cena, y lo entiendo, y también entiendo que al 17 se le tenga heptacaidecafobia desde tiempos pitagóricos, ya en la antigua Grecia, o que le atribuyan la que se lió con el Diluvio Universal por producirse éste en día 17 (según dicen, porque yo no lo viví). Entiendo que haya quien busque sus respuestas ahí, pero me resulta extraño que se atribuya a los guarismos poderes sobrenaturales. Como mucho, habrá correlaciones más o menos resultonas.

Será que no creo en la mala suerte ni en la suerte a secas, aunque sí en la buena suerte. Luego si eso te lo explico. Y, precisamente por buena suerte, tú ya has adivinado de qué va esto hoy: de quienes consideran que los siniestros viales son sucesos azarosos que tienen lugar porque si tienen que pasar, pues tienen que pasar: mala suerte.

Y un jamón con chorreras.

Mala suerte es que en mitad de un seísmo se abra el suelo a tu paso cuando vas en coche y acabes haciéndote amigo de la discontinuidad de Mohorovičić mientras tu alma se pregunta quién ha tocado el termostato de la caldera. Pero esa mala suerte deja de serlo si en la radio escuchaste que había un terremoto de magnitud 7 en la escala de Richter y decidiste que era el momento de salir a por el pan.

fauna en ruta: tentando la suerte

Raro es el siniestro vial que no está profusamente descrito a través de los factores de riesgo que concurren en él. Y decir que yo voy conduciendo, y si pasa algo… pues mala suerte, es tanto como retroceder en el tiempo hasta los años en que la gente no se ponía (ejem) el cinturón de seguridad porque para qué, si total… Y luego la gente chocaba y se mataba y era cosa de mala suerte, claro.

La siniestralidad vial no es casual, sino causal. Y las causas suelen ser múltiples. En cualquier caso, lo que en la abrumadora mayoría de siniestros no suele computar es la mala suerte. Tuvo mala suerte al adelantar y chocó. ¿Había alguna medida preventiva que podía haber tomado? ¿Sí? Pues entonces no hablamos de mala suerte, sino de una situación de riesgo mal resuelta.

Lo que sí que puede aplicarse cuando conducimos un vehículo por ahí es eso que explican Álex Rovira Celma y Fernando Trías de Bes en su libro La buena suerte: la búsqueda de la buena suerte.

¿Que cómo se come eso?

La suerte, sólo suerte, a secas, es aquello que nos reserva el azar, allá donde nosotros no pintamos nada ni con nuestros conocimientos, ni con nuestras habilidades ni con nuestras actitudes. Pasa porque pasa. Por el contrario, la buena suerte es el resultado de aprovechar ese azar con algo (o mucho) de esfuerzo personal. Y cuanto mayor sea nuestro esfuerzo, menos dejamos en manos del azar.

Eso llevado al volante se ve de forma clara si recuperamos el ejemplo inicial, el del tipo que decía que los siniestros viales son accidentes (cómo odio esa palabra aplicada al caso que nos ocupa) que pasan porque tienen que pasar. Yo no sé tú, pero yo con ese tío no me subo en un coche, así de claro. ¿Qué responsabilidad asumirá como conductor, si ya sale de casa con esos planteamientos?

fauna en ruta: suerte

Quien cree sólo en el azar no entiende su potencial para crear circunstancias diferentes que den paso a unos escenarios diferentes. Y quien cree decididamente en su capacidad para crear circunstancias que le sean propicias no se preocupa demasiado por el azar. Cuestión de tomar las riendas. O el volante, que ya no vamos a caballo por la calle, al menos no de forma general.

En el coche, confiar en la diosa Fortuna tiene sus riesgos. Y ya sabemos que en el continuo seguridad – riesgo, a medida que aumenta el riesgo disminuye la seguridad. Como tengas la mala suerte de que la diosa Fortuna te dé la espalda… bye bye, y hasta luego, Lucas.

Además, la suerte es algo que pasa de forma efímera, mientras que la buena suerte, bien cultivada, es permanente. Y eso nos lleva a la idea del esfuerzo. Como sociedad, hicimos algo muy malo al cargarnos la cultura del esfuerzo. Quien no se esfuerza por obtener algo, no lo aprecia. Pero es que si encima no es ni consciente de que debe hacer según qué esfuerzos para obtener las cosas… bien, ahí estará poniéndose en manos de la suerte, claro, y que sea lo que dios quiera (en minúscula, frase hecha).

fauna en ruta: actitudes al volante

Acabo autocitándome, que así molo más. Tuve una alumna – con la que todavía mantengo el contacto, por cierto, y que de vez en cuando hasta me lee, así que aprovecho para saludarla – que un día me dijo: “Tú eres un poco filósofo, ¿no?” Pues no, pero a prácticamente cualquier alumno que se me quejara de que las cosas no le salían bien, si no pillaba a qué se debía su mala suerte, yo le decía:

Si tú mezclas azul y amarillo siempre tendrás verde. Si quieres obtener otro color, algo tendrás que cambiar.

Y sí, cuando entendían estas palabras tan tontas por mi parte, cambiaban algún color, realizaban un cierto esfuerzo, y el tono que obtenían era otro. Pero lo guapo del tema es que aquel no era un color que saliera fruto del azar, sino el resultado de su propio trabajo, de su propia buena suerte, aquella que se habían currado de verdad. Y cuanto más se lo curraban, mayor dominio tenían de su propio destino.

Lo mejor de todo es que ese cambio de mentalidad se puede llevar a cabo en cualquier momento: hoy, ahora, ya, mejor que mañana. Como dice Pau Garcia-Milà, “actúa ya, que mañana puede atropellarte un camión”. Sobre todo puede atropellarte si cruzas la calle sin mirar, o si el camión va sin frenos o si su conductor va empanao y se salta un semáforo. Rara vez será por… mala suerte.

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    • interesante

      Mmmmmmmmmmmm, si y no, estamos deacuerdo en que atendiendo a las causas se pueden evitar accidentes, y tambien esta claro que una vez sucedido el desastre es facil analizar todos y cada uno de los factores que se podrian haber cambiado y por lo tanto evitado el accidente.

      Otra cosa es que me digas que esos factores los analices ANTES del accidente..., la vida no viene enmarcada, es un chorreo constante de sucesos, muchos de ellos sucenden aleatoriamente, otros sin embargo los provocamos, pero al ser un chorreo de decisiones continuas, dificilmente podras controlarlos para evitar un accidente..., salvo los mas logicos, revisiones, cinturones, precaucion, 0 de alcohol, todo bien atado, los neumaticos, el clima, el pavimento, del cani que va adelantando por la derecha, la niebla, etc, etc, etc..., cuando te vienes a dar cuenta, y has revisado todo eso que recordabas, te das la torta por que te encontrastes aceite en la calzada..., o por que partes una rotula, o un latiguillo del freno, o por..., o por...., o por...

      A lo que voy es que todo es facilmente controlable A TORO PASADO, pero raramente es asi antes del suceso por influir MILLONES de factores de los cuales si te pusieses a controlar en cada momento, viviras literalmente para el coche, y aun asi, tampoco los controlarias.

      P.D.: Y en caso de controlarlos, probablemente moririas en un incendio provocado por los mecanicos de chapa y pintura manifestandose por haber sido despedidos que prendieron fuego al contenedor de tu calle, esto hizo que un papel volase hasta el cuarto de contadores, se metiese el fuego por el hueco de distribucion, y te quemase el culo...

      Hay una cancion que describe muy bien esto...:

      http://www.youtube.com/watch?v=-TfFEA6yuPU

      JAJAJAJA

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    • Avatar de blueskull Respondiendo a blueskull
    • interesante

      La suerte no gobierna sobre nada, pero influye sobre todo. De hecho, la suerte es mala, o buena, dependiendo de si los sucesos que la siguen nos benefician o no.

      Si se me pincha una rueda en mitad de la autopista y por culpa del pinchazo tengo un accidente, puedo pensar "qué mala suerte que se haya pinchado una rueda" o "qué buena suerte, que no ha muerto nadie cuando podría haber sido peor".

      También se me puede pinchar una rueda mientras el coche está parado, y cuando la vea pensaré "qué mala suerte", pero a lo mejor es buena suerte, porque es mejor que se pinche cuando estás quieto que no en movimiento.

      Con todo, siempre nos acordamos más de la mala, que la buena suerte. Si un día alguien se cambia de carril sin poner intermitentes piensas "es que nadie pone los intermitentes", pero cuando cada día ves a cientos de personas que sí que los ponen, no dices "hay gente que sí que los utiliza".

      Lo mismo que nos podemos creer afortunados cuando nos toca la lotería, sin tener en cuenta, claro, que llevamos 50 años jugando semana si, semana también, sin acertar un número.

      Lo que quiero decir, es que la suerte sólo es el nombre que le damos a las coincidencias que creemos casuales, para justificar así el resultado de las mismas. "No pude hacer nada..." "tuve mala suerte..."

      Hay que asumir los riesgos y las consecuencias de nuestros actos. Yo suelo superar los límites en los tramos de autopista que me conozco, y aun así, en más de 150.000 kilómetros que llevo recorridos nunca me ha cazado un radar. Mis amigos dicen "qué suerte", yo digo "presto atención". Si veo un radar, freno, si no puedo correr, no corro, si hay atasco, freno, si no se puede adelantar, no se adelanta, si puedo esperarme dos minutos, me espero y si veo una salida, me anticipo antes de tomarla. Usar intermitentes, los retrovisores, tener en mente la inercia y la velocidad relativa... todos los factores que ignoremos caerán en manos de "la suerte", pero somos nosotros los que decidimos ignorarlos y, por lo tanto, los responsables de que las cosas no vayan como deben ir.

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    • Avatar de aylos Respondiendo a Aylos

      Sí señor, buena exposición.

    • En mi experiencia, la suerte no existe... decía un tal Obi Wan XD

      La suerte es ese cajón de sastre, el cual nos permite eludir buscar las razones o causas por las que se ha producido un determinado fenómeno. Es por tanto, una de esas entelequias imaginarias con las cuales retratamos la realidad con el mínimo esfuerzo.

      Adicionalmente sirve para tapar nuestras faltas de previsión, trabajo, dedicación, atención... para tapar que somos muy vagos, echándole la culpa a esa entelequia de nuestras carencias, tan apropiada como el destino, que nos descarga de tomar decisiones en la vida, ya que está más que determinada.

      En la Naturaleza no existe el azar, todo tiene su explicación, el problema es que no lo podamos encontrar por exceso de parámetros o por desconocimiento de las leyes que rigen cada acontecimiento en el Universo.

      El ser humano se inventa la estocástica y los sucesos estocásticos generando artilugios que, supuestamente, son capaces de generar resultados aleatorios, como unos dados. Y aún así, con las suficientes variables y ecuaciones, se puede predecir sobre qué cara caerá un dado... pero somos muy vagos para hacer cosas sin sentido que cuesten trabajo XD

      Conclusión: El gran triunfo de la inteligencia es ser un vago. 4.000 millones de evolución para aprender a no hacer nada, o lo mínimo en todo caso...

      Saludos

    • Otro gran y original artículo del señor Camós; enhorabuena. Te doy la razón en gran parte de lo que has comentado, pero siento discernir un poco. Yo también creo que en la vida, al igual que frente al volante, se puede tener más buena o mala "suerte" en función de nuestras actitudes. Pero también hay un hecho que se nos ha olvidado; y es que la "suerte" es contagiosa y a veces nos afecta sin nosotros quererlo. Si no, que se lo pregunten a la familia de Carlos Parra cuando Ortega Cano se cruzó en su camino. Y así habrá cientos de casos.

      Por eso, siempre he defendido que la "suerte" va ligada intrínsecamente a la moralidad de nuestras acciones, y que paradójicamente debería existir algo como la "suerte moral". Tiene gracia, pero se podría decir que, después de todo, la suerte puede convertirnos en malvados. Tal vez, con esta historia se entienda mejor.

      "Dos amigos, José y Marcos, pasan la tarde juntos en el bar. José lleva unas cuantas copas de más, y Marcos ha bebido un poco más de la cuenta. Cuando llega la hora de cerrar los dos se dirigen hacía sus coches para ir a casa. Aunque se tambaleaba antes de entrar en su coche, José llega sin problemas, como muchas otras veces, se desploma en la cama y se levanta al día siguiente con una gran resaca. Marcos - mas curtido y experto en la conducción y habiendo bebido mucho menos que José - regresa a casa relajadamente hasta que, de pronto, se le cruza en el camino un joven que atraviesa la calle frente a él. No hay tiempo de frenar, y el joven muere al instante. A Marcos lo menten en la celda de una comisaría y al día siguiente se levanta sin apenas resaca, pero con la certeza de que va a pasar años en la cárcel"

      Un saludo.

    • Que razón tienes no te lo discute nadie, pero no toda ni aunque tengas suerte porque la buscas. Por desgracia bastantes factores concurrentes en cualquier siniestro pueden desaparecer o agravarse por mera casualidad. Que si cuando te falló algo del coche, lo tuvieras revisado o no, ibas por llano y no pasaba nadie todo quedó en susto o justo lo contrario, venía de frente ese camión que ¿a dónde iría precisamente en ese momento?

      Que la suerte se busca, la buena, no cabe duda. Que hay que buscarla en todas las ocasiones, por mucho que cueste, también al cien por cien, pero el que más y el que menos conocemos demasiados casos de personas a las que determinada acción les salió fenomenalmente mal mientras que a otros nunca les ocurrió nada, y pensar que algo habrían hecho mal para merecer eso es de poco respeto o incluso de inconsciencia. La mala y negra suerte existe, compañero, y el que en temas de conducción suela elegir ganadores entre los que más coquetean con ella no quiere decir que cualquier día no le guste nuestra cara y vaya a por nosotros. San Cristobal cuídanos.

    • Mas revisado y requeterevisado esta un coche de competicion y luego se va todo a la mierda en una carrera por un tornillo del coche que esta a tu lado. La coincidencias o la mala o buena suerte esta ahi y no se puede controlar, por lo tanto cuando salgamos a la carretera mejor estar pendientes de ella y de lo que acontence alrededor para minimizar el riesgo de accidentes lo maximo posible en la medida que nos compete.

      Por cierto, ya puestos, buena suerte a todos los motorpasioneros.

    • Solo puedo resumir este atciulo a una frase: Una buena dosis de realismo.

      Grandísimo artículo, me has dejado sin palabras, lo has dicho todo, no se que decir.

      Saludos de parte de un nacido un "Viernes, 13 de..." archiportador de ultra mala suerte. :D

    • Muy bueno Josep, se agradecen estos artículos para despejar un poco la mente.

      Aún recuerdo el último viaje en carretera que hice por la AP-7 éramos 5 y la dueña del coche iba sentada en el asiento central trasero. Pues decía que no se ponía el cinturón porque si se tenía que morir se iba a morir igual. Un par de sustitos y se estaba amarrando como una posesa jajaj.

    • Hay un director de cine (que por cierto recomiendo) que ilustra perfectamente en sus peliculas el tema tan recurrente de hoy: Alejandro Gonzalez Iñarritu.

      Personas con buenas intenciones se hacen daño continuamente, sin ni siquiera ser conscientes (vease Babel,Biutiful). Hay demasiadas conexiones para controlarlas todas; es la conclusión.

      Saludos.

    • Josep, cada día te superas más en tus artículos.

    • No siempre nuestra "mala suerte" es nuestra falta de previsión, sino la falta de previsión del otro. Y eso es mala suerte. Farruquito no tuvo mala suerte. Al que atropelló sí.

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