La primera muerte por un coche autónomo fue un suceso que reavivó el debate del progreso: la seguridad de hoy contra la de mañana. También puso en jaque a la Justicia por tratarse de algo completamente nuevo.
Cinco años después, el caso acaba de cerrarse con una sentencia firme: la “operadora de seguridad” que se encontraba detrás del volante es la única culpable.
Uber salió indemne gracias a un acuerdo con la familia de la víctima
El Tribunal Siperior de Maricopa ha declarado culpable a Rafaela Vásquez de un delito de homicidio negligente y la ha condenado a tres años de libertad condicional supervisada, determinando que el cargo solo se designará como delito menor cuando complete con éxito la condena.
“El acusado en este asunto fue responsable de la operación de un vehículo en las calles de nuestra ciudad que terminó con la muerte de una mujer”, ha declarado la fiscal del condado de Maricopa, Rachel Mitchell. “Determinar una declaración apropiada en este caso implicó considerar una multitud de factores. Creemos que el juez ordenó una sentencia adecuada en función de los factores atenuantes y agravantes”.
“Ponerse al volante de un automóvil es una responsabilidad seria. Independientemente de la tecnología que esté disponible para los conductores, la seguridad de todos en la calle y en el vehículo siempre debe ser la primera prioridad del conductor”, añadió Mitchell.
Ha pasado tanto tiempo que conviene repasar los hechos. La noche del 18 de marzo de 2018 un coche autónomo de Uber atropelló a una mujer en Tempe (Arizona) causándole la muerte. El incidente se puso rápidamente bajo investigación y poco a poco fuimos conociendo los datos del suceso.
Un Volvo XC90 autónomo de Uber que circulaba por esa localidad atropelló a una mujer de 49 años que cruzaba la calzada por una zona sin señalización, de noche y con su bicicleta, aunque iba andando. El sistema de conducción autónoma no fue capaz de identificarla y evitar el accidente.
Tampoco lo evitó la "operadora de seguridad" que estaba detrás del volante para tomar el control del vehículo si fuese necesario. Más adelante, se supo que esta conductora del vehículo de Uber, Rafaela Vásquez, estaba distraída en el momento del atropello: veía el programa de televisión ‘La Voz’ en streaming a través de su móvil unos segundos antes del atropello.
Cuando esta información salió a la luz las cosas empezaron a ponerse feas para Rafaela. A pesar de que el coche que atropelló a la víctima era autónomo y conducía sin su ayuda, si hubiera estado atenta es probable que el atropello se hubiera evitado, o al menos se habrían minimizado sus consecuencias.
Por otro lado, la Justifica no lo ha tenido nada fácil porque la investigación concluyó que el atropello mortal podría haberse evitado con la tecnología de Volvo. Y es que Uber modificó el XC90 para equiparlo con su tecnología y deshabilitó los sistemas de seguridad que incorpora de serie el SUV sueco. Con estos sistemas conectados, el coche habría detectado a la víctima y habría llevado a cabo una frenada de emergencia automática.
Todas las investigaciones del suceso, tanto las que llevó a cabo la policía de Tempe, como la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB por sus siglas en inglés) y el IIHS (Insurance Institute for Highway Safety) concluyeron que el incidente tuvo lugar por un compendio de malas decisiones.
Por supuesto, entre estas malas decisiones está la de la víctima de cruzar en plena noche por un sitio sin señalizar y por el que no debía pasar peatones, sin luces ni elementos reflectantes.
Un año después del atropello, en marzo de 2019, los fiscales del caso se negaron a presentar cargos penales contra Uber. La compañía llegó a un acuerdo con la familia de la víctima mortal por después del atropello y no se enfrentó a ningún cargo penal. Solo unos meses después del incidente, Uber continuó probando sus vehículos sin conductor y en 2020 vendió su división de coches autónomos a Aurora.
Por su parte, la conductora, que se declaró inocente, fue acusada de homicidio negligente en septiembre de 2020. Han pasado casi tres años desde entonces y por fin ha tenido lugar el juicio en el que se ha dictado sentencia que pone fin al caso.