Como prometimos ayer, hoy toca hablar sobre las cinco diferentes motorizaciones que Volkswagen ofrece para su nuevo Beetle, así como contaros nuestras primeras impresiones sobre el coche. Como dijimos, pudimos conducirlo por Berlín y sus alrededores.
En nuestro caso, todas las unidades del Beetle que había disponibles montaban el 2.0 TSI de 200 CV con cambio automático DSG de 6 velocidades. No obstante, la oferta en el momento de su lanzamiento (en noviembre) incluirá también un 1.2 TSI de 105 CV que como ya comentamos irá obligatoriamente ligado al acabado Design.
Después, ya en 2012, llegarán el resto de motorizaciones de la gama, unas en enero y otra en verano. Las que llegarán a principios de año son el 1.4 TSI de 160 CV y el 1.6 TDI de 105 CV. Por último, la gama se completará con el más potente de los diésel, un 2.0 TDI de 140 CV.
Datos técnicos y prestaciones
Para empezar, la motorización de acceso a la gama de gasolina es un 1.2 litros TSI de 105 CV y 175 Nm de par máximo (a partir de 1.500 RPM) que homologa 5,9 litros de consumo medio. Con este motor el Beetle alcanza los 180 km/h y es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 10,9 segundos.
El siguiente nivel de potencia es el 1.4 TSI de 160 CV sobrealimentado por turbo y compresor. Homologa un consumo mixto de 6,6 litros a los cien kilómetros (153 g/km de CO₂) y entrega su par máximo de 240 Nm desde las 2.000 vueltas. No obstante, con el cambio DSG el consumo se reduce hasta los 5,9 litros y por tanto también las emisiones, hasta 139 g/km de CO₂. La aceleración en cualquier caso es de 8,5 segundos en el 0 a 100 km/h y roza los 208 km/h de velocidad punta.
Si pasamos a la oferta diésel, las opciones son dos, el 1.6 TDI de 105 CV y el 2.0 TDI de 140 CV que llegará más tarde. El primero de ellos se beneficia de la tecnología Bluemotion y ofrece el consumo más bajo de toda la gama, 4,3 litros a los cien kilómetros (112 g/km CO₂). Si optamos por el cambio DSG es un poco superior: 4,7 litros y 124 g/km de CO₂). El 2.0 TDI consume sólo un poco más: 4,9 litros/100 km (129 g/km CO₂) o 5,3 litros (139 g/km de CO₂) en el caso de equipar la transmisión automática DSG. El más potente de los diésel acelera de 0 a 100 km/h en 9,5 segundos y alcanza los 195 km/h.
Al volante del 2.0 TSI
Como ya hemos dicho, sólo teníamos a nuestra disposición unidades con el 2 litros TSI de 200 CV, con cambio DSG de 6 velocidades, que homologa un consumo de 7,7 litros (179 g/km de CO₂). Durante nuestra ruta, que no pudimos hacer completa porque fuimos bastante apretados de tiempo, tuvimos muchísimo tráfico, ya que debimos pillar la hora punta y tardamos mucho tiempo en salir del centro de Berlín.
Estuvimos atascados entre semáforos durante casi media hora, así que no pudimos hacer otra cosa que ver la media subir poco a poco por encima de los 15 litros. No obstante, no es una cifra representativa ya que circulamos durante un largo tiempo en las dos primeras marchas, con muchas detenciones y reanudando la marcha constantemente. Además, había que probar la aceleración del 2 litros, por lo que los consumos se elevaron más de la cuenta.
En cuanto cogimos carretera con menos tráfico y empezamos a aumentar la velocidad, la media empezó a disminuir lentamente, pero el daño ya estaba hecho y como tuvimos que volver al centro de la ciudad para no saltarnos lo estipulado en la agenda, no conseguimos reducir el consumo por debajo de los 11 litros, aproximadamente. Cuando probemos a fondo el nuevo Beetle podremos daros cifras reales de consumo, más acordes con lo que se obtendría en una conducción normal (y no atascados durante gran parte del recorrido).
Si hablamos sobre la dinámica del nuevo Beetle, hay que destacar que el salto a mejor ha sido bastante importante. El nuevo modelo se comporta como un Golf de los de última generación, lo que es realmente un punto a su favor. Gran parte de culpa en este mejora lo tienen sus mayores dimensiones, que hacen del Beetle un coche mejor plantado sobre el asfalto. De serie, además, incorpora (sólo en ésta versión y con el 1.4 TSI) el diferencial eléctronico XDS que mejora la tracción considerablemente.
Además, esos 200 CV le imprimen un carácter muy GTI, que hace del nuevo Beetle con el motor más potente un modelo deportivo y dinámico tanto como su estética lo hace parecer, con el pequeño alerón y las generosas llantas con gomas en dimensiones 215/55 R17. Aunque su aceleración es contundente (7,5 segundos de 0 a 100 km/h), no está al nivel de la del Golf GTI (6,9 segundos), a pesar de equipar la misma motorización.
Quizá uno de los puntos negativos de la unidad que probamos es que no contaba con levas tras el volante, algo que realmente echamos en falta a la hora de conducir de forma animada. Por lo demás, el coche nos dejó un muy buen sabor de boca tanto por estética, como por dinámica, acabados y equipamiento. El interior, por cierto, es bastante cómodo y las plazas traseras, que son dos, son perfectamente aptas para dos adultos, sin ir incómodos. Quizá cuando pruebe el Beetle 2.0 TSI a fondo podré quitarme la espinita de no haber podido conseguir unas cifras de consumo representativas.
Conociendo al abuelo
Durante la presentación del nuevo VW Beetle, tuvimos la oportunidad de ver un escarabajo original que la marca tenía allí disponible para la prensa. Además de verlo, también pudimos montarnos y dar un paseo por el centro de Berlín. Conducir este Volkswagen de 1958 es una auténtica experiencia.
Nunca había conducido un clásico y menos todavía en el estado en el que éste estaba. Impecable. Parece mentira que el coche tuviera cerca de 54 años. Quién lo iba a decir observando su impoluto estado exterior y su cuidado interior. Junto a él, había también una unidad de 2003 (la última edición) fabricada en Méjico, ya que en este país se ha estado produciendo el Beetle (que no el New Beetle) durante muchísimos años.
Teniendo la oportunidad de conducir un coche de 1958, ¿ibamos a coger el de 2003? Obviamente decidimos coger el clásico puesto que, como hemos dicho, estábamos algo pillados de tiempo y no podíamos probar ambos. Nos subimos al Beetle del cincuenta y ocho y ¡bingo!, echo la mano al cinturón y no hay nada que se le parezca. Hoy en día ponerse el cinturón es un acto reflejo prácticamente, pero entonces los coches ni siquiera los llevaban (y no hace falta remontarse tanto en el tiempo). También tardé en darme cuenta de que por mucho que mirará al retrovisor derecho, éste no iba a aparecer por arte de magia.
Nada más girar la llave, y tras un leve esfuerzo por arrancar, el pequeño motor trasero del Beetle cobra vida e inunda todo el habitáculo con su sonido de motor refrigerado por aire. Piso el embrague y cuando ya me cercioro de que efectivamente no se va a romper, aunque lo parezca, echo la mano a la palanca de cambios y cuando de forma automática la meneo hacia la izquierda me doy cuenta de que no, no se mueve, aunque esté en punto muerto.
Meto primera, no sin antes investigar un poco con la palanca, que tenía tela. La primera velocidad se engrana hacia delante, como la tercera en un coche moderno, y después segunda parece estar en el lugar de la cuarta (no puedo evitar compararlo con la caja de mi coche). Cuando llevaba la suficiente carrerilla decido meter tercera y el movimiento me recuerda al de meter quinta: hacia delante y muy a la derecha.
Todo en el coche es muy rudimentario, el tacto del acelerador es prácticamente nulo (imagino que si te acostumbras llega a ser normal) y el del freno más de lo mismo, al principio parece no frenar, pero cuando pisamos con fuerza los frenos entran en acción y nos detienen de forma brusca. Vamos a ver si cogemos el tacto… Como ya he dicho, circulábamos por el centro de la ciudad de Berlín, y los alemanes no son gente que no den importancia a los coches, precisamente. Nos sentimos el centro de infinidad de miradas con el VW de 1958, de muchísimas más que con el nuevo, que “debería” llamar más la atención de los viandantes.
La gente debería pensar que estábamos locos, yo y mi compañero ambos con una sonrisa de oreja a oreja y soltando carcajadas de vez en cuando. ¡Esto sí que es divertido! Difícil de llevar, nerviosos por no hacerle nada a aquella joya y eufóricos por tener la oportunidad de conducir un coche así y en tan buen estado. ¡Qué sonido! ¡Qué volante! ¡Qué locura! ¿De verdad hace falta ir rápido para disfrutar de un coche? Mi experiencia clásica me ha hecho reflexionar. ¡Quién tuviera un coche de época en ese estado! Hay gente con suerte…
Los gastos del viaje para esta presentación han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.
En Motorpasión | Volkswagen Beetle, presentación y prueba en Berlín (Parte 1)