Probamos el nuevo Peugeot 208: un coche utilitario ahora con instrumentación 3D y de lo más divertido en su versión de 130 CV
Tras verlo y tocarlo esta primavera, por fin nos hemos puesto a los mandos de la nueva generación del Peugeot 208 en una primera toma de contacto, donde hemos conducido algunas de las variantes de la familia del utilitario, incluyendo su versión eléctrica, el e-208. Y lo cierto es que, tras esta primerísima prueba, podemos decir que le sobran argumentos para seguir manteniéndose como uno de los superventas de la firma francesa.
A grandes rasgos, la nueva entrega de este pequeño león destaca por un diseño más deportivo, sobre todo en su acabado GT-Line que es el que hemos podido conducir, por dar un paso de gigante en el plano tecnológico, protagonizado por la instrumentación digital i-Cockpit y sistemas de asistencia a la conducción, y por mejorar en habitabilidad en comparación a su predecesor.
Y todo ello aderezado con su estreno en la electrificación con el Peugeot e-208, primo hermano del Opel Corsa-e, que abre la puerta a nueva era de la marca al son de la estrategia global de PSA. Recordemos que el conglomerado galo pretende que las versiones electrificadas lleguen al 50 % en todos los modelos de sus diferentes marcas entre eléctricos puros e híbridos enchufables.
La familia térmica del Peugeot 208 da protagonismo a la gasolina en detrimento del gasóleo. Así, encontramos hasta tres variantes con este combustible: todas disponen del tricilíndrico 1.2 PureTech que se ofrece en tres rangos de potencia (75 CV, 100 CV y 130 CV). La opción diésel se reduce al 1.5 BlueHDi de 100 CV y el quinto el discordia es la versión eléctrica, con 100 kW (136 CV) de potencia.
Hasta tres cajas de cambio encontramos en el menú: una manual de cinco velocidades, exclusiva del motor de acceso de gasolina de 75 CV, otra manual de seis relaciones (disponible en la versión gasolina de 100 CV y en la diésel) y la automática secuencial EAT8 de ocho velocidades, que es la única que puede acompañar al gasolina de 130 CV, al e-208 y que también puede seleccionarse junto al PureTech de 100 CV.
Peugeot España tiene muchas esperanzas puestas en esta nueva generación del Peugeot 208. Tanto, que esperan comercializar 22.000 unidades del utilitario en 2020. Un objetivo algo ambicioso si tenemos en cuenta que en 2018 se matricularon 20.740 unidades y que, en lo que llevamos de 2019 va por las 17.012 unidades. Y lo mismo ocurre con el Peugeot e-208, que esperan que cope en torno al 8 % y 10 % del mix de mercado el año que viene.
En la consecución de esta meta será determinante el precio: el Peugeot 208, en su variante de acceso (75 CV y acabado Like) parte de los 15.200 euros, que puede reducirse aún más (en torno a los 12.000) con promociones y campañas. Por su parte, el PVP del e-208 es desde 31.850 euros, aunque puede quedarse en 27.250 euros con ofertas e incentivos de compra en aquellas comunidades que hayan activado las ayudas del Plan Moves.
Igual de habitable en todas sus versiones
Si bien bajo el capó del nuevo Peugeot 208 encontramos diferentes variantes mecánicas, la marca gala ha querido ofrecer el mismo coche en todas ellas. De esta manera, sus cotas exteriores no varían, así como su batalla, sus dimensiones interiores o la capacidad del maletero, que son idénticas independientemente de su tren motriz. "Tenemos una respuesta adaptada a cada necesidad".
LONGITUD | ANCHURA | ALTURA | BATALLA | MALETERO |
---|---|---|---|---|
4.055 mm | 1.745 mm | 1.430 mm | 2.540 mm | 311 litros |
El Peugeot 208 destaca por un cuidado diseño mucho más deportivo en comparación al modelo saliente, con guiños al mítico 205 que abría a veda al utilitario en 1983, lo que se hace patente en esa franja negra que une en la zaga las ópticas traseras. Además encontramos una generosa parrilla en el frontal, un alerón de techo y un difusor en la zaga en negro piano, a lo que se suman los arcos de rueda o los retrovisores laterales en idéntica tonalidad en el caso del GT-Line.
Este acabado, que nos ha acompañado en la dos versiones mecánicas que hemos probado y que es el más completo de la familia, no sólo muestra un exterior más agresivo: su habitáculo también hace gala de muchos acentos deportivos. La gigantesca moldura imitando a la fibra de carbono del salpicadero se combina con la piel que cubre al mismo y a los paneles de las puertas, mientras que el negro piano viste todo el túnel central. Quizá algo excesivamente, teniendo en cuanta que este material tiende a ser algo sucio.
En general, en esta versión la calidad percibida en el utilitario es muy elevada, y más si le sumamos la instrumentación digital o el display digital de hasta 10 pulgadas que es el que encontramos en el acabado GT-Line.
Pasando a la habitabilidad, el Peugeot 208 2020 gana respecto a la anterior generación, aunque sin muchas alardes, sobre todo en el caso de la fila trasera de asientos. Con las plazas delanteras colocadas a una distancia media, las piernas de una persona entorno a 1,70 metros de altura no dan con el respaldo delantero (entre el respaldo posterior y el de los asientos frontales ofrece 812 milímetros), ni la cabeza con el techo, gracias a la baja disposición de sus cuatro plazas (del asiento al techo hay 857 milómetros).
En definitiva, lo más característico de la nueva entrega del utilitario es que calca las dimensiones interiores y exteriores indistintamente de su mecánica, lo que incluye al e-208. Ello se ha conseguido gracias a disponer sus baterías en forma de H en el fondo plano, encontrándose bajo los asientos traseros. Así, el maletero ofrece la misma capacidad de carga que las variantes de combustión (311 litros), lo que será uno de sus principales argumentos funcionales para hacerse un hueco en el mercado.
A los mandos del Peugeot 208: un estilo de conducción particular y divertido a la par
Al sentarnos al volante del Peugeot 208 y encender el contacto, lo primero que acapara nuestra atención es su instrumentación digital. ¿Otra más? Sí, pero no. Este cuadro de instrumentos, idéntico al del nuevo Peugeot 2008, dispone de dos pantallas superpuestas, una de ellas holográfica, lo que consiguen ubicando un segundo display en la parte superior que, mediante un sistema de espejos, pasa a reflejarse como holograma ante la mirada del conductor.
Todo el puesto de conducción, lo que Peugeot denomina i-Cockpit, está condicionado a esta futurista instrumentación. Así, nos obliga a bajar el volante más de lo habitual para que no acabe tapado por el aro. En un primer momento resulta extraño, pero según recorres los primeros kilómetros, te das cuenta de que es muy cómodo.
Primero, por que los brazos, al estar menos elevados, se cansan menos si ponemos nuestras manos correctamente entre el radio superior. Segundo, por el propio diseño del volante, que es más pequeño y achatado tanto en el aro superior como el inferior, a fin de que no toque en las piernas del conductor al girar. Y a ello también ayuda el bajo centro de gravedad del puesto de conducción.
Así, en zonas reviradas y exigentes la dirección se maneja a la perfección, resultando tan cómoda como directa y precisa, así como para maniobrar en espacios reducidos, como un parking, o en ciudad, siendo muy bueno su ángulo de giro. Además, desde los mandos del volante podremos configurar la visualización de información de la instrumentación, mientras que desde unos botones ubicados a la izquierda podremos activar o desactivar el control de crucero o el sistema de mantenimiento de carril.
Por el contrario, la ubicación del selector de los modos de conducción, bastante por detrás del pomo de cambio, hace que sea algo incómodo pues tenemos que retorcer el brazo hacia atrás para accionarlo. Además, otro de los peros que podemos ponerle al nuevo Peugeot 208 es la visbilidad que ofrece su parabrisas delantero, pues es bastante corto a lo que se suman dos pilares bastante gruesos.
Además, en pos de la digitalización, muchos de los parámetros del 208 se manejan desde su display central. Por ejemplo, la climatización. Es decir, sólo podemos regularla en esta pantalla, tras tocar el botón de acceso rápido ubicado bajo ella. Las ruletas clásicas nos siguen mejor opción, pues este sistema favorece más las distracciones a menos de que tengamos un acompañante con nosotros.
Más allá de estos pormenores, en general el Peugeot 208 nos ha gustado bastante y más en su variante térmica más prestacional, el gasolina de 130 CV, que no parece tener fin cuando pisamos a fondo el acelerador. Y ello combinado con su excelente estructura y chasis, lo hace muy estable en trazados severos, como puertos de montaña, donde podemos divertirnos y mucho a sus mandos y más si optamos por accionar sus levas.
Aunque lo cierto es que el cambio automático EAT8, de convertidor de par, opera muy bien, no quedándose nunca sin par incluso a bajo régimen, el cual se fija en un máximo de 230 Nm desde las 1.750 vueltas. Empaque, rapidez de respuesta y agilidad son tres de características que acompañan a este utilitario en su opción más potente, con permiso del eléctrico.
En definitiva, y aunque ha sido concebido para ciudad, este Peugeot 208 de 130 CV se mueve como pez en el agua a altas velocidades en vías rápidas, así como en carreteras más exigentes, haciéndonos disfrutar a su volante y acercándose, en cierto modo y salvando las distancias, a las otrora variantes GTi. Las cuales por cierto no estarán en esta nueva generación: "Habrá "algo" más adelante, pero una versión GTi hoy en día no tiene sentido con los límite de emisiones fijados por Europa", nos confiesan desde la marca.
Catando el Peugeot e-208
Pese a que la mayor parte de kilómetros los hemos realizado con el gasolina de 130 CV, también hemos podido ponernos a los mandos del Peugeot e-208. Ya que su producción no comenzará hasta enero de 2020, las unidades de la variante eléctrica que teníamos disponibles son pre-serie, pues Peugeot aún está realizando ajustes de software y además no incluían los sistemas de ayuda a la conducción.
Aunque nuestra toma de contacto del e-208 ha sido bastante breve, nos ha permitido sacar algunas conclusiones. La principal que no difiere mucho en comportamiento y dinámica del 130 CV. No en vano, el 208 eléctrico rinde unos generosos 136 CV, siendo por el momento el de mayor entrega de la gama. Además, las suspensiones se han adaptado de forma específica para acercarlo en comportamiento a las versiones térmicas.
Con dos niveles de retención y lo mismos modos de conducción (Normal, Eco y Sport) de las opciones térmicas que disfrutan de ellos (todas menos la de acceso de 75 CV), si optamos por la mínima retención se comporta de manera muy similar al de combustión, aunque ofreciendo todo el par de 260 Nm desde casi el primer toque de acelerador, claro.
Sin embargo, si escogemos esta conducción sin restricciones, el consumo también es más elevado. En un loop de 16 kilómetros por vías secundarias y travesías, aunque dimos algunos acelerones para disfrutar de su aceleración instantánea, el gasto medio de energía estaba en torno a los 23,5 kW/100 km y los 24 kW/100 km.
Así, si queremos disfrutar de la máxima autonomía (340 kilómetros en ciclo WLTP), deberemos seleccionar la máxima retención que podremos activar accionando el botón derecho del pomo de cambio. Aquí el e-208 va más atado y menos libre, se frena mucho más y pierde ligereza y dinamismo.
Nos quedamos con las ganas de circular con él por vías rápidas, donde su consumo a velocidades más elevadas será aún mayor y más si optamos por la mínima retención. En conclusión, el e-208 permite escoger entre una conducción muy cercana a modelos térmicos, que penaliza autonomía, o entre una más sosegada y retenida, que resta prestaciones pero ofrece un mayor rango.
Conectividad y sistemas de asistencia para el utilitario
Por último, la tecnología es otro de los pilares fundamentales en los que se apoya la nueva generación del Peugeot 208, tanto al servicio de la conectividad como de la seguridad activa, lo que denominan desde Peugeot como sistemas ADAS, y el confort. El utilitario se ajusta así a la moda actual de llevar tecnologías de segmentos superiores a modelos de menor tamaño, ya sean compactos o del segmento B.
En lo que respecta a sistemas de asistencia, encontramos un control de crucero adaptativo y que dispone de función Stop & Go en el caso de las variantes de cambio automático, por lo que frena y acelera de forma autónoma en retenciones y a velocidades por debajo de los 30 km/h.
También ofrece función de mantenimiento activo de carril, que corrige la trayectoria del volante, aunque puede resultar algo incómodo para aquellos a los que guste gobernar siempre el volante. Y a ello se suma la frenada automática de emergencia en ciudad, con detector de peatones y ciclistas que opera incluso en condiciones de baja visibilidad, el detector de ángulo muerto, el detector de fatiga o el sistema de lectura de señales, que nos indica que estamos superando el límite de la vía cambiando el número a rojo o si estamos accediendo a una vía cortada o a un cruce con Stop.
Además, el Peugeot 208 también permite equipar un sistema de aparcamiento autónomo Full Park Assist, que detecta el hueco ideal para estacionar y opera sobre la dirección para aparcar en línea o batería o cámara de visión trasera a fin de facilitarnos maniobrar cuando no lleva equipado este opcional.
Según acabado y versión encontramos hasta tres tamaños de pantalla multimedia disponibles que integran el sistema Mirror Screen compatible con Apple Carplay y Android Auto: una de cinco para las opciones más básicas, una de siete para las intermedias y, finalmente, otra de diez pulgadas. Éstas integran nevagador con servicios TomTom, con alertas de tráfico en tiempo real.
Asimismo, este urbanita puede disponer de carga inalámbrica, si colocamos el smaprthone sobre la plataforma bajo el túnel central se carga sin necesidad de cable, así como de puertos USB y USB-C para conectar dispositivos móviles delante y otros dos puertos USB para las plazas posteriores.
En general todos estos ingredientes, sumados a su dinámica y diseño deportivo, hacen del Peugeot 208 una propuesta muy atractiva para el segmento B, sobre todo en su acabado más completo y en sus opciones más prestacionales. El tiempo dirá si son suficientes para alcanzar las previsiones de ventas y llegar a esas 22.000 unidades comercializadas en España en el año que viene.
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