Ayer os contamos todo acerca del nuevo Opel Adam: sobre su diseño, sobre sus versiones, sobre las casi interminables opciones de personalización, sobre su equipamiento de serie y opcional, sobre sus motores y consumos y sobre el precio de lanzamiento en España.
Hoy os hablaré de qué me ha parecido el Opel Adam después de haberlo visto y conducido en la presentación internacional que se celebró este martes en la bonita ciudad de Lisboa y alrededores. Lo primero que hay que decir es que hace honor a la denominación de pequeño utilitario chic.
Y es que su diseño, propio y un tanto peculiar, hace que no pase desapercibido cuando circulamos con el coche por la calle. Podrá gustar más o menos, pero la gente se gira e incluso se detiene a mirarlo. Esa otra denominación que a mí me gusta emplear para este tipo de coches, “antes pequeño que sencillo”, parece que tiene su efecto.
Opel Adam: dime cómo quieres que sea tu coche
La carrocería bicolor y según el paquete de personalización incluso tricolor, los detalles cromados, las marcadas líneas y rasgos, las llantas de aleación enormes, y su tamaño pequeñito y redondeado lo hacen bastante coqueto y llamativo. No os miento si os digo que hasta algunos peatones nos pidieron un momento para sacarle unas fotos.
El otro rasgo importantísimo en el Opel Adam es el de la personalización e individualización del aspecto estético del coche. Y eso uno lo nota desde el primer instante. Cuando íbamos a empezar la prueba y estábamos en el aparcamiento del aeropuerto de Lisboa, aún siendo todos los coches “iguales”, por motor y equipamiento, todos eran diferentes por color, llantas, tapicería, y 20 detallitos más (os expliqué todos ayer).
Así que ahí estábamos todos ojeando este, ojeando aquel y mirando el de más allá, para ver cuál nos gustaba. Imaginad la situación: Me gusta este rojo… Yo quiero uno con techo solar… Lo prefiero con asientos de cuero… ¡Hala, este tiene techo de nubes!… Me gusta ese con llantas negras… Este tiene lucecitas en el salpicadero… Este amarillo y blanco es muy bonito… Y así hasta casi el infinito.
Pequeño sí, pero bien acabado también
Dice Opel que han intentado cuidar hasta el último detalle en el Opel Adam, aunque se trate de un coche de segmento A, y en general hay que darles la razón. Lo cierto es que el interior está muy bien acabado para ser un coche pequeño y no muy caro, y su nivel de calidad de acabado es muy digno y notable.
La parte alta del salpicadero está acolchada, y según la versión que hayamos elegido, tiene una textura u otra. Por ejemplo la que yo probé tenía una textura que parecían puntos, pero al mirarla muy de cerca resulta que eran diminutas estrellas de seis puntas.
Los detalles en cromo mate son muy elegantes a la par que deportivos y tenían un tacto excelente, sin deslumbrar ni quedar marcadas las huellas de los dedos. Lamento discrepar con el hecho de que el borde de los relojes del cuadro de instrumentos esté realizado en cromo brillante, precisamente por lo que he dicho, según entre el sol en el habitáculo se producen reflejos que deslumbran. Todo mate es más práctico.
Algunos elementos estaban acabados en plástico negro piano brillante. Como sabéis si bien comparto la idea de que queda sofisticado y elegante, no es práctico por los reflejos que genera (casi como un espejo) y por cómo se nota el polvo y las huellas. De todos modos esto se puede personalizar a gusto.
En las puertas y en las partes inferiores el plástico es duro, pero no tiene mal aspecto y no desentona su calidad visual con el resto.
En mi unidad las molduras decorativas del salpicadero y puertas eran de color gris con retroiluminación de LEDs de color rojo que iban agrupados a modo de nebulosa. La iluminación era ténue y resultaba muy curiosa. De todos modos vuelvo a recordar que esto es algo personalizable.
Me gustó mucho el orden de los mandos y botones, y este ha sido un Opel en el que no me he sentido desbordado por la sensación de ver demasiados botones en la consola central (tengo en mente por ejemplo el Opel Zafira Tourer que probé en Múnich). Soy de los que piensa que menos es más.
A esto ayuda el sistema multimedia IntelliLink opcional que os expliqué ayer, que tiene solo unos pocos botones y el resto se maneja a través de la pantalla táctil. Ojo, no voy a obviar que esto tiene una pequeña pega, y es que hay que apartar un instante la vista para mirar la pantalla, la cual podría estar un poco más alta. No hay nada perfecto. El cuadro de instrumentos es claro y legible.
Plazas traseras un poco pequeñas
El puesto de conducción me pareció muy correcto. Ambos asientos delanteros se regulan en altura, y el volante se ajusta en altura y en profundidad. Los asientos son cómodos y sujetan correctamente el cuerpo. Tienen bastante apoyo lumbar y el respaldo es más bien duro.
Delante hay espacio suficiente para dos adultos, tanto en longitud, anchura y altura, y está en la línea de los coches de este tamaño. Solo me pareció al ir de acompañante que no había mucho espacio en esta plaza en la parte baja de las piernas, a la altura de la espinilla. Como apunte adicional diré que uno tiene la sensación de ir sentado bastante alto (pero no lo digo como defecto, es cuestión de gustos).
Las plazas traseras son otro cantar. Y es que son un poco pequeñas, sobre todo en altura. El acceso atrás a través de las grandes puertas es razonable, gracias también a los asientos EasyEntry con memoria. El espacio para las piernas es justito, pero tampoco está mal teniendo en cuenta lo que mide el coche. La anchura es justa también, pero para dos plazas no está mal.
Donde hay problemas es en la altura libre hasta el techo. Una persona de casi 1,80 m (servidor) toca con la cabeza en el techo si intenta apoyarla en el reposacabezas.
Sobre el maletero también hay cosas que decir. No está mal, sobre todo porque tiene una forma muy regular y bastante altura hasta la bandeja, pero 170 litros para un coche de 3,70 m de largo no es un volumen sobresaliente (aunque sí aceptable). Un Renault Twingo, por ejemplo, es más funcional gracias a sus asientos deslizantes.
Además el borde de carga queda un poco alto, así que cargar y descargar objetos no es todo lo cómodo que sería deseable. Los asientos traseros son abatibles en dos partes asimétricas y dan bastante juego en un coche pequeño como este.
Al volante del Opel Adam
La versión que conduje tenía el motor 1.4 de 87 CV y 130 Nm de par y chasis Sport con llantas de aleación de 17 pulgadas. Aún con un ajuste más deportivo de la suspensión, no diría que es dura sino más bien equilibrada. Sin embargo no me convence demasiado la idea de montar llantas tan grandes en un cochecito pequeño, aunque le queden muy bien.
Y es que en un coche que va a ser utilizado frecuentemente por ciudad, una llanta tan grande implica un neumático de perfil muy bajo, y eso hace que se noten más los baches, resaltos y adoquinados. El Adam tiene buen comportamiento, ligeramente subvirador si se le pisa mucho. Me hubiera gustado conducirlo más y sacar mejores conclusiones al respecto.
A lo que hay que acostumbrarse es a la dirección, ya que es muy rápida y sensible, y a la vez, en mi opinión, blanda, por lo que un mínimo movimiento sin querer se traslada al afalto. Yo preferiría un ajuste un poco menos asistido, pero si la prueba hubiera sido más larga, no digo que no me hubiera terminado acostumbrando.
Para las maniobras por ciudad se puede activar el modo City pulsando un botón en el salpicadero. Cuando este se activa el volante va solo, como si fuera de juguete. Sobre pedales y cambio solo diré que el pedal del freno, como en otros Opel que he conducido, es un poco esponjoso (pero uno se acostumbra y el coche frenar frena) y el tacto de la palanca de cambio me pareció preciso (y mejor de lo que uno se espera en un segmento A).
En funcionamiento me ha parecido un coche con insonorización dentro de la media, notando algo de ruido aerodinámico a alta velocidad, que no resulta molesto, creo que debido principalmente a los espejos retrovisores, que son bastante grandes. El motor puede resultar según la circunstancia un poco ruidoso.
Al ralentí se oye muy poco, pero en cambio a 120 km/h se oye bastante. Y es que para circular a esta velocidad, en quinta, el motor gira a unas 3.500 vueltas. Una sexta velocidad que relajara al motor en autopista no vendría mal. Me pareció justo de prestaciones para este coche.
Es suave y entrega la potencia de manera lineal, pero tampoco va sobrado, sobre todo de fuerza. Para moverse por ciudad está muy bien, y se puede usar por carretera, pero tiene poca reserva de fuerza y exige bajar una marcha con frecuencia. Los tramos en cuesta además resultan un poco exigentes, y en autopista a 120 km/h en quinta cuesta mantener la velocidad.
No digo que sea mal motor, ni que el Adam con este sea una tortuga, pero estoy casi seguro de que el nuevo motor turbo que llegará en breve, muy probablemente con más par motor y además a menor régimen, le sentará muy bien (y es muy probable que consuma menos, pues será de inyección directa).
Sobre el consumo poco puedo deciros, porque tampoco hice una conducción cuidadosa, ni mucho menos eficiente, había algún tramo con cuestas y me centré más en probar la respuesta y aceleración que el consumo. La computadora marcaba un consumo medio de 7,5 l/100 km, pero estoy seguro de que se puede hacer menos. Por cierto, el sistema stop-start que montaba funcionaba rápido y bien (quiero uno para mi coche).
Los gastos del viaje para esta presentación han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.
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