Probamos el Mercedes-Benz Clase S y no sabemos si es mejor conducirlo o que te lleve como a un marqués
Magia, brujería, digievolución... Hay coches que alcanzan tal nivel que sólo pueden evocarte sentimientos místicos inexplicables en comparación con el resto de coches normales del mundo. Lejos de meterse en absurdas guerras de prestaciones, el Mercedes-Benz Clase S pertenece a ese selecto grupo de supercoches en el sentido más lujoso de la palabra.
Nuevos motores de seis cilindros, la última tecnología aplicada en seguridad y conducción autónoma, algunos cambios estéticos y un interior aún más sublime convierten al Clase S en un vehículo en el que no sabrás elegir entre conducir o dejar que te lleven. Comodidad total.
Mercedes-Benz Clase S: ligeros retoques externos
Exteriormente no nos encontramos demasiados cambios con respecto a la generación precedente, por lo que este facelift es más interno que externo. Aun así la parrilla es de nuevo diseño y el frontal adopta algunas inserciones cromadas y un paragolpes con nuevas entradas de aire más generosas y una parrilla inferior única.
Los laterales también presentan inserciones y unas formas ligeramente distintas, así como la parte trasera con unos rasgos ligeramente distintos. Además de los pilotos, sólo cambia la zona inferior con unos embellecedores de escape más grandes integrados en la parte baja y los catadriópticos sobre ellos, en el paragolpes.
Por fuera los grupos ópticos renovados que incorporan tecnología LED Multibeam que le confiere una mirada exterior nítida y moderna, al mismo tiempo que una capacidad de iluminación capaz de superar los 650 metros de distancia.
Las llantas también son de nueva factura pudiendo elegir un total de siete versiones diferentes que van desde la 17 hasta las 20 pulgadas. Para un coche con unas medidas desde los 5.125 mm de largo, 1.899 mm de ancho y 1.493 mm de alto las de 17" quedan hasta pequeñas. Con 510 o 530 litros el maletero tampoco es demasiado grande para sus cotas exteriores y 3.035 mm de batalla (un Škoda Superb se va hasta los 660 litros).
Un interior para sibaritas
Si exteriormente impone, la experiencia de subirte a bordo de un buque insignia como el Mercedes-Benz Clase S se convierte en una especie de momento místico que fusiona lujo, tecnología, refinamiento y modernidad a partes iguales, los mete en una coctelera con forma de coche y el resultado es un combinado con el que muy pocos tienen la oportunidad de disfrutar.
Una vez sentados y con una posición perfecta del asiento y del volante, se nos presenta una gran pantalla doble sobre el salpicadero, aunque en realidad son dos pantallas de 12,3 pulgadas, ambas de alta definición. El cuadro de instrumentos es completamente digital y configurable en tres modos (Clásico, Deportivo y Progresivo) y dentro de cada uno de ellos podemos escoger qué información deseamos ver, aunque al final las más útiles acaban siendo las visiones de tradicionales con el trip que más nos convenga.
Mientras tanto, por encima de un precioso volante que puede ir forrado en piel o madera con inserciones metálicas y botones físicos y capacitivos, un Head-Up Display se proyecta con nitidez sobre el parabrisas y brilla con una muy buena definición e información muy completa, aunque con según qué gafas polarizadas cuesta verlo.
A nivel de practicidad y sin buscar el extremo de los gustos americanos, no hay demasiados huecos donde dejar objetos. La guantera es bastante pequeña, los huecos de las puertas son correctos y en la parte baja de la consola un espacio con tapa. En el túnel y bajo el reposabrazos no hay guantera más allá de un pequeño hueco con plataforma de carga y conexión USB para dejar el smartphone.
Tanto por las gamas cromáticas escogidas como por los materiales, su tratamiento y los acabados que reciben, el interior del Mercedes-Benz Clase S es un templo dedicado a que los ocupantes tengan una experiencia de auténtico lujo. Maderas de poro abierto, revestimientos de cuero, artesanía... Todo aderezado por una iluminación ambiental LED con 64 tonalidades distintas, equipos de sonido propios de un estudio de grabación y mucha, mucha tecnología.
Por suerte, y aunque el Clase S es un referente tecnológico, Mercedes-Benz es una de esas marcas a las que tenemos que agradecer que no hayan emprendido una cruzada absoluta contra los botones táctiles y, además de la hilera de botones en la zona baja de la consola para controlar la climatización, nos encontramos sobre el túnel central el ya conocido control rotativo de la marca y el dispositivo de reconocimiento y escritura.
Como de costumbre y pese a la exquisitez de los acabados, cuando se abusa del negro piano el resultado lo más limpio que te puedas imaginar en el día a día, pareciendo que acabas de comer bollos por mucho que te esfuerces por tener las manos limpias.
Ahora bien, estamos hablando de un coche cuyo precio de partida supera las seis cifras (102.300 euros para el S 350 d más básico), así que escoger por cualquiera de los muchos acabados disponibles con superficies metálicas o madera solucionarían el problema cuando la cuestión monetaria no es un impedimento.
Tecnología, seguridad y comodidad son lo mismo en el Clase S
El nuevo Clase S incorpora a su cartera de capacidades el Intelligent Drive, una tecnología que conocimos por primera vez en el Mercedes-Benz Clase E y que se pone ahora a disposición del hermano mayor de la familia.
Gracias a su gran número de cámaras y sensores, el Clase S ahora es capaz de utilizar el asistente activo de distancia Distronic y el asistente de la dirección para mantenerse dentro del carril en autopista, pudiendo realizar adelantamientos con sólo tocar el intermitente mientras mantenemos la velocidad máxima permitida gracias al reconocimiento de señales.
Puede conducirse él solo en una horquilla de velocidad que va desde los 0 hasta los 210 km/h por periodos limitados de tiempo, pero lo mejor es que sienta las bases para la conducción autónoma actuando fuera de las vías rápidas. Sabe gestionar situaciones más complicadas como las rotondas o cruces que nos podemos encontrar en carreteras convencionales y es capaz de adaptar la velocidad al entorno, aunque en el caso de las operaciones más complicadas la dirección la tendremos que sumir nosotros y no acaba de reconocer bien a los coches que pueden converger en nuestra trayectoria como son los que circulan en una rotonda.
Como novedad, el Distronic ahora también puede gestionar el funcionamiento a vela del Clase S, sabiendo cuándo puede desconectar el motor de la transmisión, en modo vela, reconociendo los descensos en pro de la eficiencia, siempre que llevemos conectado el modo ECO.
Control por voz Linguatronic, asistente activo para cambio de carril, arranque sin llave Keyless-Go, asistente de velocidad límite, parada de emergencia, frenado activo, maniobra evasiva, detección de cambio de carril involuntario, control de ángulo muerto, reconocimiento de señales, reconocimiento de tráfico cruzado y de peatones, conectividad entre vehículos, Apple CarPlay y Android Autom, asistente activo de aparcamiento o capacidad para aparcamiento remoto... La lista de aplicaciones tecnológicas ya sea en cuestiones de seguridad o comodidad es eterna.
El Energizing Control es otra de las novedades de esta nueva generación, integrando los sistemas de climatización ambiental y de superficies, todas las funciones de los asientos, iluminación o música para adaptarse al estado de ánimo o a las preferencias de los ocupantes con seis programas de 10 minutos: frescor, calor, vitalidad, ambiente placentero, bienestar o entrenamiento (¿?). Forma parte del equipamiento opcional por el que, sinceramente, no pagaría aunque entendemos que se trata de otro aditamento más propio del marketing como lo pueden ser los controles gestuales.
Movimiento con seis y ocho cilindros
Aunque por fuera no cambia excesivamente, las entrañas del Clase S deparan una de las grandes novedades de esta generación porque abrazan de nuevo los motores de seis cilindros en línea. En total son seis motores los que dan vida a toda la familia S, cinco de ellos novedosos.
Los más austeros serán dos propulsores diésel con un bloque de seis cilindros en línea para los modelos S 350 d 4MATIC (286 CV, 600 Nm, 5,5 l/100 km) y S 400 d 4MATIC (340 CV, 700 Nm, 5,6 l/100 km). De ellos sólo pudimos probar la versión más potente y el resultado fue encontrarnos con un gran motor diésel cuyo sonido se nota diferente, pero sin estridencias. El aislamiento interior es bestial y no se filtran ruidos ni vibraciones al tiempo que la ingente patada de par del motor de gasóleo empuja con contundencia.
Por supuesto que no estira tanto como los motores de gasolina pero sus aptitudes dinámicas no son ni mucho menos malas, eso sí, en cuanto a confort están muy parejos, teniendo a su favor un régimen de giro más bajo para circular a la misma velocidad, a paso de berlina de lujo.
En el lado de los gasolina nos encontramos con cuatro opciones de las que los 6.0 de 12 cilindros que equipan los S600, Maybach S 650 y AMG S 65 se mantienen inalterados. Las nuevas incorporaciones son un seis en línea de 3.0 litros equipado en los S 450 y S 500 que ofrece unas cifras de 367 CV y 500 Nm y 435 CV y 520 Nm respectivamente, sustituyendo a los anteriores V8 y mejorando sus emisiones en un 22%.
Este nuevo bloque utiliza una estructura completamente nueva con sistema inteligente de sobrealimentación con turbo para altas y compresor eléctrico para bajas revoluciones, además de un alternador/arrancador integrado sin correas. Sólo pudimos echar el guante al S 500 y no podemos decir otra cosa más que es un prodigio de suavidad, dulzura y entrega progresiva. Curiosamente el volante vibra un pelín, y sí se nota una cierta imprecisión cuando pasas de exigir nada a todo, pero nada reprochable tampoco.
La caja de cambios automática de nueve velocidades 9G-TRONIC va asociada a todos los motores disponibles, tanto diésel como gasolina. Su tacto en funcionamiento automático es perfecta gracias a la actuación de doble embrague y sin fisuras ni tirones, sólo echamos un falta un tacto más humano en modo secuencial ya que acaba por intervenir y cambiar de marcha en el mismo punto que lo haría en modo automático.
En cuanto a las capacidades dinámicas hay que tener en cuenta que estamos hablando de un coche pensado para el confort extremo, y se nota. Los modos de conducción seleccionables (Eco, Comfort y Sport) afectan a la regulación de la suspensión, la dirección y el tacto del motor, pero ni en el Sport se vuelve un coche incómodo ni en el Eco aburrido.
Se trata de un vehículo de casi 2.000 kg sobre la báscula en su configuración más ligera por lo que su carrocería tendrá ciertas tendencias tangenciales, aunque bastante bien compensadas por un chasis absolutamente neutro y que transmite un aplomo soberbio.
S 350 d (4MATIC) | S 400 d (4MATIC) | S 450 (4MATIC) | S 500 | S 560 (4MATIC) | S 600 | Maybach S 650 | AMG S 63 4MATIC+ | AMG S 65 | |
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Combustible | Diésel | Diésel | Gasolina | Gasolina | Gasolina | Gasolina | Gasolina | Gasolina | Gasolina |
Configuración | Seis en línea | Seis en línea | Seis en línea | Seis en línea | Ocho en uve | Doce en uve | Doce en uve | Ocho en uve | Doce en uve |
Cilindrada | 2.925 | 2.925 | 2.999 | 2.999 | 3.982 | 5.980 | 5.980 | 3.982 | 5.980 |
Potencia | 286 | 340 | 367 | 435 | 469 | 530 | 630 | 612 | 630 |
Par motor | 600 | 700 | 500 | 520 | 700 | 830 | 1.000 | 900 | 1.000 |
Consumo mixto | 5,1 (5,5) | 5,2 (5,6) | 6,6 (7,0) | 6,6 | 7,9 (8,5) | 11,6 | 12,7 | 8,9 | 11,9 |
Emisiones | 135 (145) | 135 (147) | 150 (159) | 150 | 181 (195) | 270 | 289 | 203 | 279 |
Aceleración | 6,0 (5,8) | 5,4 (5,2) | 5,1 (4,9) | 4,8 | 4,7 (4,6) | 4,6 | 4,7 | 3,5 | 4,3 |
Clase S, un referente histórico de vanguardia en el lujo
La comodidad en cualquier tipo de situaciones es fantástica, filtrando los baches de la carretera, con un gran aplomo y un tacto de la dirección excelente. Si intentamos apretar el ritmo empieza a menearse un poco debido a las transferencias laterales de peso, pero el Clase S se defiende con la dignidad de un coche que es la estrella de la casa de la estrella (guiño).
Y sí nos encanta conducir, pero que te lleven de un lado para otro en la parte de atrás de un Clase S tampoco está nada mal, así que nos trasladamos hasta la segunda fila para probar los asientos posteriores. En configuración de cuatro plazas los asientos traseros son sin lugar a dudas una de las mejores opciones para viajar, palabrita.
La segunda fila de un Clase S es uno de los mayores placeres sobre cuatro ruedas que te puedas imaginar. En la versión corta en configuración de cinco plazas encontramos mucho espacio longitudinal, asientos confortables, mucha intimidad y gran cantidad de ajustes. Pero lo bueno está por llegar.
El asiento derecho en la configuración de batalla larga brutal, y no sólo pote tener mucho espacio para las piernas, que también. Los múltiples ajustes eléctricos para el asiento (también se puede manejar el asiento delantero derecho para hacerte hueco), reclinación, apoyo para los pies, masaje, mesa desplegable, pantallas con mando a distancia, auriculares inalámbricos, cortinas de ocultación eléctricas, techo panorámico... Lujo superlativo.
Mercedes-AMG S 63, la ultra-berlina de 612 CV
Por si no hubiera sido suficiente, también tuvimos la oportunidad de catar uno de los poco comunes Mercedes-AMG S 63 acompañado por su nuevo motor 4.0 V8 biturbo de 612 caballos. Por fuera puede parecer el mismo coche pero no hay manera humana de establecer una comparativa sin pensar que estamos ante un coche para millonarios con un toque de demencia.
Exteriormente no hay demasiados cambios, en la línea de los Mercedes más caros, y es que no le hace falta aparentar que es una versión deportiva. Paragolpes más generosos, llantas específicas, escapes, logos y algún detalle más serán lo único que delate a una de las bestias más feroces de Affalterbach.
En el interior algunos botones están recolocados para dejar paso a otros como los que activan la válvula de escape, el launch control o los ajustes de la suspensión. En realidad todo es diferente, recibiéndonos por unos acabados específicos, los escudos de AMG en la tapicería y un sonido nada más arrancarlo que ya nos avisa de que a su volante las emociones no van a ser tan apacibles.
A velocidades normales y por culpa del grandísimo trabajo que los alemanes han realizado a lo largo de los años afilando sus productos más refinados, el AMG S 63 se comporta de manera enérgica pero apacible. No pierde apenas ese regusto aburguesado del resto de versiones, sigue luciendo su arsenal tecnológico y mantiene intacto el cuidado al acompañante.
Sí, puede ser un gran gatito con un ronroneo más intenso, pero a poco que le busquemos las cosquillas habrá dos cosas que nos hagan olvidar que estamos sólo ante una berlina de lujo. Lo primero son sus poco discretos petardeos procedentes del escape, y lo segundo una demoledora patada capaz de lanzar a 100 km/h desde parado al S 63 en sólo 3,5 segundos. No en vano, es el Clase S más rápido, más aún que el S 65 con su V12.
El propulsor conserva la base del ocho cilindros en uve equipado en el S 560, pero recibe un tratamiento específico a base de una nueva pareja de turbos twin scroll, retoques en la cámara de combustión, una electrónica ajustada, una línea de admisión de mayor caudal y otros cambios que le permiten romper sin contemplaciones la barrera de los 600 CV.
Los frenos sobredimensionados, las suspensiones específicas, la transmisión por convertidor de par reforzada y con ajustes específicos... Todo es diferente cuando nos ponemos a jugar a los mandos del S 63. Donde antes había calma y sosiego ahora hay furia y rabia capaces de lanzar sus más de 2 toneladas contra las curvas a una velocidad que tu carnet no soportaría durante mucho tiempo.
Nuestro tiempo con el AMG S 63 se acabó antes de lo esperado, y es que tras su volante el tiempo pasa mucho más rápido. En cualquier caso y con ganas de volver a ponernos a sus mandos, o en sus asientos traseros. La brutalidad de este coche para hacerte uno con la tapicería del asiento es tan adictiva como te hace sentir que te lleven mientras lees el Financial Times en la parte de atrás.
La única pega que le encontramos a esta ultra-berlina es al mismo tiempo una virtud y es que pese a ser un AMG, el downsizing y las normas anticontaminación han provocado un sonido mucho más considerado con los vecinos que los anteriores y más salvajes AMG. ¿Nos gustaría que escupiera con más rabia? Pues sí, pero tampoco hay que ser escandalosos, así que quizá una válvula de escape con más diferencia entre abierta y cerrada podría haber sido la solución.
Precios Mercedes-Benz Clase S en Alemania
Modelo | Batalla corta | Batalla larga | Maybach |
---|---|---|---|
S 350 d | 88.638,75 | 89.911,25 | |
S 350 d 4MATIC | 88.446,75 | 91.719,25 | |
S 400 d | 89.398,75 | 92.672,25 | |
S 400 d 4MATIC | 93.206,75 | 96.479,25 | |
S 450 | 92.254,75 | 95.884,25 | |
S 450 4MATIC | 96.062,75 | 99.692,25 | |
S 500 | 102.560,15 | 105.344,75 | |
S 560 | 110.152,35 | 113.186,85 | |
S 560 4MATIC | 113.960,35 | 116.994,85 | |
S 600 | 165.951,45 | ||
AMG S 63 4MATIC+ | 160.293 | ||
AMG S 65 | 237.345,50 | ||
Maybach S 560 | 139.700,05 | ||
Maybach S 560 4MATIC | 143.508,05 | ||
Maybach S 650 | 200.568,55 |
Aún nos falta por conocer todo el abanico de precios para la nueva generación del Mercedes-Benz Clase S, pero nos podemos hacer una idea con el listado vigente en Alemania que tienes justo encima. Para los precios en el mercado español tendremos que desembolsar unos cuantos euros extra ya que el S 350 d 4MATIC comienza en los 102.300 euros (+15,66% con respecto al mercado alemán) seguido por el S 400 d 4MATIC por 105.950 euros (+10,29%) y el S 560 4MATIC por 135.250 euros (+18,68%).
Dejando al margen la envidia insana, debemos dar la enhorabuena a Mercedes-Benz por su creación, pero también a todos los que puedan permitirse disfrutar de un coche del calibre de la nueva Clase S. Es mucho más que un coche.