Vivimos el mejor atasco del mundo entre 356 Porsche, incluído el 911 GT2 RS

El pasado fin de semana, la filial Ibérica de Porsche organizó una reunión de clientes que pasará a la historia por ser la que ha conseguido congregar a más Porsche en la historia de la marca sobre suelo portugués, el Iberian Porsche Meeting.

En total 356 Porsche se dieron cita para disfrutar de diferentes etapas y pruebas de conducción desde Lisboa hasta el Algarve, en las cuales se incluían una Power Stage (tramo cronometrado cerrado al tráfico) e incluso una prueba de slalom en el Autódromo do Algarve. Hemos participado y te contamos desde dentro cómo ha sido el mejor atasco del mundo.

El Iberian Porsche Meeting comenzaba oficialmente el sábado 8 de julio en la localidad de Cascais, a sólo unos kilómetros de la siempre animada capital portuguesa donde por otro lado se celebraba el multitudinario festival de música NÓS Alive, que congregaba a miles de personas para ver la actuación de grupos como The XX, Foo Fighters, Depeche Mode o Imagine Dragons entre muchos otros.

Lisboa era por tanto un hervidero de gente llegada de todos los puntos del planeta, unos con ganas de disfrutar de la música en directo a orillas del Río Tajo y otros con ganas de disfrutar de la conducción de diferentes modelos Porsche durante más de 2.000 kilómetros. ¿Adivináis en cuál de los dos colectivos estábamos nosotros?

Madrid - Lisboa bajo un aguacero en el Porsche 911 Carrera 4 GTS

El Iberian Porsche Meeting comenzaba para nosotros un día antes que para la mayor parte del resto de participantes. En nuestro caso teníamos que hacer la ruta en coche desde Madrid hasta Lisboa para poder llegar a la salida, así que el viernes día 7 allí estábamos un compañero de Marca Motor y yo saliendo de Madrid con destino Lisboa al volante de lo más nuevo de Porsche, el Porsche 911 Carrera 4 GTS.

Era la primera vez que me ponía al volante de esta versión GTS, la cual monta el motor 3.0 sobrealimentado por dos turbos con 450 caballos, 30 más que las versiones Carrera S. Por suerte se trataba de la configuración con tracción a las cuatro ruedas, la cual nos ayudó a sobrevivir a dos fortísimas tormentas que nos cazaron por el camino convirtiendo la carretera en un auténtico río de agua.

La primera de ellas nos alcanzó a apenas 50 kilómetros de Madrid, con un fuerte granizo que hizo que temiésemos por la integridad de la carrocería. El aguacero y el diámetro del granizo eran tan intensos que muchos coches decidieron pararse a un lado de la carretera, pero nosotros pudimos seguir avanzando a una velocidad muy reducida de apenas 50 km/h y, en ese sentido, la transmisión a las cuatro ruedas era un apoyo muy a tener en cuenta.

Una vez que dejamos atrás la tormenta que pocos minutos más tarde descargaría sobre Madrid provocando grandes inundaciones, hicimos una parada en ruta a comer el clásico bocadillo en carretera sin perder mucho tiempo, ya que quedaba un largo trayecto por delante. Los consumos del coche estaban siendo muy moderados, el ordenador de abordo marcaba unos contenidos 9 l/100 km así que no era necesario parar a repostar antes de llegar a la frontera en el pueblo de Elvas.

Bocadillo rápido hasta que un rayo que cayó a escasos metros del bar dejándolo sin luz nos indicaba que, o bien reemprendíamos la marcha en breve o una nueva tormenta nos iba a coger. Montamos de nuevo en el Carrera 4 GTS y emprendimos la marcha a un ritmo algo más alegre tratando de pasar por debajo de las nubes negras sin que nos cazasen, pero fue inevitable.

Una nueva cortina de agua impedía ver más allá de un palmo por delante del coche, y eso nos obligó a reducir de nuevo mucho la velocidad de crucero. Fue entonces cuando nos empezamos a encontrar, precisamente bajo el diluvio, con los primeros participantes españoles que como nosotros se dirigían al Iberian Meeting, un 964 Targa de elegante color azul marino y un espectacular 911 GT3 RS de última generación habitual en los eventos en circuitos en nuestro país.

Un par de kilómetros más adelante, fue como si hubiésemos pasado del invierno más frío y cerrado al verano en plena ebullición. La carretera se secó, el sol apretaba con fuerza y unos más que agradables 30 grados nos dieron la bienvenida a Portugal. Cosas de viajar en verano.

Fue entonces cuando hicimos la primera parada para repostar, ya que tras 400 kilómetros el depósito del 911 empezaba a estar cerca de la reserva. Lamentablemente no nos acordamos de poner gasolina en España y lo hicimos en Portugal, donde el litro de Sin Plomo de 98 octanos estaba a 1,64 euros, bastante más que al otro lado de la frontera.

Llenamos el depósito y salimos por la fantástica autopista de peaje que une Elvas con Lisboa, en la cual el tráfico era prácticamente nulo. Eso nos animó a sacarle algo más de partido a los 450 caballos del Carrera 4 GTS y a jugar con sus 550 Nm entre 2.150 y 5.000 rpm a la hora de encarar las subidas y los adelantamientos a los vehículos más lentos.

Es realmente sorprendente el ritmo al que puedes viajar con total seguridad en un Porsche de este calibre en un país donde se respeta eso de que el carril izquierdo es para adelantar y el derecho es para los vehículos más lentos. Cuánto deberíamos aprender de nuestros vecinos.

El Carrera GTS lleva de serie la suspensión activa PASM (Porsche Active Suspension Management) que hace que la carrocería vaya 10 milímetros más baja que en un Carrera normal. Eso, unido a las descomunales llantas de 20 pulgadas hacía presagiar que los más de 600 kilómetros de recorrido podrían afectar al confort, pero lo cierto es que pudimos corroborar una vez más cómo en Porsche han conseguido desde las últimas versiones del 997, el compromiso óptimo entre confort y deportividad.

Llegamos a Lisboa en menos tiempo del que inicialmente habíamos previsto, a pesar del tráfico en la entrada del puente 25 de Abril. Esa noche tocaba acostarse pronto, ya que el día intenso estaba previsto para el sábado y habría que madrugar.

Un atasco de 356 Porsche

El sábado salimos a las 8 AM del hotel. La organización del Iberian Porsche Meeting había fijado como punto de partida la cercana Marina de Cascais, y allí estaba previsto que los participantes fuesen llegando escalonadamente: a las 8:30 los propietarios de Porsche 356 y Transaxle, a las 8:45 los de Porsche 911, 912 y 914, para luego dejar paso a los de Boxster/Cayman, Panamera y Super Cars. Sí, los Cayenne y Macan no tenían hueco en esta fiesta.

Los planes se desbarataron por completo, ya que a las 8:10 AM había una fila infinita de coches de todos los tipos esperando para acceder a la Marina de Cascais. ¿Estábamos en el mejor atasco del mundo? Se notaba que había muchas ganas de reunirse con el resto de la familia Porsche, comentar con el resto de propietarios y disfrutar del espectáculo que supone ver tantos supercoches juntos.

Para este segundo día habíamos elegido un Porsche 718 Boxster S con intención inicialmente de poder disfrutar de la ruta entre Cascais y Évora descapotados, pero la climatología sorprendió a propios y extraños al amanecer con un día frío y lluvioso, como si en lugar de en pleno verano estuviésemos en un día de invierno en mi querida Galicia.

Esa fina lluvia que no cesó en casi toda la mañana, no fue suficiente para que miles de aficionados que desde primera hora se agolpaban en los alrededores de la marina desistiesen en su empeño por ver los Porsche, todo un espectáculo. No era para menos, ya que había un nivel de coches descomunal, como puede apreciarse en la imagen en la que ni más ni menos que dos Porsche 911 Carrera RS 2.7 entraban al evento.

Entonces llegó una de las estrellas invitadas al evento, Mark Webber. Nueve veces ganador de Grandes Premios de Fórmula 1, piloto oficial de Porsche en las 24 Horas de Le Mans y actualmente embajador de la marca alemana, Webber nos iba a acompañar durante toda la jornada e incluso íbamos a tener ocasión de entrevistarle.

El otro invitado ilustre del día es apodado en la casa de Stuttgart como "Mr. 911". Hablamos de August Achleitner, VicePresidente la línea de producto 911 y 718, quien más sabe de los verdaderos deportivos de Porsche. Junto a el, un español, Roberto Gómez, ingeniero encargado de adquisición de datos en el 919 Hybrid que ha ganado las 24 Horas de Le Mans este mismo año también sería otro que nos acompañaría durante todo el evento.

Tras el briefing de la jornada, y mientras un espectacular Porsche 918 Spyder se unía al grupo de participantes destacando entre todos ellos, la caravana compuesta por 356 Porsche comenzó a salir de la Marina de Cascais, con destino Lisboa a través de la cercana localidad de Estoril y su precioso paseo marítimo.

Lo que podría haber sido un aburrido atasco, se convirtió en un auténtico desfile, un baño de masas para la marca y una oportunidad para deleite de las miles de personas que se agolpaban en las aceras de todo ese paseo marítimo, gracias a la colaboración de la policía que había cortado todos los cruces y desviado el resto del tráfico para que la carretera estuviese reservada solo por y para los Porsche.

Pensar en hacer algo así en España es imposible, pero en Portugal hasta la policía demuestra pasión por el automóvil y sirva como ejemplo el antiguo Porsche 356 de la policía portuguesa que también se acercó hasta el punto inicial con una pareja al volante.

Un Power Stage en Évora

Salimos de Lisboa en dirección a Évora, ciudad del interior que es Patrimonio de la Humanidad. A medida que nos alejábamos de la costa, el clima iba mejorando, las nubes y la lluvia se quedaron atrás y el sol comenzó a brillar.

El ritmo en las autopistas portuguesas era alto, pero allí la persecución a los conductores no es tan descarada como en España, lo cual permitía aprovechar esos 350 caballos del 718 Boxster S al que tan bien le sienta el motor de cuatro cilindros turbo.

En Évora, control horario y nos dirigimos al aeródromo de la localidad, donde muchos paracaidistas disfrutaban de la sensación de saltar desde un avión y de las vistas de toda la caravana de Porsche alineados en el aparcamiento.

Tras la comida en el aeródromo, llegaba uno de los puntos fuertes de la jornada. La organización había montado un Power Stage, un tramo cerrado de carretera por el centro de Évora. Con punto de salida, vallas a los lados de todo el recorrido y un arco final en el que había que entrar a toda velocidad al tratarse de llegada lanzada, el plan era de lo más apetecible.

Después de una larga espera, llegó nuestro turno. Pusimos la capota al 718 Boxster S porque así nos lo ordenó el comisario de salida, giramos el "manettino" a la posición Sport Plus, pisamos a fondo el freno y el acelerador y comenzó la cuenta atrás. Cuando el comisario levantó la mano salimos disparados hacia adelante con un launch control de esos que son tan fáciles de hacer en un Porsche con PDK que hasta un niño pequeño podría hacerlo.

El recorrido comenzaba con una rotonda muy amplia a la que había que dar una vuelta completa para luego encarar un tramo en subida que, a su vez, terminaba en otra rotonda. El truco en este caso era que la rotonda debía tomarse en el sentido inverso, y aunque me había repasado antes de la salida el recorrido que íbamos a hacer, lo cierto es que cuando llegué a ella no había caído en ese sentido contrario.

Por suerte mi copiloto me lo cantó y pude corregir el error sin más que un poco de derrapaje del eje delantero cuando la dirección hizo tope. Ya sabía que mi tiempo no iba a ser precisamente competitivo, así que decidí balancear un poco el coche para descolocar la trasera y, al menos, dar algo de espectáculo a los cientos de personas que esperaban bajo un calor soporífero el paso de los coches.

De esa rotonda a una recta infinita en la que una tras una fuimos subiendo marchas hasta llegar al final cuarta a fondo a una velocidad más que considerable. Una vez más la tercera rotonda debía hacerse en sentido contrario al habitual, y ante los ánimos de los espectadores, es fácil perder la cabeza y hacer lo que yo hice, trazarla derrapando y dejando bien marcados los neumáticos posteriores sobre el asfalto.

A la salida de la rotonda pie derecho a fondo, encaramos la larga recta final adoquinada sobre la que estaba instalado el arco de meta. Por desconocimiento y por no haber revisado el briefing del Power Stage, dudé si había que parar en el arco de meta o pasarlo a fondo, así que ahí volví a perder unos cuantos segundos. "Era a fondo Héctor", me gritó Javier Arenas como si fuese Luis Moya en su época con Carlos Sainz.

Finalmente era llegada lanzada, pero da algo de respeto pasar por el arco a más de 150 km/h en una calle semi adoquinada, sobre todo viendo que a apenas 50 metros había una rotonda en la que, eso sí, un policía tenía cortado el tráfico al resto de conductores.

Sin más encaramos la IP2 en dirección al sur, al Algarve por el interior del país. Por suerte la red de carreteras de Portugal ha mejorado considerablemente con el paso de los años y esta nacional era un buen ejemplo. A pesar de la evolución de las infraestructuras, lo que no cambian ni se pierden son las buenas costumbres, como facilitar los adelantamientos a los coches que vienen por detrás o incluso a los que vienen de frente apartándose al arcén. Una vez más, cuánto nos queda por aprender de Portugal.

Al anochecer estábamos llegando al hotel, situado a escasos 15 kilómetros del Autódromo do Algarve, probablemente el circuito más espectacular de toda la Península Ibérica y de toda Europa, donde esa noche nos esperaría una sorpresa.

La bestia ha llegado, con nosotros el Porsche 911 GT2 RS

Después de una agradable cena de todos los participantes en el Iberian Porsche Meeting, Tomás Villén, CEO de Porsche Ibérica comenzó un discurso en el que agradeció la participación de toda la familia de entusiastas Porsche en el evento, y repasó uno por uno los logros de la marca tanto a nivel de lanzamiento de nuevos modelos en los últimos años como los últimos éxitos en competición que han conseguido.

Pero a su derecha, escondido tras una funda, había un modelo que iba a ser desvelado. Llegado directamente del Goodwood Festival of Speed, allí estaba una de las dos unidades pre-serie del novísimo Porsche 911 GT2 RS, la nueva bestia de 700 caballos que se convierte en el Porsche 911 más potente de toda la historia.

El coche fue descubierto con un espectáculo de luces y música acorde con la importancia que tiene, y los clientes y periodistas que allí estábamos pudimos comprobar cómo el GT2 RS asusta con su presencia a todo el que lo contempla.

Al día siguiente, mientras los participantes en el Iberian Porsche Meeting disfrutaban de actividades en pista, pudimos estar un rato admirando el coche en persona antes de que se lo llevasen de vuelta a Alemania en un camión. Incluso la bestia nos deleitó con su ronco sonido, que supuso un punto y final perfecto para un evento de esos que generan fidelidad de marca entre los participantes.

Porsche Ibérica consiguió reunir 356 Porsche en el primer Iberian Porsche Meeting, pero aseguraban que podrían haber sido más de mil si hubiesen aceptado todas las solicitudes. Éste era solo el primer año de vida de este evento, pero ya estamos deseando que llegue el siguiente. Porque por desgracia, si no tienes un Porsche en propiedad, no es habitual poder hacer más de 2.000 kilómetros en un fin de semana al volante de un Porsche 911 GTS como hicimos nosotros, y menos aun poder sacarle todo el partido en un tramo cronometrado cerrado al tráfico, una experiencia inolvidable.